miércoles, 11 de mayo de 2016

Cómo transformar tus miedos en desafíos reconfortantes


Sentir miedo ha sido probablemente el primer sentimiento que ha vivido el ser humano. Sentimos miedo ante situaciones, elementos y personas que modifiquen nuestra forma de vida. De este modo, tenemos miedo de no encontrar una pareja que nos llene, de no ser capaces de hacer amigos o de perder todas las metas que nos hemos planteado en la vida.

Cómo transformar tus miedos

¿Podemos luchar contra este miedo y convertirlo en un desafío? Por supuesto, y vamos a aprender como es posible transformar tus miedos y convertirlos en desafíos que puedan ayudarnos a superarnos a nosotros mismos.

Reconociendo nuestros temores

El primero paso siempre será hacer un ejercicio de autoconciencia. Tenemos que ser sinceros con nosotros mismos y reconocer los miedos que sentimos. No importa que nos parezcan vergonzosos o que nuestros amigos nunca los vivirían de esta forma, si a nosotros nos afecta ya es un miedo que debemos reconocer y afrontar.
Reconoce, identifica y cataloga los miedos que hay en tu vida. Hay temores que son normales en el ser humano como el miedo a las serpientes, y otros que son mucho más específicos como tener miedo de hablar ante los compañeros de clase el día de la graduación. Debemos catalogar nuestros miedos según su grado de importancia en nuestro día a día, ocupándonos primero de los que más nos impidan avanzar.

Preguntas correctas, respuestas correctas

Una de las preguntas que más nos hacemos cuando tratamos de superar nuestros miedos es ‘¿Por qué tengo miedo?’: error. La pregunta que nos debemos hacer siempre es ‘¿Qué conseguimos teniendo miedo?’. Conseguimos muchas cosas, como evitar alcanzar nuestras metas, plantearnos nuevos objetivos e impedirnos ser felices.
Después de reconocer nuestros miedos debemos reconocer nuestras metas. Evitar que el protagonista de nuestras dudas sea ese miedo que sentimos. Si nuestro mayor temor es el de hacer el ridículo no tenemos que darle vueltas a esa vergüenza que pasaremos, es mucho más productivo pensar que el éxito y la admiración la estamos perdiendo justamente por no superar el miedo.

Aprendiendo a crear objetivos

Una vez superado nuestro miedo (o, más correctamente, el miedo a tener miedo) debemos plantearnos nuestras metas. Los objetivos que hagamos deben ser realistas a nuestra situación personal. No sirve de nada que nos digamos que después de dar la conferencia seremos invitados a dar otra igual en pocos días; puede pasar, pero no es un objetivo realista. Sí lo es el hecho de que nos feliciten por nuestra buena actuación.
Evaluar nuestras capacidades es fundamental antes de crear nuestros desafíos personales, pero sin subestimarnos. Tenemos miedos basados en supuestas carencias internas, no los confirmemos planteándonos un desafío imposible que lo único que hará será socavar nuestra autoestima.
Una buena forma de hacerlo es ver nuestros éxitos ya logrados con anterioridad, aumentando la meta conseguida en una pequeña escala por encima. De este modo crearemos la sensación de triunfo constante, sosegando el miedo a la vez que alcanzamos nuevos objetivos.

Recompensas y castigos en su justa medida

Esta es la parte más controvertida. Lograr nuestro desafío de transformar el miedo no es sinónimo de dejar de avanzar. Hemos alcanzado nuestra meta, reduciendo el miedo que sentíamos y motivándonos a continuar. Bien, es el momento justo de no estancarnos, de seguir adelante. Si no lo hacemos corremos el riesgo de que futuros fracasos se conviertan en la excusa para decir que ya no valemos tanto como antes.
¿Y qué hacemos ante el fracaso? Lo dosificamos, sin decirnos que no pasa nada pero tampoco fustigándonos como si fuésemos lo peor del mundo. Aprender a gestionar la forma en la que nos evaluamos nos ayudará tanto para regular los temores que sintamos como para acabar con nuestras propias limitaciones y poder preparar nuestra actitud para transformar los miedos.
Vida Lúcida

No hay comentarios:

Publicar un comentario