domingo, 22 de junio de 2014

Hospital chino instala máquina extractora de semen


Como salida de una película futurista, este extractor de esperma automatizado está siendo utilizado por primera vez en el hospital de Nanjing, capital de la provincia de Jiangsu, en China.

La máquina, parecida a una expendedora de refrescos, cuenta con un tubo masajeador que puede ajustarse a la altura del usuario. En la pantalla de la parte superior visualizan vídeos a elección del 'paciente'.


La idea es facilitar la donación de esperma (como si los chinos tuvieran problemas para “depositar” el esperma manualmente…).




viernes, 20 de junio de 2014

Las 10 carreras universitarias con más sexo

Si a veces te preguntas qué pasa con tu vida privada y por qué no te toca ni por si acaso, quizás sencillamente te equivocaste de carrera. Aquí las 10 carreras en donde se pasa malito.


El sitio studentbeans.com llamó a los universitarios a completar este interesante estudio. La idea es comprender que carreras universitarias eran las que tenían más encuentros extracurriculares en el catre. Las razones finales son poco importantes, pero los resultados llaman la atención.

10- Ciencias Sociales

Los cabros de las carreras humanistas buenas para el blabla se quedan con el décimo puesto con 4,05 parejas por año.

9- Educación Física

Esperable que estuvieran más arriba. Los trabajados y movidos estudiantes del deporte y el cuerpo quedan penúltimos en el top ten con 4,16 parejas por año.

8- Ingenería en Mecánica

A puro giro de tuerca y métele juntando engranajes, los cabros del metal quedan octavos con 4,24 parejas por año.

7- Negocios

Nada más power que el poder de la negociación y en este caso la oferta y demanda los lleva a 4,31 parejas por año.

6- Ingenería Eléctrica

Chispas van, chispas vienen. Tanta conexión los lleva a 4,35 parejas por año.

5- Agronomía 

Florcitas, campo, harta tierra, estilo telenovela venezolana de campo, los buenos para el huerto se plantan en el top five con 4,44 parejas por año.

4- Turismo 

Hay que ser social, atender bien al cliente y hacerlo pasar el mejor rato de su vida. Con puras visitas programadas y otras extremas, turismo queda cuarto con 4,56 parejas por año.

3- Marketing

Vendiendo la pomada, convenciéndote de los valores de sus capacidades y diferenciándose de la competencia se preocupan de quedarse en el top of mind de su público objetivo.  Tanto trabajo les ha llevado al tercer lugar con 4,57 parejas por año.

2- Trabajo Social

Nada más sensual que ayudar a otros.  Las personas de bien parecen tener una atracción lana y especial sobre el resto poniendose en el segundo lugar de la lista con 4,7 parejas por año.

1- Economía

 
Si la bondad de trabajo social los dejó segundo, los calculadores estudiantes de economía se han peinado con la demanda y saben cuando hacer la oferta para manejar bien la curva y saber cuando meter la inversión en el momento y lugar adecuado.  Estos Burns en potencia quedan número uno en la lista con 4,88 parejas por año.

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martes, 10 de junio de 2014

Cosas que los hombres no soportan en la convivencia con la mujer (y viceversa)


La experiencia de la paternidad ha llevado al actor Nancho Novo a reflexionar, con mucho humor, en El Cibernícola (Temas de Hoy) sobre uno de los grandes retos a los que se habrá de enfrentar el hombre del futuro, y que no será otro que intentar ponerse a la altura de las mujeres. El autor, que tras cinco temporadas de éxito continúa representando sobre el escenario un monólogo con el tema universal de la guerra entre los sexos, ha publicado un manual de instrucciones para entender “a esos extraños seres” que, en su opinión, quizá no sean tan fuertes, tan altos ni tan veloces como los hombres, pero que, sin duda, parecen más listos.
Vivir en pareja presenta una única dificultad. Pero es muy gorda. Y es que hay cosas de la vida cotidiana que, intrínsecamente, las mujeres nunca soportarán de un hombre. Y al revés también.

