miércoles, 17 de junio de 2015

Animales feos, raros y en peligro de extinción

Tienen escamas los mamíferos? El de la foto de abajo, sí. Solo él y los de su género. El pangolín se cuelga, además, de la cola para dormir y repele indeseables con unos gases fétidos al más puro estilo mofeta. Pero reconozcámoslo: es feíto y nunca ha entrado en un reparto de Disney, Pixar o George Lucas. Por eso es probable que lo veas por vez primera, y por eso nadie se ha preocupado hasta ahora de fomentar su supervivencia.

Por suerte, una iniciativa de la Sociedad Zoológica de Londres decidió hace unos años velar también por extravagantes como él, aunque sean poco agraciados. El programa EDGE identifica especies amenazadas y peculiares desde el punto de vista evolutivo, y promueve su conservación. “Entre ellas hay algunas muy conocidas, como los elefantes o el panda gigante”, asegura su directora, Carly Waterman, “pero las que más nos interesan son aquellas de las que nadie ha oído hablar y que corren un peligro similar”.

El pangolín anda muy escamada


Con razón. Las cuatro especies de su género (Manis) se encuentran amenazadas, porque en muchas zonas de Asia y el África subsahariana, donde habitan, se los considera un manjar y se les atribuyen propiedades curativas.

La organización savepangolins.org está intentando darlos a conocer para protegerlos. Estas criaturas cubiertas de escamas localizan a sus presas, hormigas y termitas, por el olor y las atrapan con una larguísima y poderosa lengua.

Amor de padre

Es lo que exhibe el macho de la rana Darwin, descubierta en 1935 por el famoso naturalista. Encargado de la gestación, ingiere los huevos cuando ya están bastante desarrollados, y estos “maduran” en un órgano llamado saco vocal, situado en la garganta del padre.

Como esta especie se tumba boca arriba como si estuviera muerta ante una amenaza, se puede ver a las larvas moviéndose dentro del macho.

Un rey en busca de su selva

La destrucción de los bosques lluviosos del SE brasileño ha ido reduciendo el hábitat del tití león negro. Del tamaño de una ardilla, vive en las copas de los árboles, a una altura de entre cuatro y ocho metros, y duerme en las oquedades de los troncos. 

Se calcula que ya solo quedan unos mil ejemplares, divididos en pequeños grupos aislados y condenados a un incesto que va menoscabando su variedad genética y sus posibilidades de sobrevivir.

Recién llegada

A nuestro conocimiento, porque se sospecha que lleva en el mundo unos 120 millones de años. Eso sí, entre 1,5 y 3,5 m bajo tierra, lo que justifica que nadie la describiera hasta 2003. Actualmente habita en cinco enclaves del SE asiático y Madagascar, y solo emerge para aparearse durante dos semanas en la época monzónica. Hasta ahora se han visto 135 ejemplares, tres de los cuales eran hembras. Se considera en peligro.

Cuando el rino crió pelo

El rinoceronte de Sumatra es el más pequeño de las cuatro especies conocidas (pesa 6 veces menos que el blanco) y la única cubierta de pelaje. Su aspecto no ha cambiado en millones de años, pero su número se ha reducido a unos 275 ejemplares, que habitan en grupos dispersos en las selvas del sudeste asiático.
Un marsupial destronado

Durante millones de años, el alquimí, o solenodonte, reinó sin oposición en Haití y en la República Dominicana. Por eso se encontró falto de armas para enfrentarse a los perros, gatos y mangostas que acompañaron a los conquistadores de América. Su número se fue reduciendo desde entonces y hoy necesita protección como la de www.thelastsurvivors.org.

... Y primo del elefante

Hace unos 100 millones de años vivió un tatarabuelo común al gigante africano y al manatí antillano, que ahora surca el Caribe amenazado tanto por la destrucción de su hábitat, como por la colisión con embarcaciones. Sus 500 kilos se nutren solo de plantas marinas.

Cuscús con ojos

Estos marsupiales del norte de Nueva Guinea tienen el mismo nombre que la famosa comida de sémola. Hay varias especies, entre las que el negro moteado (en la imagen) alcanza el mayor tamaño, con 70 cm de largo, más 50 de la cola. Solo se han visto 18 ejemplares, aunque la población local lo aprecia por su carne y su pelaje.

Hijo del dragón...

Así fue considerado durante mucho tiempo el proteo (Proteus anguinus), De unos 30 cm de longitud, únicamente vive en cuevas de la zona balcánica. Su piel, sensible a la luz, recubre todo el cuerpo, incluso los ojos.

Nada como una anguila y tiene pulmones, pero respira por agallas, esas “plumas” en la base de su cabeza. Engulle todo lo que encuentra y resiste hasta 10 años sin comer, ya que puede reabsorber sus órganos.

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