lunes, 14 de marzo de 2016

La extraordinaria historia de los niños con ojos de delfín

Los niños de la tribu Moken poseen una increíble habilidad que les permite ver perfectamente bajo el agua. Su caso se considera único en el mundo




Los Moken son una pequeña tribu que vive en los archipiélagos del mar de Andaman, en la costa este de Tailandia. Son conocidos como los nómadas de los mares.  Pero también son reconocidos por otro hecho muy curioso.  
A diferencia del resto de los mortales, los más pequeños de la tribu poseen una cualidad que les hace únicos: pueden ver con total claridad bajo el agua. Las cualidades especiales de sus ojos han hecho que se les conozca como "niños-delfín".

Los más jóvenes de la tribu Moken tienen la capacidad de ver bajo el agua con una sorprendente nitidez. Sus ojos muestran una capacidad de adaptación a las condiciones del agua semejante a la de las focas o los delfines
Cada miembro de los Moken tiene una labor determinada dentro de la vida diaria de la tribu. Los adultos se dedican a la pesca en la superficie y los niños pequeños exploran las profundidades del mar. Todos los días se dedican a bucear por las aguas cristalinas del mar de Andaman a la búsqueda de alimento, caracolas y pepinos de mar. Ellos pueden ver bajo el agua mucho mejor que el resto. Hasta dos veces mejor que cualquier niño europeo de su misma edad.
Esta sorprendente habilidad fue descubierta en 1999 por la investigadora Anna Gislen de la Universidad de Lund, en Suecia.

Gislen estaba investigando diferentes aspectos de la visión y cuando un compañero le habló de los niños de la tribu Moken, decidió ir allí e investigarlo.La científica se trasladó a Tailandia y estuvo viviendo seis meses con la tribu Moken, aprendiendo un poco más de la curiosa vida de este pueblo.

El ser humano no posee visión submarina debido al fenómeno de la refracción. Los rayos de luz sufren una desviación cuando pasan de un medio a otro. Nuestro ojo está confeccionado de forma que puede enfocar cuando la luz pasa por el aire pero cuando lo hace por otro medio —como el agua— la imagen se proyecta en la retina desenfocada. Para ello, debemos colocar aire —a través de unas gafas de buceo— entre el ojo y el agua.
Gislen llegó a la conclusión que lo que permitía a los niños Moken ver bajo el agua era que habían aprendido a usar los ojos de manera diferente. Eso se puede conseguir de dos maneras, modificando la forma de la lente —un proceso que se conoce como acomodación— o haciendo las pupilas más pequeñas, de manera que aumentas tu profundidad de campo. La científica comprobó que los niños Moken cumplían con las dos condiciones.
Los Moken pueden constreñir el tamaño de sus pupilas hasta el límite máximo conocido en los humanos, y además pueden alterar la forma de sus globos oculares. Esa doble característica les acerca a las capacidades visuales propias de seres marinos como los deslfines y las focas.
Recientemente, la investigadora sueca ha vuelto a Tailandia para seguir estudiando esta extraordinaria habilidad. En un estudio aún sin publicar, Gislen trabajó con los niños del experimento original. Ahora son adolescentes pero siguen poseyendo la habilidad de ver con claridad bajo el agua.
La investigadora no ha podido investigar a muchos adultos a causa de su timidez, pero está convencida que los mayores de la tribu han perdido esa capacidad especial de ver bajo el mar. La ventaja es cosa de los niños y los jóvenes. El ojo adulto tiene menos posibilidades de acomodarse a los cambios refractarios.
El mar de Andaman seguirá siendo el territorio de los niños-delfín.
PlayGroundMag.net / [Vía BBC, Ryot]

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