El frío puede causar alteraciones en su sabor, en sus propiedades o, incluso, hacer que se pongan malos más rápidamente
Aquí algunos de esos alimentos que es preferible dejar fuera de la nevera:
1).- TOMATES
Los tomates pierden todo su sabor en la nevera. El aire frío hace que se frene el proceso de maduración, que es lo que les hace tan sabrosos. Además también se altera su textura ya que el frío rompe las membranas en el interior de las paredes de la fruta y la pone harinosa, por lo que lo más recomendable es poner los tomates en un bol en la encimera, en una cesta o en un carrito.
Según Harold McGee, especialista en Nutrición, debido a su origen semitropical, «el tomate no tolera las bajas temperaturas, que hacen que pierda su aroma», entre otras consecuencias.
Los tomates pierden todo su sabor en la nevera. El aire frío hace que se frene el proceso de maduración, que es lo que les hace tan sabrosos. Además también se altera su textura ya que el frío rompe las membranas en el interior de las paredes de la fruta y la pone harinosa, por lo que lo más recomendable es poner los tomates en un bol en la encimera, en una cesta o en un carrito.
Según Harold McGee, especialista en Nutrición, debido a su origen semitropical, «el tomate no tolera las bajas temperaturas, que hacen que pierda su aroma», entre otras consecuencias.
2).- PATATAS
Guardar una patata a baja temperatura hace que el almidón se convierta en azúcares por lo que se convertirá en una patata dulzona y harinosa. Lo más recomendable es guardarlas en una bolsa de papel ya que gracias a su porosidad, las patatas tardan más en pudrirse. Martha Stewart sugiere guardarlas en un lugar fresco, oscuro y con buena ventilación o en una despensa «con una temperatura entre 7 y 10 grados». De esta forma, las patatas se pueden mantener «frescas durante varias semanas».
3).- PAN
El pan en la nevera se seca y se pone duro rápidamente. Es preferible guardarlo en una bolsa de tela para evitar que se ponga duro, como en la bolsa de papel, o correoso como el chicle, en la bolsa de plástico.
Si no se va a consumir en breve, la mejor opción es cortarlo en rebanadas, envolverlo en papel de plástico transparente para que conserve la humedad y congelarlo. Al sacarlo del congelador hay que dejarlo que se descongele del todo antes de comerlo o tostarlo.
El pan de molde sí se puede guardar en la nevera pero, siempre en su bolsa para que no se seque.
El pan en la nevera se seca y se pone duro rápidamente. Es preferible guardarlo en una bolsa de tela para evitar que se ponga duro, como en la bolsa de papel, o correoso como el chicle, en la bolsa de plástico.
El pan de molde sí se puede guardar en la nevera pero, siempre en su bolsa para que no se seque.
4).- AGUACATES
Si hemos compradoaguacatesmaduros y no queremos usarlos todavía, no hay que meterlos en la nevera para «que aguanten más» sino dejarlo en un lugar fresco y con poca luz porque si al meterlo en la nevera se pondrá completamente negro y duro como una piedra.
Si hemos compradoaguacatesmaduros y no queremos usarlos todavía, no hay que meterlos en la nevera para «que aguanten más» sino dejarlo en un lugar fresco y con poca luz porque si al meterlo en la nevera se pondrá completamente negro y duro como una piedra.
El café pierde todo su sabor dentro de la nevera y, además, cogerá todos los olores del resto de alimentos que tengamos dentro. Expertos en café insisten en que el café debe guardarse en sitios frescos y oscuros para que guarde su aroma, su sabor y su frescura ya que la luz, el aire y el calor son «los principales enemigos del café».
6).- MIEL
Una baja actividad de agua, una gran concentración de azúcares (osmolaridad) un PH entre 3,5 y 4,5 y la presencia de peróxido de hidrógeno (comúnmente conocida como agua oxigenada) con efectos antimicrobianos y otras sustancias con propiedades antimicrobianas hacen que la miel no se ponga mala fácilmente mientras esté en un recipiente bien cerrado por lo que no existe ninguna razón por la que haya que guardar este alimento en la nevera. Al guardar la miel en la nevera se cristalizaría.
7).- ACEITE DE OLIVA
El aceite de oliva hay que dejarlo en su envase en un lugar fresco y alejado de la luz o en envases que lo protejan de la luz pero nunca meterlo en la nevera ya que el frío hace que se condense rápidamente, se endurezca formando una pasta parecida a la mantequilla y, por supuesto, se altere su sabor.
El aceite de oliva hay que dejarlo en su envase en un lugar fresco y alejado de la luz o en envases que lo protejan de la luz pero nunca meterlo en la nevera ya que el frío hace que se condense rápidamente, se endurezca formando una pasta parecida a la mantequilla y, por supuesto, se altere su sabor.
8).- CEBOLLAS
La humedad de la nevera hace que las cebollas se reblandezcan y se pongan mohosas rápidamente, además empiezan a germinar pequeños brotes. Para evitar que se pudran tan pronto hay que guardarlas en un lugar fresco y seco... ¡y separadas de las patatas! Si se guardan juntas se pudrirán antes porque al almacenarlas juntas emiten un gas que provoca que ambas se echen a perder.
Las cebolletas y los cebollinos, gracias a su alto contenido en agua, sí se pueden meter en la nevera.
Las cebolletas y los cebollinos, gracias a su alto contenido en agua, sí se pueden meter en la nevera.
9).- ALBAHACA
La albahaca se marchitará rápidamente en la nevera y, además, absorberá todos los olores del resto de alimentos que haya a su alrededor. Es mejor guardarla fuera, en un vaso con agua fresca, como si fuera flores recién cortadas.
