Estos juegos tan perruna y gatunamente divertidos conforman una buena guía para mimar a tus acompañantes hasta que la llegada definitiva del buen tiempo nos permita pasar mástiempo al aire libre. Son propuestas que van desde construir un mundo peludo en tu salón con una simple caja de cartón, a jugar a la caña atrapa-sonrisas felinas o a los superhéroes narigudos. Porque el mejor regalo para tu animal es tu tiempo.
Mimas a tu peludo amigo con comida gourmet y cama lujosa, pero ¿sabías que tu perro o gato necesita jugar contigo para estar sano y ser feliz? Es normal sentirse tentado de consentirle todo al peludo compañero con aperitivos caros y collares dignos deChoupette, la siamesa de Karl Lagerfeld, o de los hermanísimos Asia y Koji, los bulldog franceses de Lady Gaga. Que alce la pata (o mano) quien no. Pero lo cierto es que ellos prefieren mordisquear una cuerda y despanzurrarse junto a ti en el sofá.
Reconozcámoslo de una vez por todas: el mejor regalo que le puedes hacer a la bola de pelo con la que compartes tu vida es tu tiempo. Para perros y gatos los juegos con su humano son “casi una terapia, una actividad esencial para su bienestar físico y mental”, dice la etóloga y autora bestseller Pam Jonhson-Bennet.
¿Y tú no quieres lo mejor para ellos? Aquí van cinco juegos que estimulan todos los sentidos para ver feliz a tu perro o gato… Y, seamos sinceros, también para vernos contentos a nosotros mismos.
Caja de cartón para un mundo más peludo
¿Sabías que una sencilla caja de cartón colocada en mitad del salón estimula la mente y capacidades psicológicas de perros y gatos? El perro puede saltar dentro, los gatos la usan para sorprender si ser vistos, es susceptible de convertirse en un escondite para sus juguetes y siempre resulta un refugio calentito, si cubrimos su suelo con mantas.
Esconder juguetes o las galletas favoritas de tu can o minino en la caja puede ser el principio de un entretenido y saludable juego del escondite, en su versión más peluda. Y también un modo barato y divertido de gatificar o perrunificar nuestro salón.
Esconder juguetes o las galletas favoritas de tu can o minino en la caja puede ser el principio de un entretenido y saludable juego del escondite, en su versión más peluda. Y también un modo barato y divertido de gatificar o perrunificar nuestro salón.
La caña que atrapa sonrisas gatunas
Perros y gatos disfrutarán con este divertido juego que tiene mucho de inspiración marítima. En ambos casos, la preparación es similar: necesitamos un palo fino, en cuyo extremo ataremos una cuerda de un metro de longitud. Al final de la cuerda, anudamos un peluche pequeño. Y ¡ya tenemos una caña de pescar preparada para atrapar sonrisas peludas en lugar de sardinas!
Los marineros –nosotros- nos colocamos detrás de una puerta o pared, con la caña en las manos y el juguete colgante a la vista del peludo explorador. Cuando el muñeco capte su atención (podemos ayudarle con movimiento o silbido característico), tratará de apresarlo. Si lo ponemos un poco difícil, y le animamos a saltar, tendremos un animal feliz durante mucho rato: y nosotros nos habremos convertido en unos pescadores de sonrisas peludas satisfechos.
Una variante, solo apta para felinos porque los perretes suelen romperla con los dientes, consiste en sustituir la cuerda por una goma elástica. De este modo, la caña se transforma en una versión más saltarina, que hará las delicias de los mininos más saltimbanquis y amantes de la caza aérea.
Los superhéroes narigudos
Un juego de narices para perros y gatos inquietos. ¿Sabías que mientras que los humanos tenemos cinco millones de células olfativas, los perros tienen nada menos que 220 millones? Y aunque los gatos no superan la hazaña, tampoco van mal en cuestión de narices: 100 millones de células receptoras de olor. Este juego de trufas es para ellos, porque se lo merecen. Y porque, además, exprimir el superpoder narigudo es divertido y estimulante para su cerebro.
Este escondite de narices comienza así: ponemos delante del hocico nuevos olores a los que no esté habituado. Mejor si son intensos, sobre todo, las primeras veces: trozos de salchicha frankfurt (¿algún perrete presente en la sala se resiste?), un juguete bong relleno de galletas o su pelota preferida untada con comida húmeda y cubierta con una camiseta para no dejar el salón como una película de Tarantino tras un tiroteo.
