Evidencias halladas en vestigios de japoneses ancestrales sugieren que los seres humanos no están necesariamente predispuestos a vivir una existencia violenta o incluso a participar en la guerra.
En su artículo publicado en la revista Biology Letters de la Royal Society, el equipo formado por investigadores nipones junto a un colega británico describe su análisis de los restos de las personas que vivieron durante el período Jomon (del 13.000 - 800 a.C.), en lo que hoy es Japón, que mostraron muy poca evidencia de un comportamiento violento o belicoso.En los últimos años, los científicos han encontrado evidencias de muchos grupos de cazadores-recolectores que se comportaban de una manera violenta, a veces incluso aliándose para hacer la guerra a otros grupos.
En este nuevo esfuerzo, los investigadores sugieren que estas conclusiones podrían ser prematuras ya que han encontrado un ejemplo de una cultura de caza y recolección temprana que no apareció para hacer la guerra, o incluso comportarse de una manera violenta.
El estudio de los equipos consistió en analizar los restos de aproximadamente 2.500 personas que vivían en Japón durante el período Jomon, en busca de ejemplos de violencia, por ejemplo, huesos rotos o dañados. El equipo informa que se encontraron indicios de violencia en tan sólo un 1,8 por ciento de todos los huesos adultos representados, y en tan sólo un 0,89 por ciento de la población en su conjunto.
Un número muy bajo en comparación con el 12 al 14 por ciento visto en otras poblaciones de cazadores-recolectores de alrededor del mismo período de tiempo (lo que sugiere fuertemente una existencia violenta). Esto, afirman los investigadores, sugiere que las personas de ese tiempo vivían en paz entre ellos y no llevaron a cabo la guerra contra otros que podrían haber vivido cerca.
A juicio de estos investigadores, esto sugiere que los seres humanos pueden no estar tan predispuestos a la violencia como otros han sugerido, y contrarresta otros argumentos de que la guerra llevó a las personas a unirse en grupos que forman comunidades que permitieron la promoción del altruismo intragrupo, y la guerra aún más avanzada contra otros grupos, un selectivo de la conducta evolutiva.
El estudio ha sido dirigido por Hisashi Nakao y sus colegas de la Universidad de Yamaguchi.
EuropaPress
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