miércoles, 9 de abril de 2014

¿Por qué las mujeres fingen el orgasmo?

Hasta hace poco se creía que las mujeres mentían diciendo que habían llegado al climax sin haberlo alcanzado, para no traumatizar a su pareja; ahora se sabe que muchas no lo hacen por esa razón tan altruista sino para aumentar su propia excitación.
Sobre esto, un estudio realizado en Estados Unidos, concretamente de la Universidad de Temple y del Kenyon Collegue, llamado 'Escala de Falsificación del Orgasmo', y en el que han participado casi 500 mujeres heterosexuales, señala que grititos, contracciones vaginales y demás trucos "teatrales" servían a la mujer para gozar más en la cama.


Pero, realmente, esa no es la única motivación por la que las señoras fingen. En el estudio, que se publicó en el Journal of Sexual Archives se dan otras tres:
  • Para hacer sentir bien a la pareja: Esa es una de las causas, de marcado claramente "altruistas", que todos los sexólogos apuntan cuando se habla de este asunto. Aumentar el ego del compañero se sitúa en el primero de los puestos por los cuales las chicas mentimos en este momento.
  • Por miedo e inseguridad: Para no cargar con la etiqueta de chica anorgásmica, sobre todo porque eso puede provocar que el amante pierda el interés por ella.
  • Para acabar con una relación sexual: Cuando una ya tiene ganas de dormir, está exhausta, aburrida o de dedicarse a otros menesteres, es una forma de acelerar el punto final en el hombre.





Fuente elmundo.es
                                                 Los autores del estudio consideran que mentir por hacer feliz al otro, o por la propia inseguridad, resulta negativo para la relación sexual pero que, cuando se realiza para aumentar la excitación propia, puede ser positivo porque se trata de una herramienta más para mejorar su propia experiencia.
Y, para aquel que le pueda interesar, los datos no dejaban lugar a dudas, 80% de las mujeres siguen usando sus dotes de actriz para hacer creer al otro un final feliz que realmente no han experimentado. 
Al fin y al cabo, como demostro Meg Ryan en la película 'Cuando Harry encontro a Sally', la técnica es tan sencilla que ninguna chica tiene que ir a clases de interpretación para engañar a su pareja entre las sábanas.

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