Y lo escondemos. Aunque para este trámite, mejor cerrar antes la puerta si no queremos acabar el juego antes de comenzarlo. Un silbido o una llamada avisará al explorador narigudo de que el juego ha comenzado. Cuando encuentre el premio, no olvides recompensarle con caricias, aplausos y más caricias. ¡Hasta los superhéroes necesitan saber que les quieren!
Un juego de narices para perros y gatos inquietos. ¿Sabías que mientras que los humanos tenemos cinco millones de células olfativas, los perros tienen nada menos que 220 millones? Y aunque los gatos no superan la hazaña, tampoco van mal en cuestión de narices: 100 millones de células receptoras de olor. Este juego de trufas es para ellos, porque se lo merecen. Y porque, además, exprimir el superpoder narigudo es divertido y estimulante para su cerebro.
Este escondite de narices comienza así: ponemos delante del hocico nuevos olores a los que no esté habituado. Mejor si son intensos, sobre todo, las primeras veces: trozos de salchicha frankfurt (¿algún perrete presente en la sala se resiste?), un juguete bong relleno de galletas o su pelota preferida untada con comida húmeda y cubierta con una camiseta para no dejar el salón como una película de Tarantino tras un tiroteo.
Y lo escondemos. Aunque para este trámite, mejor cerrar antes la puerta si no queremos acabar el juego antes de comenzarlo. Un silbido o una llamada avisará al explorador narigudo de que el juego ha comenzado. Cuando encuentre el premio, no olvides recompensarle con caricias, aplausos y más caricias. ¡Hasta los superhéroes necesitan saber que les quieren!
Una partida de pimpón
El pimpón es un juego de gatos sencillo de preparar y muy divertido. Necesitamos un táper de plástico en el que meteremos unas bolitas de pienso o sus galletas preferidas. Sólo nos queda introducir algunas pelotas de pimpón en el recipiente, que ocultarán la comida, pero con cuidado de dejar suficiente espacio para permitir al sesudo amigo moverlas con las patas hasta atrapar la recompensa. Ya tenemos todo listo para el pimpón minino. Pero, ¿y si queremos incrementar la dificultad del juego? Bastará con encontrar otra tartera algo más alta, ¡y repetir la partida!
La versión perruna del pimpón sería en una caja de zapatos, y con pelotas de tenis, que no sean peligrosas cuando acaben en la boca.
La barriga-tambor y el cogote-silbido
Aunque ya sospeches que tu perro es un lumbreras, ¿sabías que aun sin hablar entiende cerca de 165 palabras y gestos humanos? Esta es al menos la conclusión del psicólogo Stanley Coren, de la Universidad de British Columbia (Canadá), uno de los expertos en inteligencia canina más respetados del mundo.
¿Y qué podemos hacer para estimular esta inteligencia tan peluda? La propuesta es sonora. El juego consiste en acariciar de modo juguetón a nuestra bola de pelo, y acompañar el contacto con un ruido. No tardará en identificarlo como una incitación al juego pero, si le costase, aquí va una ayuda: repitamos las caricias en diferentes partes de su cuerpo, siempre acompañadas por el mismo ruido.
Cuando sospechemos que ha comprendido el juego, podemos hacer el ruido y esperar unos segundos antes del mimo. El animal suele divertirse mientras averigua por dónde vendrán los mimos en cada ocasión.
La versión felina del juego consiste en repetir el mismo ruidito (un purrrrrr fuerte o un palmoteo acompasado en nuestras piernas) cuando queramos provocar el juego. El sesudo gato no tardará en identificar la provocación juguetona, y elegirá (según cada gusto felino) entre correr tras el ratón que lancemos o acomodarse panza arriba en la cama en busca de las ansiadas caricias humanas.
¿Repetimos?
Los juegos son importantes para que perros y gatos sean felices. Y a nosotros, además, nos ayuda a liberar estrés. Entonces, ¿por qué no repetir? Tu agenda bien puede estrujarse un poco para meter media hora de mimos y juegos diarios. Así que ¿por qué no reservamos 15 minutos divertidos cada mañana a nuestro peludo compañero y otros 15 antes de acostarnos?
Perros y gatos aprenden pronto nuestras rutinas… ¡No tardarán en acudir a buscarnos a la misma hora para compartir esas sesiones de juego con su humano!
Perros y gatos aprenden pronto nuestras rutinas… ¡No tardarán en acudir a buscarnos a la misma hora para compartir esas sesiones de juego con su humano!
ElAsombrario.com
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