“La contaminación plástica en la Antártida es peor de lo esperado”, lo dijo el 19 de junio de 2017 una investigación de la Universidad de Hull y el British Antarctic Survey (BAS). Después de un año Greenpeace presenta nuevas pruebas revelando que la situación persiste y podría ser aún más dramática.
“La contaminación y el cambio climático y la pesca industrial de krill, están dejando una huella clara y dañina de la humanidad”, destacó Greenpeace el 6 de junio.
Pese a los informes revelatorios, aún muchos consideran que el continente blanco es un desierto prístino en comparación con otras regiones y que se salva de la contaminación por plástico y otros tóxicos para la fauna y ambiente.
“Siete de las ocho muestras de agua de superficie marina analizadas contenían microplásticos, tales como microfibras (al menos un elemento microplástico por cada litro de muestra)”, dijo Greenpeace.
“Los microplásticos son partículas de menos de 5 mm de diámetro y están presentes en muchos artículos de uso diario, tales como pasta de dientes, champú, geles de baño y ropa. También pueden ser el resultado de la descomposición de los restos oceánicos de plástico”, informa British Antarctic Survey (BAS). Muchos ingresan al Océano Austral “de las actividades de turismo, pesca e investigación científica”.
Además, la ONG observó que “siete de las nueve muestras de nieve analizadas contenían concentraciones detectables de los químicos persistentes llamados sustancias alquiladas perfluoradas y polifluoradas o PFC“.
Estos químicos se utilizan en los procesos industriales y productos de consumo. Afectan la reproducción y desarrollo de la fauna. En las muestras de nieve recolectadas se detectó nieve recién caída, sugiriendo que algunos fueron depositados desde la atmósfera.
“Vimos todo tipo de desechos de la industria pesquera en la Antártida”, concluyó Frida Bengtsson,de Greenpeace.
“Boyas, redes y lonas hundidas entre icebergs, lo que fue muy triste de ver. Las quitamos del agua pero me quedó muy claro que necesitamos mantener esta área fuera de los límites de la actividad humana si vamos a proteger a la increíble fauna de este ecosistema”, destacó la representante.
El video muestra parte del reporte de Greenpeace.
Hay relativamente poca información acerca de microplásticos en aguas del Océano Antártico y este análisis aporta información nueva y valiosa acerca de la presencia y el estado de dicha contaminación en la región.
El año pasado los científicos de Hull y BAS, revelaron que los niveles registrados de microplásticos en el Océano Austral que rodea a la Antártida eran cinco veces más altos de lo que se esperaría encontrar de fuentes locales, como estaciones de investigación y barcos.
El Océano Austral cubre unas 8.5 millones de millas cuadradas y representa el 5.4% de los océanos del mundo. “La región está bajo una creciente amenaza de la pesca, la contaminación y la introducción de especies no autóctonas, mientras que el cambio climático está provocando un aumento de la temperatura del mar y la acidificación de los océanos”, dijo BAS.
Por su parte el Instituto Chileno Antártico destacó que “la contaminación en la Antártica existe“, en su reporte del 30 de enero de 2012. Inach reveló la “contaminación del suelo por hidrocarburos derivados de la faenas de carga y descarga de combustibles” y de “coliformes fecales” en los afluentes.
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