Muchos expertos en biología y el mundo de los animales son incapaces, pese a sus esfuerzos, de encontrar algún tipo de explicación en las diversas y extrañas a su vez maneras de reproducción de algunas especies.
Los animales, aunque a veces podamos llegar a pensar lo contrario, son muy exquisitos y no toleran cualquier situación para desarrollar el acto sexual. Los hay más y menos promiscuos pero algunos de ellos son para hacer un punto y aparte y analizar de forma detenida.
A continuación te mostramos a los entrañables animalitos que te dejan en evidencia en la cama, a ti y a cualquier otra fiera del sexo. ¡Pasen y vean... y no se alarmen!
Percebes
El percebe es uno de los animales más peculiares sexualmente hablando. ¿Sabías que tiene un pene más largo que su propio cuerpo? A pesar de ello, los expertos científicos aseguran que estos crustáceos deben desarrollar estrategias difíciles para conseguir atraer a sus posibles parejas. ¿Cuáles? Por ejemplo, los machos expulsan su esperma en las corrientes marinas con el objetivo de aparear a otro percebe.
Eso sí, los percebes no tienen problemas. Es una especie hermafrodita y por tanto no se oponen a tener relaciones sexuales con unas u otros crustáceos, más que nada porque siempre están anclados a una roca o a un banco marino.
Si lo del pene de los percebes os ha llamado la atención os damos más datos: se puede extender hasta ocho veces el tamaño de su cuerpo. Eso tiene premio: el de genital más largo del reino animal.
Hipopótamos
Pese a que los hipopótamos tienen una vida sexual especialmente activa, no tienen muchas facilidades para disfrutar del acto de copulación. ¿Por qué? Sabías que tienen que mantener relaciones sexuales dentro del agua debido a la fragilidad de sus huesos y a qué su peso provocaría que se hundieran en la tierra.
Su estrategia para reproducirse es extraña pero efectiva: defecan y orinan a la vez que giran sus colas para esparcir su aroma sobre su cuerpo. Amanda Green, experta en biología, asegura que son sumamente agresivos cuando quieren aparearse entre ellos. ¡Vamos, que mejor ni arrimarse a ellos!
Mantis religiosa
El caso de las mantis religiosa es muy peculiar. Durante el acto sexual, el macho es ingerido por la hembra, que se encarga de sujetar a su 'pareja' contra el tórax, devorándolo con brutalidad. Los científicos explican que la hembra utiliza parte del cuerpo del macho para fertilizarse aunque en algunas ocasiones le es suficiente con morder la cabeza de este.
Pese a que puede sonar un tanto extraño, el objetivo de esta estrategia tiene mucho sentido: se proporciona alimento suficiente a la hembra que se encuentra gestando para que la probabilidad de descendencia sea mucho mayor.
Patos
Sí, tú que los ves en el parque tan tranquilos y bastante asustadizos y perezosos, no te puedes imaginar lo activos que son sexualmente. La estructura genital de los patos es milimétricamente perfecta: sus genitales encajan como el guante en una mano. Los machos usan sus miembros para captar la atención de las hembras, algo que a éstas les hace estar en alerta cuando se acercan a sus proximidades.
Los expertos de la Universidad de Yale, pese a todo, aseguran que el sexo entre los patos es difícil, ya que los machos desarrollan largos penes y las vaginas de las hembras con especialmente complicadas. Pese a ello, sobreviven y las especies han terminado evolucionando para desarrollar su vida natural.
Puercoespines
Sí, la vida sexual de los puercoespines quizás no es la más envidiada por el ser humano. ¿Por qué? Las hembras apenas tienen un periodo de apareamiento que dura unas horas al año. ¡Pero menudas horas!
De forma muy similar a la de los hipopótamos, que se marcan para atraer a las hembras, los puercoespines machos se posicionan sobre las patas de éstas y orinan sobre ellas. Si se tira de espaldas, comenzará una intensa actividad sexual que puede durar horas y horas. Como decíamos, poco pero intenso. ¡Ya quisiéramos muchos!
Abejas
La vida sexual de las abejas es muy conocida. En las colmenas, conviven abejas hembras y abejas macho, denominadas como obreras y zánganos, respectivamente. Los zánganos se mueven alrededor de la reina, la cual se encarga de recolectar el esperma que utilizará durante toda su vida.
Sorprendentemente, el encuentro sexual tiene lugar en el aire y es en ese justo momento cuando el zángano penetra la reina, que una vez terminado el acto sexual se aparea con otras abejas, provocando que los machos mueran poco después de la copulación.
Babosas de plátano
Las babosas de plátano, cuyo nombre científico es Dolichopallus, son una especie de gusano largo que tienen el honor de convertirse en la segunda babosa más larga del mundo. Una de sus particularidades es que son hermafroditas y que su longitud es equivalente al tamaño de su pene (15-20cm), un miembro que sorprendentemente se encuentra en su cabeza.
Su actividad sexual, tal y como confirman los biólogos es muy elevada en comparación con el resto de especies similares.
Medusas
La actividad sexual de las medusas es igual de intensa que de extraña. Este invertebrado se reproduce de la siguiente manera: pese a que nunca tienen un encuentro directo, los machos se encargan de liberar espermatozoides en el agua a través de sus bocas, esperma que las hembras mantienen en sus óvulos. Cuando se mueven en espacios reducidos el esperma se introduce hasta sus estómagos hasta que llevan las larvas, que abandonan a sus madres buscando adherirse a una superficie dura para poder sobrevivir
Caracoles
Como si de una carrera se tratase, los caracoles viven una intensa y a su vez alocada etapa de relaciones sexuales que dura un máximo de seis horas, tiempo máximo en el cual suelen alcanzar el clímax.
A lo largo de ese tiempo, los caracoles expulsan una especie de sustancia viscosa que se encarga de potenciar el tipo de semen que permanece dentro de la hembra. ¿Sabes dónde están los genitales de este animal? Justo detrás de sus ojos, algo que provoca que en algunas ocasiones tengan algún que otro problemilla para atinar donde tienen que hacerlo. ¡Si a ti también te pasa, machote!
Sepia
Aparentemente, la sepia es un animal muy tranquilo y que vive en el agua con un ritmo parsimonioso que hace ver que las cosas no vayan mucho con ella.
Sin embargo, en el sexo son radicalmente diferentes. Su reproducción puede llegar a durar hasta semanas y son tan intensas sus relaciones sexuales que... ¡terminan por morir de agotamiento!
Antes de todo ello, los machos utilizan una táctica sorprendente: cambian de color para impresionar a las hembras. Eso sí, cuando el acto termina la historia cambia y son ellas las que mandan y terminan comiéndose a sus compañeros de especie. Disfrutar para luego acabar agonizando. ¡Cosas de la vida animal!
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