jueves, 16 de abril de 2015

Party boats: barra libre de sexo y alcohol


Tres horas de desenfreno con barra libre de cerveza y sangría y sexo prácticamente garantizado. Esa es la esencia y el principal reclamo de las llamadas party boats, la nueva forma de turismo de borrachera que amenaza con convertirse en fenómeno este verano en la costa balear.
Tras el escándalo que supuso el año pasado el vídeo del mamading, en el que se veía a una joven británica realizar varias felaciones en pocos minutos en un pub de Magaluf, las ordenanzas municipales han endurecido el control de las excursiones etílicas, más conocido como pubcrawling (turismo en manada por diversos locales de ocio para consumir alcohol). Para escapar a la vigilancia y a las prohibiciones, varias empresas han trasladado la fiesta a alta mar y han comenzado a comercializar estos saraos acuáticos, pensados para los jóvenes turistas extranjeros, principalmente británicos.
Los comerciales de estas empresas tratan de captar clientes con la promesa de barra libre de alcohol, pero ocultando que se trata solo de sangría y cerveza, y poniendo el énfasis en juegos sexuales garantizados. Así lo revela el diario El Mundo, que ha tenido acceso al documento con las instrucciones que siguen los encargados de vender este tipo de excursiones. “Lo primero que dice el DJ es que los baños están sólo para tener sexo”, reza el documento, que también insta al vendedor a recordar a los potenciales clientes masculinos que podrán pasar “tres horas con las mismas chicas y sin posibilidad de escapatoria para ellas”, informa el mismo diario.
Las autoridades advierten de que se van a incrementar los controles sobre este tipo de fiestas, al tiempo que destacan el terrible daño que en su opinión pueden hacer a la imagen de la costa balear este tipo de actividades, que no han parado de crecer en los últimos veranos. Por parte del sector turístico, por otro lado, temen los efectos de una mayor persecución. En cualquier caso, la perspectiva de una buena temporada estival promete que la guerra por captar clientes bajo el lema del “todo vale” sea aún más encarnizada.
¿Es este el turismo que queremos?, escucho a propios y extraños cuando saco el tema a colación. A mí, personalmente, me parece patético y vomitivo, para echarse a llorar, especialmente por parte de esa casta de empresarios a los que no importa ni el qué, ni el quién ni el cómo con tal de llenarse la cartera. Me parece bien estrechar los controles para asegurar que no se cometen abusos, sobre todo sobre las mujeres, a las que usa como reclamo y carnaza para tan lamentable forma de negocio; pero creo que no soy partidaria de la prohibición. Más que nada porque me da cierta urticaria esto de las prohibiciones, que no conducen a nada sin educación y concienciación.
Pero vamos, que visto lo visto, otro año que tiro para Cádiz.
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