jueves, 23 de junio de 2016

Un colegio sin notas ni tareas

Contra viento y marea, una educadora colombiana saca adelante un novedoso y polémico sistema, el cual ha dado excelentes resultados.



¿QUÉ ESTUDIANTE no ha soñado con un colegio en donde no pongan tareas, no hagan exámenes ni previas escritas, donde los profesores no lo pasen al tablero y mucho menos le dicten charlas interminables? ¿Un colegio en el que no tenga que llevar cuadernos y donde no haya calificaciones ni izadas de bandera? Aunque parezca mentira, ese edén escolar ya existe en Colombia, y desde hace 11 años. 

Se trata de la Fundación para la Actualización de la Educación -Face-, donde se aplica un novedoso concepto escolar que ha alcanzado tan buenos resultados, que hoy es el centro de atención de expertos pedagogos. En días pasados la Fundación Face se robó el show dentro de un encuentro de innovaciones en evaluación en secundaria, organizado por el Ministerio de Educación y el Centro de Investigaciones de la Universidad Pedagógica Nacional. Pero no ha sido fácil abrirse campo en un medio en que la educación clásica no ha dejado espacio para más. Desde 1983 ha luchado contra viento y marea para obtener el reconocimiento jurídico. 




Quien está detrás de este novedoso sistema es una pedagoga antioqueña, Margoth de Pellegrino. Todo comenzó en un jardín preescolar que fundó en 1977, y donde desarrolló una experiencia educativa distinta a la tradicional. El experimento tuvo tanto éxito, que los padres de familia le pidieron que les diera oportunidad de aplicar la fórmula en los grados básicos y superiores. Así surgió Face. 

No obstante, conseguir una licencia de funcionamiento fue bastante difícil. Además de que el colegio no encajaba en las rígidas normas legales vigentes, la aprobación por cursos que hace el Ministerio de Educación tampoco servía porque en Face las cosas no son tan 'normales'. Existen nueve grupos de primaria a bachillerato, en los cuales los alumnos están alineados por edad, aunque sus niveles de conocimiento sean disímiles entre uno y otro . Cada grupo lleva el nombre de un planeta o de un satélite del sistema solar. 

La graduación de bachilleres debió hacerse a través del Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior (Icfes) porque por las vías regulares no se pudo. En la primera ceremonia de graduación, en 1991, el científico Carlos Eduardo Vasco Uribe, uno de los sabios y coordinador de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, resaltó cómo los bachilleres de un colegio "metafísicamente inexistente" para las autoridades habían conseguido excelentes puntajes en el examen para la universidad. Fue necesaria la reciente reglamentación de la educación para que, por fuerza de ley, las innovaciones de Face quedaran reconocidas. 

"Estamos visualizando el futuro y tratando de hacer hoy lo que muchos estarán haciendo en 20 años", asegura Margoth de Pellegrino. Y explica que Face concibe la educación "en el amor" como base para buscar la libertad, la verdad y el respeto de cada uno de sus alumnos. Una educación que hace énfasis en el ser por encima del tener. Y dentro de esa filosofía se pretende que en una sociedad que vive del privilegio del tener, y que por eso concibe calificaciones, notas, medallas, competencia contra los demás, se entienda que cada ser humano es único e irrepetible y no comparable. 

Por eso no existen los cursos que midan un supuesto nivel de conocimiento, ni notas que los comparen. En Face el estudiante se autocalifica bimestralmente, no en previas ni exámenes ni en memorización, sino en exposiciones (al estilo de la sustentación de tesis de grado universitario). El profesor de cada área discute esa evaluación y un panel compuesto por profesores del área ayuda a una decisión final. Así se elimina la antipatía de poder del maestro sobre el alumno y se da una relación entre iguales. 

En resumen, cada estudiante de Face es formado como una persona autoanalítica y autocrítica. "La relevancia de una pedagogía centrada en el amor busca una alternativa frente a las prácticas educativas usuales, centradas en la amenaza, el castigo, la nota, el examen, etcétera, Frente a los efectos de esta educación: la mentira, el engaño, la hipocresía y la trampa", resalta el investigador de la Universidad Pedagógica, Juan Francisco Aguilar Soto, en un trabajo que destaca los avances logrados por Face en la evaluación educativa. 

Mecanismos como el de la autoevaluación y la ausencia de premios y la formación de autodidactas han llevado a reconocer la revolución de este sistema educativo. Es una enseñanza que tiene como eje al alumno y le fomenta actitudes de creación, cuestionamiento y crítica. Desde sus comienzos el estudiante siente la necesidad de investigar y en cada aula tiene la biblioteca de consulta. Y aunque hay quienes critican la posibilidad de anarquía que estas relaciones pueden generar, lo cierto es que la experiencia ha demostrado que una vez la comunidad escolar aprende a manejar este concepto, se derrumban los fantasmas del poder inquisidor y dictatorial que implica el colegio para muchos estudiantes. 

Mientras la propuesta se abre camino, los vientos de cambio ya contagiaron al colegio Carpe Diem, de Cartagena, que está aplicando la misma fórmula. Y para que el cambio sea integral, la Fundación Face, a través de Ecos (Escuela de Conocimiento Superior), busca formar maestros que respondan a esa revolución educativa. En síntesis, es un proceso que enriquece el sistema educativo nacional, e incluso responde con todas sus innovaciones al nuevo concepto que aconsejó la Misión de Ciencia y Educación para el siglo XXI, pero que, como todo lo nuevo, además de ser llamativo también ha sido combatido."-
Semana


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