Los que estén medianamente familiarizados con Juego de Tronos habrán escuchado la expresión “juicio por combate” en más de una ocasión. Se trata, básicamente, de librarse de una sentencia desfavorable invocando el derecho a un combate a muerte contra la parte demandante. Lo interesante de esta práctica es que es real. La última vez que la solicitaron fue en... 2015.
El último en solicitar la merced de un juicio por combate fue el abogado estadounidense Richard A. Luthmann. Lo hizo como respuesta a una demanda civil en la que se le acusaba de frause y que solicitaba una fuerte suma de dinero en concepto de indemnización.
Probablemente Luthmann nunca hubiera llegado tan lejos como para empuñar una espada. El letrado buscaba llamar la atención sobre una sentencia que consideraba absurda, pero no es la primera persona que recurre a esta fórmula medieval hoy en día. En 2002, un mecánico británico llamado Leon Humphries solicitó un juicio por combate contra un funcionario por una sanción de 25 libras por no tramitar la baja de su motocicleta (una formalidad conocida como Statutory Off Road Notification o SORN).
Humphries llegó a solicitar al tribunal que el combate se realizara mediante katana, cuchillo kukri o martillo pilón, armas en las que el peculiar mecánico y motorista era, al parecer, particularmente ducho. Si el funcionario que tramitó la sanción se negaba al combate, Humphries aceptaba que fuese contra cualquier otro funcionario público de su elección, pero entonces exigía que fuera una lucha a muerte.
En ambos casos, las solicitudes no fueron muy lejos. En el caso de Luthmann, el tribunal negó sin más el derecho de elegir a un campeón para que se batiese en duelo por él. Humphries corrió peor suerte. El tribunal británico no solo no le permitió defender su honor por las armas, sino que elevó la sanción a 200 libras más otras 100 libras en concepto de costos del proceso judicial.
Lo curioso del asunto es que la petición de un juicio por combate no es ilegal en sentido estricto, al menos en Estados Unidos, donde nunca se ha derogado de forma explícita como figura legal. En teoría, un ciudadano estadounidense podría solicitar un juicio por combate para dirimir una disputa legal. Las leyes actuales impedirían que la liza fuese a muerte, pero nada (salvo probablemente el sentido común del magistrado) impide que pueda realizarse mediante una práctica regulada como el boxeo. La figura legal se heredó de la época en que el país era solo un conglomerado de colonias británicas.
En Europa es completamente diferente. El continente que inventó los juicios por combate o duelos judiciales hace tiempo que los prohibió de manera explícita. Incluso aunque se mantuviera la práctica, no es ni mucho menos tan fácil como nos quieren hacer creer en Juego de Tronos. Para poder solicitar un juicio por combate debían existir serias dudas sobre la culpabilidad del acusado y este no debía haber tratado de huir. Incluso entonces, las autoridades podían negarse a concederlo. La única forma de ganar era derrotando al demandante o manteniéndose vivo y en pie hasta al anochecer.
Si el demandado era derrotado, pero sobrevivía, se le ahorcaba inmediatamente. El demandante también se la jugaba. Si se retiraba del combate debía indemnizar al demandado y corría el riesgo de ser declarado “infame”, lo que anulaba a todos los efectos sus derechos legales en lo sucesivo.
Los juicios por combate tienen origen germánico y tuvieron su auge en los siglos XI al XV. En el Reino Unido, la práctica la introdujeron los normandos y se mantuvo hasta 1819, fecha en la que el parlamento la derogó definitivamente.
[Gizmodo / Ian C. Pilarczyk vía Mentalfloss]
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