En 2009 tuvo lugar algo que recientemente se ha convertido en un fenómeno viral, pero antes pongámonos un poco en contexto.
Molesto por el bloqueo de varias empresas de cemento, el presidente de Rusia se presentó frente a los principales propietarios y responsables de las materias primas para desbloquear la situación de miseria de miles de familias. De este modo, Putin irrumpió en la cementera propiedad de Deripaska, poco después de que 400 de sus trabajadores se manifestaran y bloquearan una de las carreteras principales, en protesta por el impago de sus salarios a consecuencia de la crisis.
En un diálogo previo, Putin recriminó a los propietarios el haber tomado como “rehenes” a sus trabajadores con “su ambición, incompetencia y pura avaricia”. Después se procedió a la firma de un acuerdo para reiniciar la actividad de la fábrica frente a las cámaras de televisión.
Pero lo que ha captado la atención de todo el mundo es el duro gesto que tuvo el líder ruso con Deripaska, dueño de la cementera, cuando tuvo que firmar el acuerdo. Con un tono más que inquisitorio, Putin manifestó:
¿Ha firmado todo el mundo este acuerdo?. Deripaska, ¿lo ha firmado?. No veo su firma. Fírmelo.
Como punto y final a la humillación pública que el oligarca acaba de sufrir frente a las cámaras de televisión, Putin, con voz firme y un gesto de desprecio absoluto, le espetó: “Devuélvame mi bolígrafo”.
Original: The Royal Burgh
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