¿QUÉ NO SOPORTAN LOS HOMBRES EN LA CONVIVENCIA CON UNA MUJER?

Que se metan en nuestras cosas
A la mujer hay que reforzarle el ánimo, al hombre, el ego
Tanto en las materiales como en las mentales. Igual que detestamos que nos toquen el desorden controlado de nuestra mesa de trabajo, de nuestro taller, de nuestro estudio o lo que sea que cada uno tenga como Santa Sanctorum en su casa, de ese mismo modo nos resulta intolerable que indaguen en nuestras trifulcas mentales, en nuestros desánimos y desvaríos. No descubro nada nuevo si afirmo con absoluta rotundidad que el inefable ‘¿en qué piensas, cariño?’ nos saca de quicio hasta límites que nos impelerían a responder con una grosería si no fuese porque sabemos que eso no estaría bien.
Sentirnos controlados
Obviamente, si a cada momento tu pareja quiere saber qué estás haciendo o pensando, uno puede llegar a pensar que se ha casado con un miembro de la Gestapo. No es así. Insisto en que no lo hacen por controlar. Bueno, sí por controlar, pero no en el sentido de tenernos controlados para podernos manejar, que es la paranoia que nos entra a nosotros.
Que nos reconvengan todo el rato
Sobre todo que nos achaquen una presunta pasividad para todo. Reconozcamos que, en ocasiones, no tan presunta. Hay una frase muy recurrente de la mujer a su pareja: “Anda, hijo, que te cuesta más hacer cualquier cosa”. Muchas veces es verdad. Sí, no pongas esa cara.
A veces, en casa, hacemos menos avío que un cenicero en una moto. Pero muchas otras veces, hacer “cualquier cosa” puede ser que te pongas a colgar unas cortinas en el momento que a ella le apetezca sin contar que tú podrías estar haciendo, en ese momento, algo mucho más importante, como resolver el Sudoku de grado difícil que te tiene atascado desde hace tres días, o viendo las repeticiones de los goles del día anterior desde unas cámaras superlentas instaladas en el cogote del árbitro.
Que nos hagan ir con ellas a Mercadona
Los hombres damos por hecho y admitido que la psique es anárquica, independiente y puñetera
Ir de compras, en general, a los hombres no nos hace mucha gracia. Hablamos en general, repito por enésima vez. Pero a hacer la compra sí vamos, cuando vivimos solos, básicamente porque hay que comer. Y sabemos hacer nuestra compra, que es rápida, metódica dentro de su aparente anarquía: vas a toda leche por los pasillos con el carrito derrapando en las curvas y vas dejando caer sobre él todo aquello que se ajuste a tus apetencias y tu poder adquisitivo. Suele ser siempre lo mismo:congelados y cervezas (admito que este mito se derrumba poco a poco y cada vez somos más los hombres cocinillas, pero seguimos en minoría).
Que quieran compartirlo todo
¿No te has fijado en que cuando vas a un restaurante con tu chica nunca pedís el mismo plato? Es curioso. Ella siempre se empeñará en que pidáis cosas diferentes. ¿Por qué eso? Porque para ellas una relación tiene utilidad y fundamento en compartirlo todo.

¿QUÉ NO SOPORTAN LAS MUJERES EN LA CONVIVENCIA CON UN HOMBRE?

