sábado, 25 de abril de 2015

Cómo superar bloqueos sexuales



Los expertos dicen que la cultura moderna vive una relación “bipolar” con respecto al sexo. Es que la sexualidad está presente en todos los ámbitos de la vida, desde el cine a las publicidad, pasando por la televisión a las canciones, etc. Pero también es cierto que se nos indica que no tenemos permitido disfrutarlo como queremos. Esto le puede ocurrir a muchas personas que ven al sexo como algo “divertido”, pero a la vez “malo”.
Es comprensible que tengan este problema y, al mismo tiempo, vivan una gran contradicción. Si a eso le sumamos la enseñanza que se impartía hasta hace no mucho en relación a la sexualidad o a las creencias religiosas, lo más probable es que no tengamos claro qué está bien y qué no.
Es preciso tomarnos el tiempo para examinar cómo nos llevamos con el sexo en general y, a la vez, en lo particular. Es decir, con nuestra pareja o experiencias pasadas.
Es natural tener una relación íntima consigo mismo y a la vez con un novio, una esposa, un amante, etc. Es bueno para la salud mental y hasta física, porque sin dudas el sexo forma parte de nuestra vida de una manera muy poderosa.
Es una energía que revitaliza, de eso no cabe la menor duda. Muchas personas evitan tener relaciones sexuales porque lo ven como algo negativo, que está mal. Sin embargo, los bloqueos son mentales, no físicos y es a ellos a quienes hay que “atacar”.
El sexo es energía vital que se debe canalizar y disfrutar. Si piensas que la sexualidad es un pecado o que no está bien pasárselo de maravilla en la cama, entonces debes comenzar a desarmar los nudos o embrollos que tienes en tu mente, por fuerte que esto suene. No quiere decir que es una “obligación” pensar de una manera sobre el sexo, pero al menos, darse cuenta de cuál es el origen de esa negación a esta actividad íntima.

Frecuentes bloqueos sexuales para analizar


Las áreas que precisan de una observación y un estudio objetivo en relación al bloqueo sexual y cuyo tratamiento te permitirán abrirte a lo natural y maravilloso, son las siguientes:
1 – Sanar los traumas del pasado: tal vez uno piensa en una violación o un abuso sexual y no es necesario llegar a ese extremo para tener un trauma. Cualquier experiencia negativa puede crear una actitud de coraza o a la defensiva. Esa armadura se debe desarmar, porque la verdadera naturaleza de la persona está debajo de ella, enterrada con los restos de ese problema.
Puede ser que haya visto algo de pequeño, una ex-pareja que desmerecía el rendimiento sexual, una educación muy estricta, la religión, etc. Hay muchas maneras de sanar estos problemas, como por ejemplo la terapia o el coaching.
2 – Examinar el sistema de creencias: como se dijo anteriormente, la cultura actual nos bombardea constantemente con mensajes contradictorios en relación al sexo. Sin duda, la publicidad o la televisión son dos de las mayores fuentes de información de una persona y del cerebro de esta, lo que genera juicios y condenas irracionales sobre la sexualidad, basados en imágenes o sensaciones creadas por otros.
Es preciso que te preguntes a ti mismo cómo te sientes practicando sexo, cómo crees que deberías sentirte o qué es lo que te condiciona a actuar de cierta manera. Está en ti elegir y recrear los sitios de donde sacas datos. Crea tu propio manifiesto sexual donde se detallen todas las cosas que te gustarían que estuvieran presentes para una relación íntima “perfecta”.
3 – Ir a nuestro interior: Con la meditación, por ejemplo, se puede llegar a los rincones más profundos de nuestro corazón y nuestra mente. Es ideal para descubrir cuál es el problema que tenemos en relación al sexo o a la intimidad. Es sin dudas una herramienta maravillosa que te llevará en un viaje muy enriquecedor porque además podrás aprender sobre otros aspectos personales que ni sabías que existían.
Conéctate con lo que hay dentro tuyo y deja que salga todo lo malo para que ingrese solo lo positivo. Todos los días dedica unos minutos a meditar, puede ser sentado en posición de loto o caminando por un parque en silencio, sin prestar atención a lo que pasa alrededor.
4 – Practicar yoga: el efecto es muy similar a la meditación. Esta práctica ancestral abre el propio flujo energético, se expanden las caderas y el corazón, según dicen los maestros. Ambas herramientas para tener intimidad. A su vez, ampliarás la capacidad para amar, recibir y dar placer. El yoga irá directo a las zonas bloqueadas o de difícil acceso, es decir, donde la tensión se almacena y te ayudará a ir soltándolo de a poco.
Con la práctica regular (una o dos veces a la semana) tu organismo estará cada vez más cerca de la liberación, al igual que tu mente. Puedes aprovechar para trabajar en la elasticidad y la elongación de los músculos, algo que te dará más libertad y tranquilidad en el momento de la relación sexual, por ejemplo. A su vez, estarás cultivando una práctica pacífica, una forma de ser auténtico y de no dejarte llevar por lo que dicen los demás.
Lamenteesmaravillosa.com

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