lunes, 20 de abril de 2015

Sexo largo y tendido. Los secretos del amante que dura y sabe durar

Seguro estarás cansado de escuchar que tu pene es el centro de tu victoria con las mujeres. Todo se sostiene en sus erecciones, en el tiempo que se controle antes de eyacular como un torpedo. ¿No crees que ya sea hora de que comiences a disfrutar más sin ese enorme pesar, supeditado a cómo se le ocurra reaccionar a ‘tu amigo’? Puedes confiar en él. Prepáralo y cúrate de ese falocentrismo universal.
Te conviertes en todo aquello en lo que piensas. Y, precisamente si llenas tu cabeza de presión y angustia porque tu pene trabaje como un campeón, él parecerá un veterano retirado. Típico, justo cuando estás a punto de ‘colocarte’ sobre la mujer que tantos esfuerzos te costó llevar a tu cama, tu pene parece una babosa hibernando. O, si tu erección luce perfecta, al calor del momento resulta que apenas vas penetrando esa hermosa vagina cuando ya sucedió, fuera semen. No lo puedes creer. ¿Cómo es que hasta masturbándote con prisas duras más que eso? Entonces, no queda más que utilizar la trillada frase ‘Te juro que esto no me había pasado nunca’. Si tuvieras una guillotina en ese momento decapitarías a tu miembro (en ese momento no tan viril).
Respira, aprieta y relaja
Un buen ejercicio que puedes hacer en pareja. Consiste en hacer Kegels ‘avanzados’. Estos tienen como fin darle fuerza al suelo pélvico, al grupo de músculos de los cuales depende todo lo que está puesto ahí. Los músculos pubococcígeos se ponen a trabajar cuando los sostienes al aguantar la orina. Incluso algunos hombres pueden mover su pene cuando los aprietan. Ejercítalos durante el sexo. Aplica penetraciones lentas y profundas. No entres de golpe sino poco a poco. Puedes hasta observar cómo va entrando tu pene a su vagina –lo cual resulta muy excitante- y cuando sientas que has llegado ‘al tope’, aprieta dichos músculos. Pídele a ella que haga lo mismo y sentirás que su vagina aprisiona tu pene (depende de la fortaleza de los de ella). Ambos pueden arquearse para permitir que la sangre fluya hasta allá. Eso les dará además de sensaciones muy placenteras mucha fuerza en dicha zona. Esto se traduce en el corto, mediano y largo plazo en mejores erecciones, eyaculaciones más controladas, sostén a la próstata, evitarás la incontinencia y al tener un buen tono en dichos músculos lograrás un sexo duradero. De hecho, hay hombres que experimentan orgasmos prostáticos (sin eyaculación pero una sensación de clímax intenso) cuando realizan dicha tensión durante el coito.
Técnica depurada
Sí, tú tienes tu técnica. Y seguro la has ido mejorando pero implementa esto a las penetraciones:
1. Una vez iniciada la penetración, con el movimiento de tu cadera haz que salga el pene de la vagina de golpe y casi por completo. Espera uno o dos segundos y deja que entre de nuevo de manera rápida. Espera y repite.
2. Penetra apenas en la entrada de la vagina rápidamente, en una especie de roce y varias veces. Entra y sal pero sólo hasta la mitad de tu pene. Después entra lentamente y a profundidad y repite. O combina unas tres o cinco penetraciones sólo en la entrada y otras tres o cinco hasta ‘el fondo’ con lentitud.
3. Permanece dentro de la vagina unos instantes y muevan ambos sus pelvis con rapidez hacia ambos lados y hacia arriba y abajo, sin retirar el pene. Es aparentemente inmóvil pero la vibración interna es intensa.
4. Fantasea y desea. Crea imágenes excitantes y promuévelas con tu mujer. Se fomenta el deseo y se genera una atmósfera más excitante. Mantener activo tu cerebro y autoerotizarte promueve esa conexión con tus genitales, los mantiene despiertos. Pese a que pases una etapa de abstinencia (necesaria u obligada), te costará menos regresar a la práctica y tu rendimiento no se verá disminuido.
Sabiasundato.com

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