Que las ignoren cuando hablan
Y no es que lo hagamos, pero muchas veces lo parece. No olvides que la conquistaste haciéndolo ver que era lo más importante de tu vida, haciéndole creer que era el centro del universo. Y, de repente, se ve convertida en un mobiliario más de tu edificio emocional. Ten en cuenta que las mujeres, de serie, son más inseguras que nosotros. Sobre todo en el terreno emocional. A la mujer hay que reforzarle el ánimo; al hombre, el ego.
Que no mostremos interés por hacer el nido
Una mujer ha de hacer de su casa algo muy personal. Un rincón único donde instalar el amor. Su casa ha de ser especial, con un sello propio, aunque al final vayan casi todas a comprar a Ikea, y a la hora de decorar siempre busquen imitar algún detalle muy bonito que vieron en casa de alguna amiga, o en alguna foto de una revista. A los hombres, en general, eso nos trae al pairo. Y ellas lo interpretan como una falla, una grieta en nuestro amor, al no mostrar interés por hacer el nido.
Que esté siempre puesto el fútbol en la tele
Una mujer ha de hacer de su casa algo muy personal. Un rincón único donde instalar el amor
A la mayoría de las mujeres, el soniquete del fútbol les molesta en extremo. Por varias y justificadísimas razones: primera, le recuerda a la infancia y los momentos de aislamiento a que se veía sometida por parte de su padre, que pasaba de quererla muchísimo a ignorarla por completo cuando empezaba el fútbol. Segunda, porque mientras hay fútbol ya no se puede hacer otra cosa en casa que no sea ésa: ver el fútbol. Tercera, porque una vez comienza ese sonido, su chico desaparece de su vida, es abducido a una cuarta o quinta dimensión y no se puede contar con él para nada durante las siguientes dos horas. Cuarta, porque el fútbol es un coñazo y además lo ponen a todas horas.
Que dejemos las cosas por ahí. El desorden
Eso las saca de quicio. No creo que tenga ninguna explicación antropológica, ni bíblica. Es un asunto educacional y lúdico. De pequeñas ya jugaban a ordenar cosas. Hay una explicación psicológica que no está avalada por ningún estudio. Es una paja mental mía. Yo creo que las mujeres necesitan mucho orden en su entorno porque les cuesta más que a nosotros sobrellevar su propio desorden emocional. Los hombres damos por hecho y admitido que la psique es anárquica, independiente y puñetera. Sabemos que no se puede controlar y convivimos con estos desórdenes como quien pasea a su mascota.
Las fugas de gas
Un cuesco, un eructo, para nosotros no es más que una anécdota jocosa. Para ellas es un escarnio. Coño, imagínate que te lo hiciera ella. De entrada,perdería todo el sex-appeal. ¿Cómo vas a desnudar un cuerpo capaz de emitir semejantes pestilencias? ¿Qué morbo te va a dar explorarlo, si sabes que en cualquier momento, de uno de sus orificios puede salir una fuga que ríete tú de la Chernóbil? Pues aplícate el cuento. Para esto los tíos somos demasiados laxos. Y no mola. 
ElConfidencial

Razones para ser actriz porno

¿Qué hay de cierto en el estereotipo que afirma que detrás de toda actriz –o actor– pornográfico hay un largo historial de traumas infantiles, vida disoluta y, en algunos casos, abusos sexuales? Linda Lovelace vio cómo su madre le obligaba a dar en adopción a su hijo, al que no volvería a ver jamás, y se dedicó a la prostitución antes de protagonizar Garganta profunda (Deep ThroatGerard Damiano), una historia que se ha enarbolado para defender que la pornografía es un submundo para inadaptados.
No obstante, cada vez más actrices reivindican su derecho a haber elegido su carrera profesional sin que ello las convierta en unas fáciles o unas perturbadas. Es la historia de Asa Akira, que se enorgullece de haberse convertido en una estrella del porno. No es la única, y ahí están otros casos como el de Sasha Grey o Belle Knox para recordarlo.
La tesis de los 'juguetes rotos' no parece corresponderse con la realidad
La sociología se ha preguntado recientemente por las razones que realmente conducen a una mujer a convertirse en actriz porno. Es la respuesta a la que intentó responder un estudio llamado «Why Become a Pornography Actress?» y publicado en el International Journal of Sexual Health. En él, se preguntó a 176 actrices por su motivación para trabajar en la industria, sus preferencias y los puntos más negativos de su trabajo.
Como cabía esperar, el dinero ocupaba la primera posición, y no porque sean unas materialistas, sino porque suele ser la principal razón por la que todos los trabajadores –pornográficos o no– se desplazan a su puesto de trabajo cada mañana. Le seguía el sexo, una actividad percibida como positiva y placentera por dichas intérpretes. A continuación presentamos la lista entera.


