martes, 2 de diciembre de 2014

Cuando todo el cuerpo es una zona erógena

Los placeres sexuales son variados y activan todos los sentidos: si el tacto es indispensable, la vista funciona como detonador y reactivador. Las dos personas están lo suficientemente cerca una de la otra para sentir el olor corporal mutuo. La boca y la lengua pueden degustar el cuerpo del compañero. La voz y el ruido de la respiración acompañan el intercambio e intensifican la emoción. Todas las partes del cuerpo se ven implicadas durante el juego sexual.


Las principales zonas erógenas

 Cuando todo el cuerpo es una zona erógena
© Thinkstock
Podemos llamar así a los órganos cuya excitación es necesaria y suficiente para lograr un orgasmo.
En el hombre, la zona erógena primaria se limita al pene; la piel que lo recubre ejerce un roce clave sobre el glande durante los movimientos de masturbación o de penetración. El glande también se excita en la penetración gracias al roce contra el fondo de la vagina.
En la mujer, la zona erógena primaria comporta dos polos: el clítoris y la vagina. El clítoris se excita a través de las caricias o de la fricción, mientras que la vagina apenas tiene receptores del tacto. Pero la vagina es sensible a la obstrucción sanguínea y a las contracciones de los músculos de su pared, así como a las reacciones musculares que ciñen su base. Es este conjunto complejo el que se pone en marcha durante el orgasmo obtenido únicamente mediante la penetración, es decir, sin estimulación clitoriana.

Las zonas erógenas secundarias

estimulación provoca la excitación de las zonas erógenas primarias; además, participan del placer sexual intensificando y enriqueciendo la excitación. A pesar de su importancia, no son fundamentales en la obtención de un orgasmo y, en algunas ocasiones de mucha excitación o cuando se quiere obtener placer rápidamente, solo o en pareja, hombres y mujeres saben hacer uso de ellas para ir directamente al grano…
En el hombre, la zona erógena secundaria incluye la zona desde el pene hasta el escroto, la parte interna y superior de los muslos, el perineo y los alrededores del ano. La zona secundaria está, pues, íntimamente ligada a la primaria. Los pezones también pueden ocupar un lugar importante.
En la mujer, esta zona comprende toda la piel y las mucosas que van desde el pubis hasta el surco entre los muslos, pasando por los labios mayores y menores, la entrada de la vagina, el perineo y el ano. La zona comprende también los pecho y, particularmente, el pezón. Estas zonas se excitan con las caricias y el roce.

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