viernes, 14 de octubre de 2016

La Gran Muralla Verde de África para detener el Sahara

Desde Senegal (en el Atlántico) hasta Yibuti (en el Golfo de Adén) se está plantando unalarguísima franja de bosque de 7.000 km para detener la desertificación, mejorar la gestión de recursos naturales y la lucha contra la pobreza en el continente africano.
La construcción de un camino de árboles de 15 km de ancho y 7.775 km de largo que cruzará el desierto es uno de los proyectos medioambientales más ambiciosos del mundo. Se construye desde 2007 y se calcula que estará terminado en unos 20 años, alcanzando unas 11.662.500 hectáreas.
En 2007 la Unión Africana lanzó oficialmente un programa bajo el nombre de la Gran Muralla Verde del Sáhara y el Sahel. El objetivo de revertir la degradación de la tierra y la desertificación se complementa con la misión de ayudar a las comunidades locales de 14 países a adaptarse al cambio climático y proteger su seguridad alimentaria.
En el Sahel – cinturón de tierras áridas en el desierto del Sahara- viven casi 500 millones personas. Personas que luchan a diario contra el cambio climático y la aridificación y que, por consecuencia, tienen problemas para cultivar sus alimentos. Según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, los países implicados en la construcción de la muralla verde pierden un promedio de 1.712 millones de hectáreas de bosque cada año – “lo que vendría a ser unas 34 Españas”,ABC.

Cultivos en Níger/ Fao. Giulio Napolitano
La desertificación y la degradación de la tierra son problemas muy graves. Son raíz de conflictos, de la propagación del extremismo islamista, del hambre y de la pobreza. Sin embargo, los éxitos recientes demuestran que esta realidad se puede cambiar. Una inversión en el manejo sostenible de la tierra, como la de este muro verde, puede aumentar la seguridad alimentaria, mejorar la calidad de vida y ayudar a las poblaciones a adaptarse al cambio climático.
Los cálculos de Naciones Unidas estiman que 60 millones de personas de podrían verse forzadas abandonar sus hogares en cinco años por la situación en Sahel, y que en 2025 podrían haberse perdido dos tercios de la tierra cultivable del continente. “Esto va de construir la resiliencia de las comunidades y dar a los jóvenes razones para quedarse, porque la falta de opciones les empuja a irse“, explicaba Nordheim-Larse, UN Convention to Combat Desertification.
No se sabe si realmente el muro verde frenará el Sahara, pero la iniciativa de plantarle cara al desierto ya es motivo de esperanza en una región con un futuro incierto. Aunque queda mucho por hacer y hay zonas donde el conflicto hace la plantación muy complicada, la Gran Muralla Verde ha propiciado la colaboración entre estados y entre múltiples organizaciones internacionales, que juntos, por primera vez, buscan soluciones para el conjunto del continente. A largo plazo, la Gran Muralla Verde seguramente no habrá cumplido todas nuestras expectativas pero habrá mejorado la agricultura de la región y la prevención contra el cambio climático y lo más importante, habrá reforestado la tierra.

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