La encuesta no sólo se centraba en las razones para tomar la decisión, sino que también se pedía una valoración de los aspectos positivos y negativos de su trabajo. Entre los primeros se encontraban el dinero, la gente y, una vez más, el sexo. Entre los segundos se hallaban la gente (repitiendo), las enfermedades de transmisión sexual y la explotación.
Otro estudio realizado por el mismo grupo de investigadores, que cuenta conJames D. GriffithSharon MitchellChristian L. HartLea T. Adams y Lucy L. Gu entre sus filas, señaló que la tesis de los “juguetes rotos” (es decir, que estas decisiones personales son el producto de una vida truncada) está muy desencaminada. “Los estereotipos han sido usados para apoyar o condenar la industria y para justificar visiones políticas sobre la pornografía, aunque las cualidades individuales de las actrices son desconocidas porque no hay ningún estudio”, explicaban.

“Algunas descripciones de las actrices pornográficas han incluido atributos como la drogadicción, el desamparo, la pobreza, la desesperación y ser víctimas de los abusos sexuales”. Sin embargo, los resultados mostraron algo muy diferente: las actrices no sólo no encajaban en dicho perfil en la mayor parte de los casos, sino que, por lo general, podían presumir de tener mayores niveles de autoestima, de espiritualidad, de satisfacción sexual, de apoyo social y de positividad que el grupo de mujeres con otras dedicaciones que habían consultado.
No todo eran buenas noticias, claro está. Estas actrices tenían más probabilidades de haber sufrido abusos durante su infancia, así como dehaber probado hasta 10 variedades de drogas a lo largo de su vida. El trabajo tiene sus exigencias y sus problemas, por lo que alrededor del 40% de ellas estaba soltera, aunque más de un tercio mantenían una relación estable de pareja.
¿A qué perfil respondían estas actrices? El estudio listaba una serie de características más o menos compartidas: se identifican como bisexuales; tuvieron su primera experiencia sexual a una edad muy temprana; habían tenido un mayor número de parejas sexuales que la media; y manifestaban una mayor preocupación por las enfermedades de transmisión sexual y un mayor disfrute de la experiencia sexual.
Ellos también quieren
¿Qué ocurre con los hombres? Su imagen dentro de la industria es mucho más positiva, y encaja con cierto estereotipo machista que sugiere que una actriz porno es una pobre descarriada y, el hombre, un triunfador. Ello se refleja en algunas de las respuestas que se recogen en otra investigación realizada, cómo no, por el mismo grupo de investigadores y denominada«Pornography Actors: a Qualitative Analysis of Motivations and Dislikes», publicado en el North American Journal of Psychology.
Muchos actores porno reconocen haberse decantado por dicha profesión como una alternativa al desempleo
Las respuestas proporcionadas por los hombresno eran tan diferentes de las de las mujeres. En lo alto de la lista de sus motivaciones figuraba, de igual manera, el dinero y el sexo. Como explicaban los autores, “dos categorías lógicas porque la gente trabaja para que les paguen y muchos hombres ven atractiva una profesión que consiste en tener sexo con mujeres”.
Más llamativas eran las razones que les seguían: el networking, es decir, la posibilidad de conocer gente (“cuando los conocí se mostraron tan amistosos que me di cuenta de que me aceptaban como era”); la curiosidad (muchos accedieron a la industria tras recibir una propuesta de un productor); e, incluso, una interesante oportunidad laboral en un panorama de desempleo. 

