La noticia parecía una broma, pero iba en serio. En enero del pasado año, medios de comunicación de todo el mundo recogían la información lanzada por la empresa china Winsun: habían conseguido construir un edificio de cinco plantas en 24 horas utilizando una impresora 3D. Y por tan sólo 4.000 euros. A las magdalenas, zapatillas deportivas y teléfonos se unían las casas. Y es que todo parece posible para una tecnología muy joven que se encuentra en plena expansión. La prestigiosa revista New Scientist comenzó a hablar ya en 2011 de la nueva revolución industrial para referirse a las impresoras 3D, y varios investigadores anunciaron la posibilidad de imprimir órganos que puedan ser trasplantados a seres humanos en un tiempo cercano.
Es difícil predecir con exactitud cuándo se producirá ese primer trasplante y qué órgano será el elegido, aunque ya se han llevado a cabo con éxito experimentos con animales (riñones y glándula tiroides). Uno de los campos, como explica Nieves Cubo (investigadora en la universidad Carlos III de Madrid y especialista en Bioingeniería), en el que la bioimpresión puede resultar de gran utilidad a corto plazo es en el de la piel y huesos. La piel es el mayor órgano del cuerpo humano (puede ocupar aproximadamente 2m2 y pesar hasta cinco kilos) y resulta de una gran importancia como protectora y para preservar la estructura del organismo. De ahí que la posibilidad de restaurar estos tejidos resulte una esperanza de cura para pacientes con graves quemaduras, en los que sus células son ya incapaces de regenerar la piel afectada.
La investigadora española, una de las pioneras en nuestro país en el terreno de la bioimpresión, se muestra optimista sobre las posibilidades de esta nueva tecnología, a pesar de las muchas dificultades que ofrece encontrar materiales estables donde fijar las células. No existe, por ejemplo, un material universal que sirva para todo tipo de tejidos. El optimismo de Cubo proviene de su confianza en el conocimiento compartido: “la impresión 3D nos permite enviarnos objetos. Puedo hacer una pieza, subirla a la nube e irme a dormir. Y al día siguiente, cuando me levanto, alguien desde otra parte del mundo lo ha modificado, lo ha mejorado y lo ha subido a Internet”. Estos procesos, impulsados por investigadores jóvenes que incorporan de forma natural el espíritu colaborativo de Internet, son la esperanza para que muchos trabajos avancen más rápido. Es la aplicación práctica del ideal que defendió siempre otra pionera, la activista Margaret Fuller, cuando afirmaba “si tienes conocimiento, permite que otros enciendan en él sus antorchas”.
Avances en bioimpresión permitirán crear órganos enteros plenamente biológicos |
Texto: José Luis A. Cedena
Transcripción de la conversación:
NIEVES CUBO
00:00
Si una impresora puede imprimir chocolate, también podría imprimir células. Hay que cambiar el chocolate por el líquido medio de cultivo en el que están y añadirles otro material de base.
NIEVES CUBO
00:22
La impresión 3D de tejidos humanos no deja de ser igual que una impresora 3D. Se van generando formas, pero es como si apiláramos los folios. Vamos poniendo unos encima de otros y construimos un objeto en tres dimensiones. Con las bioimpresoras o impresoras de órganos hacemos exactamente lo mismo; pero en vez de partir de un plástico, de polímeros, partimos de material biológico y células de los propios pacientes que reharán ese material y construirán de nuevo los tejidos del propio paciente.
NIEVES CUBO
01:02
Al trabajar con células humanas, estamos muy limitados en cuanto a las condiciones en las que debemos trabajar. Siempre debemos estar en torno a 37 grados centígrados, guardando el pH fisiológico del cuerpo. Hay muchos grupos de investigación ahora trabajando en esto, pero están muy limitados por la parte de la biología porque necesitan células que puedan utilizar en determinados materiales, cómo unir las células a estos materiales sin provocar ningún daño.
NIEVES CUBO
01:22
No se ha encontrado un material que sirva para todo, entonces se están encontrando materiales con aplicaciones muy concretas; por ejemplo, para hueso, para tejido neuronal, para tejido muscular… Ahora lo que se necesita es conseguir que se estabilice el material con las células y poder construir diferentes capas.
NIEVES CUBO
01:52
Los pacientes que requieren injertos de piel es porque han recibido quemaduras muy graves y sus células ya no son capaces de recuperar el tejido, son enfermos que tienen úlceras crónicas. Quizás sí que se podría hacer en un mismo proceso una extracción de células, que genere el tejido y que nos lo coloque. Actualmente estos procesos ya se están haciendo porque los investigadores con los que yo trabajaba son capaces de hacerlo a mano, y ellos lo llevan a los hospitales donde se cogen muestras de los pacientes, se reproducen esas células y se generan los equivalentes de piel.
NIEVES CUBO
02:28
La introducción de las impresoras 3D en este campo puede ayudar a que el proceso aumente su capacidad. Puedes enviar un email, puedes enviar un software, puedes enviar cosas que sean de código, pero no podías enviar piezas físicas; la impresión 3D lo que nos permitía era justo eso, enviarnos objetos. Puedo hacer una pieza, subirla a la nube, irme a dormir. Y al día siguiente cuando me levanto, alguien de la otra parte del mundo lo ha modificado, lo ha mejorado y me lo ha subido para compartirlo y para compartirlos con el resto del mundo.
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