Según consigna MailOnline, la muchacha debía afrontar el difícil Examen Unificado Nacional, altisonante nombre del examen de ingreso a la educación terciaria. Esta prueba cuenta con una temida reputación de dificultad, y es considerada un filtro sumamente difícil de superar por los estudiantes.
Ayan, que ya había pasado por esa instancia y se tenía fe para una segunda, decidió echar una mano a su novia, que se encontraba desesperada y temía no ser capaz de aprobar.
Ayan, que ya había pasado por esa instancia y se tenía fe para una segunda, decidió echar una mano a su novia, que se encontraba desesperada y temía no ser capaz de aprobar.
Cuando llegó el día, el muchacho se presentó en el salón de exámenes vestido con el uniforme liceal de su novia, y con una vieja peluca negra sobe la cabeza. Su impostura no duró demasiado, ya que los examinadores pronto notaron que la "chica" que tenían delante se parecía muy poco a la foto de su documento de identidad.
La sospechosa colegiala fue apartada del resto e interrogada. "Sospechamos que se trataba de otra chica que había tomado el lugar de la aspirante, pero nunca sospechamos que fuera un hombre. Al menos hasta que empezó a hablar", dijo un vocero de la junta examinadora.
La sospechosa colegiala fue apartada del resto e interrogada. "Sospechamos que se trataba de otra chica que había tomado el lugar de la aspirante, pero nunca sospechamos que fuera un hombre. Al menos hasta que empezó a hablar", dijo un vocero de la junta examinadora.
"Intentó hablar con voz aguda, pero de inmediato quedó claro que se trataba de un hombre", añadió el funcionario.
Tras ser desenmascarado, Ayan recibió como castigo una costosa multa, cuyo importe rondaría los 2000 dólares. Sin embargo, logró librarse de semejante desembolso.
El caso trascendió rápidamente el salón de exámenes y corrió como reguero de pólvora entre los estudiantes, que calificaron a Zhademov como un "romántico empedernido". La historia llegó luego a los medios, y un empresario local, conmovido y divertido por el asunto, se ofreció a pagar la multa del impostor.
Pese a haber hecho el ridículo, Ayan quedó como un héroe ante su novia, y también ganó puntos con todas las chicas.
"Fue algo estúpido, y también muy romántico. El amor a veces nos lleva a hacer cosas tontas, pero me gustaría que mi novio tuviera ese romanticismo", expresó Dariga Nesterova, una de las alumnas que concurrieron al examen.
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