Eros agoniza y el pensamiento llega a su final


Uno de los ensayos que mejor acogida está teniendo en España es La agonía del Eros (Herder editorial), la obra del filósofo de la Universidad de las Artes de Berlín Byung-Chul Han. En ella, el pensador alemán de origen coreano parte de las teorías sobre la forma en que seleccionamos hoy a nuestras parejas descritas por la socióloga Eva Illouz para señalar cómo el amor está amenazado por algo más que la libertad sin fin y las enormes posibilidades de elección.
Antes, argumenta Illouz, estábamos ligados a nuestro entorno, de forma que el número de partenaires que podíamos conocer era limitado; hoy existen muchísimas más posibilidades de elección gracias a internet y eso, entre otros factores, nos ha hecho mucho más utilitaristas. Para Han, el problema va mucho más allá, ya que vivimos en una sociedad narcisista, donde la libido se invierte en la propia subjetividad y el mundo se presenta sólo como una proyección de sí mismo. Esa “erosión del otro” es la que mata al Eros, porque el narcisista no puede encontrar nada fuera que sea distinto de sí, y por lo tanto no hay nada que pueda amar.
La mejor prueba de esa erosión del otro está en el porno, que es la antípoda del Eros porque aniquila la sexualidad misma. Bajo este aspecto, dice Han, es incluso más eficaz que la moral: lo obsceno en el porno no es el exceso de sexo, sino que allí no hay sexo. La sexualidad hoy, no está amenazada por aquella razón pura que, adversa al placer, evita el sexo por ser algo sucio sino por la pornografía.
Esa ‘erosión del otro’ es la que mata al Eros, porque el narcisista no puede encontrar nada fuera que sea distinto de sí, y por lo tanto no hay nada que pueda amar
El porno es expresión exacta del narcisismo típico de nuestra época, que es el correspondiente a una “sociedad del rendimiento”. Antes, la palabra mágica era “deber”: estábamos constreñidos por lo que teníamos que hacer, obligaciones morales cargadas de prohibiciones; hoy, dice Han, estamos obligados a “poder”, esto es, a rendir, a conseguir resultados, a llegar más allá. Esta actitud, que es muy evidente en lo laboral, es también constitutiva de nuestras relaciones afectivas. Según Han, el amor se positiva hoy como sexualidad, una operación que está sometida a su vez al dictado del rendimiento y donde el cuerpo equivale a una mercancía. Tenemos que rendir sexualmente hasta satisfacernos al máximo. En ese contexto, el deseo del otro es reemplazado por el confort de lo igual.
Las causas del desencanto
Insistir en el rendimiento no puede más que hacernos caer en la decepción, tan frecuente en la sociedad actual. Para Han, la principal causa del desencanto no es el aumento de las fantasías sino que las elevadas expectativas. Queremos rendir, disfrutar al máximo, con lo cual no es extraño que la realidad venga después revestida de un aire decepcionante. Pero eso no tiene nada que ver con la fantasía (“el porno, que en cierto modo lleva al máximo la información visual, destruye la fantasía erótica”), sino con la ausencia de una negatividad que nos obligue a salir de esa dinámica repetida.Sólo la aparición del Eros, que es la aparición del otro, rompe con esa tarea contable y mecánica. Sólo la existencia de un otro no instrumentalizable puede sacarnos de ahí, afirma Han.