Si la intención es guardarla durante mucho tiempo, la experta en alinentación Martha Stewart recomienda hervirla y después congelarla en pequeñas bolsitas o en bandejitas para hacer hielo.
La albahaca se marchitará rápidamente en la nevera y, además, absorberá todos los olores del resto de alimentos que haya a su alrededor. Es mejor guardarla fuera, en un vaso con agua fresca, como si fuera flores recién cortadas.
Si la intención es guardarla durante mucho tiempo, la experta en alinentación Martha Stewart recomienda hervirla y después congelarla en pequeñas bolsitas o en bandejitas para hacer hielo.
10).- AJOS
Al meter los ajos en la nevera, empezarán a brotar pequeños tallos y se pondrán correosos y mohosos. Para evitar esto y conseguir que los ajos se mantengan frescos, lo más recomendable es guardarlos en una bolsa de tela en un lugar fresco y seco.
Al meter los ajos en la nevera, empezarán a brotar pequeños tallos y se pondrán correosos y mohosos. Para evitar esto y conseguir que los ajos se mantengan frescos, lo más recomendable es guardarlos en una bolsa de tela en un lugar fresco y seco.
11).- FRUTAS TROPICALES: PIÑA, PLÁTANO, PAPAYA...
Las bajas temperaturas anulan las enzimas que permiten madurar a las frutas tropicales como la piña, el plátano o la papaya, a las que el frío hace que su pulpa se vuelva pastosa o su piel se ponga negr. Según McGee, estas frutas están acostumbradas a temperaturas más altas por lo que no es conveniente almacenarlas a temperaturas por debajo de los 10º
Las bajas temperaturas anulan las enzimas que permiten madurar a las frutas tropicales como la piña, el plátano o la papaya, a las que el frío hace que su pulpa se vuelva pastosa o su piel se ponga negr. Según McGee, estas frutas están acostumbradas a temperaturas más altas por lo que no es conveniente almacenarlas a temperaturas por debajo de los 10º
12).- CHOCOLATE
Uno de los alimentos que más duda nos puede generar sobre la idoneidad de meterlo o no en la nevera es el chocolate... por aquello de que se pueda derretir. Sin embargo los expertos lo tienen muy claro, el chocolateno hay que meterlo en la nevera salvo que contenga un relleno lácteo o haga mucho calor. El frío hará que le salga una especie de capa blanquecina, que significa que ya no sabe cómo debería y su textura no es la que debería ser.
Lo ideal, aseguran los expertos, es comprar el chocolate que vayamos a «comernos en los dos o tres días siguientes para disfrutarlo al máximo». Las «principales amenazas del chocolate con el calor, la humedad y los olores». Demasiado calor es tan malo como demasiado frío porque, al calentarlo posteriormente, la humedad hace que se condense. Además la manteca de cacao absorbe los olores como si fuera una esponja.
Las tabletas de chocolate que no han sido abiertas se pueden guardar a temperatura ambiente lejos de fuentes de calor y cambios bruscos de temperatura y la humedad. Así pueden durar hasta un año las de chocolate negro y seis meses las de chocolate con leche. Los especialistas de Nestlé recomiendan que se guarde en bolsa de plástico con cierre de las que se utilizan para congelar y que, cuando se quiera usar, se saque del plástico «sin quitarle el envoltorio, y dejar que alcance gradualmente la temperatura ambiente».
Una vez abierto, aconsejan envolverlo en «papel de aluminio» y, después, «de nuevo en plástico». Otro método es usar una primera capa de papel de cocina o guardarlo en un recipiente plástico bien cerrado, lo suficientemente grande como para que circule el aire.
El chocolate relleno no debe almacenarse durante mucho tiempo y lo mejor es comérselo antes de una semana después de haberlo comprado y, mientras tanto, guardarlo en un sitio fresco -lo ideal es entre 13 y 15 grados- para que el lácteo no se agríe ni salga moho.
Uno de los alimentos que más duda nos puede generar sobre la idoneidad de meterlo o no en la nevera es el chocolate... por aquello de que se pueda derretir. Sin embargo los expertos lo tienen muy claro, el chocolateno hay que meterlo en la nevera salvo que contenga un relleno lácteo o haga mucho calor. El frío hará que le salga una especie de capa blanquecina, que significa que ya no sabe cómo debería y su textura no es la que debería ser.
Lo ideal, aseguran los expertos, es comprar el chocolate que vayamos a «comernos en los dos o tres días siguientes para disfrutarlo al máximo». Las «principales amenazas del chocolate con el calor, la humedad y los olores». Demasiado calor es tan malo como demasiado frío porque, al calentarlo posteriormente, la humedad hace que se condense. Además la manteca de cacao absorbe los olores como si fuera una esponja.
Las tabletas de chocolate que no han sido abiertas se pueden guardar a temperatura ambiente lejos de fuentes de calor y cambios bruscos de temperatura y la humedad. Así pueden durar hasta un año las de chocolate negro y seis meses las de chocolate con leche. Los especialistas de Nestlé recomiendan que se guarde en bolsa de plástico con cierre de las que se utilizan para congelar y que, cuando se quiera usar, se saque del plástico «sin quitarle el envoltorio, y dejar que alcance gradualmente la temperatura ambiente».
Una vez abierto, aconsejan envolverlo en «papel de aluminio» y, después, «de nuevo en plástico». Otro método es usar una primera capa de papel de cocina o guardarlo en un recipiente plástico bien cerrado, lo suficientemente grande como para que circule el aire.
El chocolate relleno no debe almacenarse durante mucho tiempo y lo mejor es comérselo antes de una semana después de haberlo comprado y, mientras tanto, guardarlo en un sitio fresco -lo ideal es entre 13 y 15 grados- para que el lácteo no se agríe ni salga moho.
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