Varios estudios analizan la influencia del narcisismo, la longitud del pene o los orgasmos fingidos. El «efecto moralizador de las mañanas» determina que los miércoles por la tarde sean los días con más encuentros prohibidos
¿Qué hay de verdad en todo lo que se dice alrededor de la infidelidad? ¿Las mujeres son menos infieles? ¿Es más fácil descubrir una infidelidad de los hombres? Es difícil saberlo, pero varios estudios científicoshan buscado las respuestas.
Y algunos de sus hallazgos son sorprendentes. Para empezar, un grupo de investigadores de la Universidad de Florida relaciona el narcisismo con la infididelidad en las primeras etapas del matrimonio: «El narcisismo sexual (algo así como la auto-imagen de las capacidades sexuales) está positivamente relacionado con la infidelidad», sostienen, después de haber examinado las respuestas de 123 parejas.
Otro grupo de investigadores ha estudiado las infidelidades en los matrimonios de pescadores del Lago Victoria, en Kenia, con el objetivo de analizar su posible papel en la transmisión del virus del SIDA. Y han descubierto que había varios factores que aumentaban la probabilidad de que las mujeres tuvieran aventuras fuera del matrimonio: «La perpetuación de la violencia doméstica, no poder recurrir a la postura sexual favorita, los penes excesivamente largos en erección (...) y no estar satisfechas sexualmente».
Genes de infidelidad
Según otros estudios, es posible hablar de genes de la infidelidad, pues el comportamiento depende en parte de las variaciones genéticas relacionadas con la motivación y las rutas de recompensa en el cerebro. Unos investigadores de la Universidad de Binghamton han descubierto un gen muy variable que parece ser «un factor influyente» a la hora demodular lo infiel que es una persona. Según explican, la selección natural escoge una u otra variante del gen en función de lo «ventajosa» que es la monogamia. Pero aclaran que la sexualidad, el comportamiento social y la genética obligan a tomar estos resultados con cautela.
Al parecer, la frecuencia de los orgamos fingidos está relacionada con la infidelidad femenina y una menor satisfacción en las parejas, según un estudio estadístico hecho con 138 mujeres y 121 hombres. Según indican los autores del estudio, «la señalización del orgasmo fue escogida por la selección natural en hembras ancestrales» en ambientes donde había fidelidad y los machos se inmiscuían en el cuidado de las crías.
¿Qué es la infidelidad?
Puede parecer obvio, pero los hombres y las mujeres lo suelen percibir de distinta forma, o así lo concluyeron unos investigadores de la universidad de Kansas después de evaluar a una muestra de 477 personas.
Entre otras cosas, averiguaron que para los hombres la infidelidad más importante es la sexual y que para las mujeres es la emocional. Y, por ejemplo, mientras que el 90 por ciento de las mujeres consideran que darse un beso es ser infiel, esta proporción es del 75 por ciento entre los hombres. Por otro lado, el 51 por ciento de ellos cree que enviar mensajes para ligar es ser infiel, mientras que este porcentaje es de 68 entre ellas.
¿Dónde ocurre?
Según los datos que la empresa de contactos Ashley Madison ha recopilado con 172.000 usuarios de Estados Unidos, «el 68 por ciento de los adúlteros comete infidelidades en el trabajo, y gasta una media de 1,17 horas en hacerlo».
Y hay momentos predilectos. Según dicen, los miércoles por la tarde son los días favoritos para tener aventuras. De hecho, unos científicos de la universidad de Harvard, hablan del «efecto moralizador de las mañanas», ya que, según explican, «las experiencias cotidianas asociadas con la vida rutinaria pueden reducir la resistencia moral a las tentaciones».
¿Por qué ser infiel?
Esta es una de las grandes preguntas. Según un estudio estadístico con 74.600 miembros de Ashley Madison, el 44 por ciento de las mujeres infieles lo hace porque se siente atraida por la otra persona, mientras que el 33 lo hace para sentirse deseadas. En los hombres se trata de una cuestión de sexo: el 48 por ciento dice que lo hizo porque «quería más sexo», y el 47 porque «quería más variedad».
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