Byung Chul Han. (Ed. Herder)Byung Chul Han. (Ed. Herder)
Los males que aquejan al amor y al Eros no permanecen sólo en el terreno de los sentimientos y las experiencias sexuales, sino que tienen también su traducción en el ámbito del intelecto. Según Han, el pensamiento calculador, que es el que carece de esa resistencia que introduce la mera existencia del otro, se convierte en repetitivo y aditivo y nos conduce directamente hacia el final de la teoría.
Han cita a Chris Anderson, jefe de la revista Wired, y su afirmación de que el desarrollo de los datos masivos o big data hace superflua la teoría. La misma idea siguen el profesor de Oxford Viktor Mayer-Schöngerger y del editor de datos de The Economist Kennet Cukier (Big data, la revolución de los datos masivos, Ed. Turner) con la llegada de los datos masivos nos alejamos de la tradicional búsqueda de la causalidad.
El fin de la teoría
Como seres humanos hemos sido condicionados para entender el mundo a través de los porqués, y a tratar de gestionarlo desde ese conocimiento causal. En un mundo de datos masivos ya no nos es necesario, sino que podemos actuar a través de algo mucho más útil, como son las correlaciones. Se trata de medir las distintas variables relacionadas en un fenómeno y poner los datos en común. De ese modo, y a través de los mecanismos analíticos digitales, descubriremos qué es lo que pasa aunque no sepamos por qué. “Las correlaciones no nos dicen la causa de lo que ocurre, pero sí nos alertan de que algo pasa”, aseguran Mayer y Cukier.
Las correlaciones no nos dicen la causa de lo que ocurre, pero sí nos alertan de que algo pasa
Imaginemos que podemos medir los datos de los días previos de las ciudades que sufrieron un terremoto. Hasta la fecha, lo que tratábamos de hacer era entender qué ocurría, buscar una explicación a partir de la cual comprender el fenómeno y prevenir futuras desgracias. Ahora no: simplemente debemos cruzar los datos disponibles, pulsar enter, y esperar que la máquina nos ofrezca correlaciones. Si hay variables que se repiten en todos los casos, sabremos ya que algo está ocurriendo aunque no lo entendamos. Algunas de ellas pueden tener sentido, otras no, pero nos da igual. Si en todas las ciudades el gasto energético estaba en un pico alto o si era la misma hora del día o si sus alcantarillas estaban llenas, no entraremos a valorar por qué ocurre eso, sólo tendremos en cuenta que eso ocurrió cuando se produjo la catástrofe.
Para Han esto es un error porque “no hay un pensamiento llevado por los datos. La ciencia positiva, basada en ellos, que se agota con la igualación y la comparación, pone fin a la teoría en modo amplio… La ciencia positiva, guiada por los datos, no produce ningún conocimiento o verdad”. Para Han, lo que nos ofrecen son informaciones, pero eso no supone ningún conocimiento en sí mismo, porque éstas no cambian ni anuncian nada y por lo tanto carecen de consecuencias. Sin embargo, “el conocimiento, cuando le precede una experiencia, puede conmover hondamente lo que ha sido en conjunto y hacer que comience por algo diferente”. Los datos no nos sacan del "infierno de lo igual", necesitamos de la teoría y del pensamiento para eso. 
Fuente:ElConfidencial

