Tuberculosis, malaria y VIH se llevan cada año más de cuatro millones de vidas. Este lunes se ha celebrado el Día Mundial del Sida
El 80% de las muertes por Sida se produce en África. |
El mundo ha temblado de miedo este año ante el despertar de una nueva amenaza para la salud humana. El brote más grave de ébola se ha llevado la vida de más de 5.500 personas, casi todas residentes en Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry. Ha bastado, sin embargo, un puñado de casos fuera de África, poco más de media docena, para que Occidente caiga presa del pánico y acelere la búsqueda de vacunas y tratamientos. Sobre el papel, no es para menos. La fiebre hemorrágica es capaz de matar a uno en sólo diez días desde la aparición de los primeros síntomas. Un horror. Otras patologías, en cambio, resultan mucho más mortíferas, hasta 300 veces más que el ébola, y generan muchísima menos ansiedad. Una de ellas es el sida, cuyo Día Mundial se celebró este lunes a lo largo de todo el planeta.
Un millón y medio de personas fallecen cada año, aproximadamente, en el mundo, a causa de la infección por el virus de inmunodeficiencia adquirida. Mientras las organizaciones no gubernamentales que luchan contra la enfermedad se quejan de la cada vez menor atención pública que se presta a la dolencia en los países occidentales, las instituciones, como el Gobierno vasco, se estiran de los pelos al comprobar que la ciudadanía ha perdido todo su respeto hacia una enfermedad que sigue siendo incurable y potencialmente mortal. Si no se toma la medicación antirretroviral de manera adecuada, el virus devora las defensas de paciente y lo lleva irremediablemente a la muerte.
Una cadena que comenzó en Euskadi
El virus del sida está en nuestro medio y su amenaza es real. Sólo en el País Vasco, según reconoció hace unos días el consejero de Salud, Jon Darpón, uno de cada tres afectados está sin diagnosticar, lo que significa que vive con la infección y no lo sabe. En Euskadi son unas 2.000 personas. Cada vez que una de ellas mantiene une relación sexual no protegida está transmitiendo un virus que mata. Como el del ébola, aunque con dos diferencias sustanciales. Una, que el microbio del VIH sí vive entre nosotros y se está beneficiando de la expansión de otras infecciones de transmisión sexual, como la sífilis y la gonorrea, que están en auge. La otra, que ya, desgraciadamente, no provoca tanto miedo. Prueba de ello es la reciente detección de una cadena de 26 contagios entre homosexuales que se originó en Euskadi, de un subtipo de virus aún en circulación.
El 95% de las muertes se da en países con ingresos bajos o medios. Pero el verdadero problema de esta patología no es ya la pobreza de sus víctimas, sino la amenaza que se cierne sobre sus tratamientos. El uso incorrecto de los medicamentos más comunes ha provocado la aparición de lo que los expertos, como la Organización Mundial de la Salud, califican como cepas multirresistentes. Son formas del virus que se han hecho tan fuertes que los mejores fármacos resultan ineficaces frente a ellas.A pesar de las proyecciones tan catastrofistas que se difundieron el mes pasado sobre el avance del ébola, la epidemia, por fortuna, no avanza tan rápido como se sospechaba. Cada día se registran en el mundo una media de quince muertes. La tuberculosis contabiliza, en cambio, más de 4.100 con el agravante de que los remedios que en su día se descubrieron para combatirla comienzan a no ser eficaces. La enfermedad causada por el bacilo de Koch figura, tras el sida, como la segunda causa mundial de mortalidad causada por una infección.
Sin remedios contra la tuberculosis
"El origen de esta forma de la enfermedad -y otras incluso más graves- que se conocen por el nombre de ultrarresisitentes- está en una terapia incorrecta", explica un portavoz de la OMS. "Un tratamiento inapropiado o el empleo de fármacos de mala calidad favorecen la multirresistencia". En 2013 se contabilizaron 480.000 casos de tuberculosis multirresistentes, la mitad de ellas en India, China y la Federación de Rusia. La multirresistencia no es aún un problema significativo en España, aunque los especialistas ya han dado la voz de alerta al detectar los primeros casos de pacientes que no responden a la terapia convencional.
El tercer gran reto sanitario de la ONU y sus organizaciones internacionales es la malaria, que también mata muchísimo más que el ébola. La picadura del mosquito 'Anopheles' se lleva cada año un millón de vidas, el 90% de ellas en el África subsahariana y la mayoría, niños menores de cinco años. Desde que usted ha comenzado a leer este artículo hasta ahora, ya han muerto dos personas por malaria y en cinco o seis minutos más habremos alcanzado el mismo número de víctimas que el ébola en todo el día. Un español, el científico Pedro Alonso, lidera el proyecto más prometedor de vacuna y encabeza también el grupo de la OMS que se ha propuesto la erradicación mundial de la enfermedad. Corren malos tiempos para luchar contra nada, contra el sida, la malaria, la tuberculosis, el ébola. Pero posiblemente el miedo sea el peor aliado para el combate.
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