jueves, 31 de marzo de 2016

La aeronave con forma de botijo mitad globo, mitad avión

  • Se utilizará en la construcción de instalaciones petrolíferas
  • Puede transportar hasta 20 toneladas de carga por trayecto

La fabricante aeroespacial Lockheed Martin ha firmado el primer contrato para vender su atípica aeronave, a medio camino entre el zeppelin y la avioneta, propulsada por hélices pero sustentada con tres enormes globos protuberantes rellenos de helio. El precio por el suministro de 12 unidades a Straightline Aviation será de 480 millones de dólares, unos 40 millones por aparato.
Pese a que no son tan rápidos como los aviones convencionales, su capacidad de carga por unidad de energía consumida es muy superior a la de cualquier aparato volador: hasta 20 toneladas por vuelo.
Otra de sus ventajas es que despegan y aterrizan verticalmente, con lo que pueden realizar el mismo tipo de tareas que se suelen encomendar a los helicópteros, pero transportando mucha más carga o personal.
Pero lo más curioso es que, a diferencia de un globo tradicional, esta aeronave es más pesada que el aire. Eso quiere decir que necesita propulsión para elevarse pero, a cambio, puede aterrizar por gravedad. Y esa es precisamente la ventaja.
En un zeppelin normal, hace falta un punto de anclaje y una rampa para descargar las mercancías. Eso plantea problemas cuando sopla el viento, puesto que el globo tiende a desestabilizarse, igual que lo haría un barco de vela en un puerto pesquero.

Más pesado que el aire

En cambio, en el LMH1 -así es como se ha butizado- basta con apagar las helices para que su panza se pose sobre el suelo. El peso del aparato basta para fijarlo a la tierra.
"Teníamos auténtica necesidad de una solución como esta", explica el consejero delegado de la compañía compradora, que señala que ahora mismo la industria petrolífera gasta cerca de 1.000 millones de dólares para instalar "toda la infraestructura que se necesita para poner en marcha un pozo", como informa CNBC.
Con el precio del crudo por los suelos, las empresas petrolíferas buscan ahorrar costes y ya hay cinco clientes interesadas en utilizar las aeronaves, cuya forma recuerda al botillo leonés, y que podría surcar los cielos a partir de 2018.
ElEconomista

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