viernes, 3 de junio de 2016

Ecosexualidad. Cuando la Tierra es nuestra amante, no nuestra madre

A medio camino entre la manifestación artística y el activismo ecologista, la ecosexualidad defiende una sexualidad en unión con la naturaleza.

Últimamente, el movimiento ecosexual ha ganado mucha popularidad.

Defienden el naturismo, el uso de preservativos, lubricantes y juguetes sexuales biodegradables y el goce en comunión con el medio ambiente.

Se busca que las personas tengan una conexión más fuerte con la naturaleza. 

La ecosexualidad consiste en una meditación y una forma de relacionarse con la naturaleza, más que sexo como habitualmente lo conocemos. Los ecosexuales, término acuñado por los artistas Beth Stephens y Annie Sprinkle en el 2014, ven a la naturaleza como una amante, no como una madre, y por eso sienten una conexión más fuerte, más primitiva, con ella.

“Ecosexual Bathhouse”

Esta nueva propuesta quiere que los visitantes experimenten esa cercanía, y, aunque al principio les parece raro y se ponen nerviosos, la reacción ha sido mayormente positiva.

"Algunas personas se han quedado por mucho tiempo", explican los artistas, "la mayoría sale con una nueva energía y muy relajados, otros quieren que la instalación sea más grande y algunos se han sentido identificados con la ecosexualidad".

" Convertir lo ordinario en algo extraordinario", es la misión de la instalación, que forma parte del festival de arte australiano "Next Wave". “Creemos que el cerebro es el órgano sexual más grande y que si aplicamos nuestra imaginación y nuestra capacidad de inmersión en el ambiente, podemos aprender a amar la tierra y respetar la diversidad y la complejidad que existe a nuestro alrededor cada día”, señalan.



En la Ecosexual Bathhouse los visitantes pueden tener sexo y hablar a sus objetos del deseo: flores de distintos tipos, polen, tierra. Al terminar puedes limpiarte en el sauna y entrar a una habitación para descansar y escuchar el ruido de una tormenta.

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