La humanidad siempre se ha marcado retos complejos que poco a poco ha ido superando y, con ello, estableciendo la frontera de lo posible un poco más lejos. ¿ejemplo? Semanas atrás vimos a un robot aterrizar sobre la superficie de un cometa y, desde 2012, la empresa japonesa Obayashi Corp trabaja en emular la novela de Arthur Clarke Fuentes del Paraíso, en la que se construye un sofisticado ascensor de cien mil kilómetros de recorrido que permite poner gente en el espacio directamente desde la Tierra.
Ahora es otra compañía nipona, Shimizu Corporation, la que lleva dos años lanzada a rivalizar con su compatriota pero en dirección contraria: a nuestro espacio interior, que no es otro que el fondo del mar. No se trata de un ascensor, aunque también hay algo parecido, sino del viejo sueño de construir una ciudad submarina. Algo que, de concretarse, podría ser realidad en 2030 por el módico precio de veintiséis mil millones de dólares.
Ya tiene nombre y todo, Ocean Spiral, derivado de la estructura más espectacular con que estará equipada: un largo, larguísimo tubo helicoidal de entre nueve y quince kilómetros que constituirá la vía de comunicación y tránsito entre la superficie y las instalaciones sumergidas, las cuales podrían situarse a unos tres o cuatro mil metros de profundidad. La infraestructura principal situada en el fondo y conectada a dicho tubo, sería un centro de investigación desde el que se excavaría el lecho marino en busca de metales preciosos u otras fuentes de riqueza.
La ciudad propiamente dicha estaría más cerca de nuestro hábitat natural, flotando entre dos aguas: una gran esfera de unos quinientos metros de diámetro, con capacidad para albergar a cinco mil personas y destinada tanto a trabajar como a vivir; habría hoteles, una zona verde, negocios y zonas residenciales. En caso de mal tiempo u oleaje fuerte, la gente podría descender por el tubo espiral en busca de mayor tranquilidad ambiental, que para eso el mundo submarino es único.
Según Shimizu Corporation, el Ocean Spiral utilizará las diferencias térmicas acuáticas y ciertos microorganismos para transformar el dióxido de carbono en metano y autoabastecer de energía al complejo. También producirá agua potablemediante desaladoras de presión hidráulica. Y, además, se construirían piscifactoríasalrededor de la estructura esférica para garantizar suministro de comida (el proyecto no dice nada especial para aquellos a los que no les guste el pescado).
Y todo esto ¿es posible? Ahora mismo no. Pero la empresa japonesa asegura que dentro de quince años tendremos la tecnología necesaria y entonces sólo harán falta otros cinco para empezar y terminar la construcción de Ocean Spiral, si es que se consigue la financiación. Shimizu ya propuso anteriormente una base lunar y un hotel espacial, entre otras sorprendentes cosas, pero esta vez tiene una razón más importante: los beneficiarios de la ciudad sumergida serían los habitantes de territorios insulares amenazados por la subida del nivel del mar a causa del deshielo polar qu causa el cambio climático.
Más información: Shimizu Corporation
LaBrújulaVerde
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