lunes, 9 de junio de 2014

Sexo, ¿y después qué? (para ellas)


Los estudiosos de la conducta humana alrededor del mundo y sobretodo en la materia emocional, tienen un interés justificado en un momento clave en el contacto entre dos personas, y es la mañana después de pasar la primera noche juntos. Independientemente de la calidad de la relación sexual, que ya es un detonante definitivo: Si va bien, pasamos a la segunda parte, si va mal, seguramente no haya ni siquiera segunda parte. Así que vamos a suponer que va bien y pasamos al punto B: Abrimos los ojos acompañados, bien en nuestra casa o en la de él (el “como abordar la mañana después” para hombres, vendrá en el próximo artículo, no os desesperéis). 
Se trata de un momento crucial en el que dos mundos colisionan, salen a la luz los cuerpos sin maquillaje, sin ropa favorecedora. Las pequeñas manías, las rutinas diarias, el entorno natural… Es en este instante cuando realmente cuaja una relación o se queda en un polvo de una noche. Así que ahí van algunas cosas fundamentales que estudios, encuestas y situaciones personales me han dejado bien claras.
despues del sexo

La mañana después del sexo, ¿Qué hacer?

1.     El espacio vital: Yo soy una mujer peculiar. Cuando termino de tener una relación sexual, e incluso en la mañana después, quiero mi espacio,  soy de las que echa un polvo y se levanta desnuda a mirar por el balcón porque quiere disfrutar un poco de intimidad. La mayoría de chicas son todo lo contrario. Quieren arrumacos, mode “lapa” on y “Mímame, que estoy postorgásmica y necesito contacto”.La mañana después para muchas de nosotras es un: “Abrázame, dime cosas, habla conmigo.” Los hombres pueden agobiarse mucho si te pegas a ellos en la cama y empiezas a contarles tu vida nada más despertar. Una buena idea es, dar un mensaje corporal positivo: Mírale, enfoca tu cuerpo hacia él, inicia algún roce casual mientras interactuas… Pero no invadas su perímetro de seguridad.Coméntale lo bien que estuvo lo de anoche y a partir de su reacción (¡Eh! Quizá es él quien te abraza y te hace un ataque canelón, todo es posible) responde. Ya sabéis que aunque estén shockeados de amor tienen una inconsciente fobia al compromiso que les cuesta asumir. Dadles tiempo a que la superen.
2.     El hábitat natural: Si estás en tu casa y es él el extraño la cosa es menos complicada, a no ser que vivas en un vertedero o tengas el síndrome Diógenes, los hombres suelen ser mucho menos puntillosos si te has dejado unos platos sin fregar en la cocina. Si estás en casa de él, por el contrario, hay varias opciones: Que su casa sea de revista de decoración (poco probable), que sea una casa normal con un orden aceptable (lo habitual) o que sea un caos con un cadáver de pizza en medio del salón. En el peor de los casos deberemos diferenciar si él ya podía esperar que acabaseis allí, en cuyo caso ya te debes plantear donde te metes, o si ha sido un calentón fortuito, en cuyo caso siempre puedes darle el beneficio de la duda: Todos tenemos un mal día y no nos apetece poner la casa en orden. Sobre todo no te pongas a hacer comentarios en plan mamá, sobran y echan para atrás.

3.      ¡Y yo con estos pelos! : No,  no vas a estar igual de mona que la noche anterior.  Pero en serio, ¿Qué te va a ver que no te haya visto ya? ¿Vas a salir de la cama tapándote con la sábana hasta la barbilla? Ni tus rodillas son horribles ni tienes los tobillos gordos. Como ya he dicho mil veces, siéntete sexy y te verán así. No tiene más. Si tienes algún complejo con el aliento, o alguna cosita así, siempre hay trucos. Puedes dejarte un vaso de agua en la mesita o una cajita de smints ; P Si lo que te preocupa es el maquillaje hecho unos zorros, toallitas desmaquillantes en el cajón y te pasas una por debajo de los ojos para evitar parecer la novia cadáver. Aunque ninguna de estas cosas es tan fundamental como tener una bonita sonrisa de buenos días.

4.     ¿Desayunar o no desayunar?: Esa es la cuestión.  Y no solo eso, ¿qué desayunar? Cierto es que nosotras solemos tener una nevera levemente más surtida que los hombres solteros en general. Si el chico te gusta, yo aconsejo siempre que ofrezcas el desayuno y no que le invites a irse. Pero como no debes de dar la impresión de obligarle a quedarse, mi propuesta es un: “Tengo hambre, voy a hacer café, ¿Te preparo algo para desayunar?”. Le estás diciendo que quieres que se quede, pero la última palabra es suya.

5.     ¡Horror! ¿Quién eres tú y donde está el chico de ayer?: Si a la luz del día te das cuenta de que él no era lo que esperabas o simplemente es que no esperabas nada y solo querías divertirte un rato, no des falsas ilusiones. Si estás en casa de él deja claro lo bien que te lo pasaste anoche pero que no buscas nada en estos momentos y sal por patas en cuanto puedas (¡Olvídate de desayunar!). Si él está en tu casa ¡Ay amiga! Coméntale exactamente lo mismo que en el otro caso y añade que tienes mucho trabajo, o un “¿Tienes como volver a casa o te pido un taxi?”. Siempre con toda la amabilidad del mundo. Al fin y al cabo, trátale como te gustaría que te tratasen a ti en un caso similar.
Aunque, mi propuesta personal es que, si te ha gustado como ha ido la noche y al despertar no sientes ganas de salir corriendo, la mejor forma de romper el hielo de la mañana después es hacer unas natillas.
Fuente: Gataegra en egolandseduccion.com