El desarrollo de una clase de dispositivos nanométricos describibles como agujas inyectoras ha culminado con experimentos exitosos en los cuales la acción de estas nanoagujas ha incitado a ciertas partes del cuerpo a generar nuevos vasos sanguíneos, en un ensayo con ratones.
El equipo de Molly Stevens, del Imperial College de Londres en el Reino Unido, y Ennio Tasciotti, del Instituto de Investigación del Hospital Metodista en Houston, Texas, Estados Unidos, espera que su técnica de nanoagujas pueda algún día ayudar a órganos y nervios dañados a repararse por sí mismos, y a órganos trasplantados a afianzarse con éxito.
Las nanoagujas funcionan proporcionando ácidos nucleicos a un área específica. Los ácidos nucleicos son los “ladrillos” con los que están construidos todos los organismos vivos, y codifican, transmiten y expresan información genética. Los científicos están actualmente investigando formas de usar ácidos nucleicos para reprogramar células a fin de lograr de ellas que lleven a cabo diferentes funciones cuando se requiera.
Las nanoagujas son estructuras porosas diminutas que actúan como una esponja para cargar bastantes más ácidos nucleicos que las estructuras sólidas convencionales. Esto las hace más efectivas a la hora de entregar su carga útil. Pueden penetrar en la célula, sobrepasando su membrana exterior, para liberar dentro los ácidos nucleicos sin matar ni dañar a la célula. Las nanoagujas están hechas de silicio biodegradable, de modo que pueden ser dejadas en el cuerpo sin que quede ningún residuo tóxico en él. El silicio se degrada en unos dos días, dejando solo una cantidad insignificante de una sustancia inofensiva llamada ácido ortosilícico.
La imagen muestra una célula humana individual (marrón) sobre un “bosque” de nanoagujas (azul). Esta espectacular imagen fue captada por los investigadores usando microscopía electrónica. (Foto: Imperial College London)
En unos experimentos, el equipo ha demostrado que puede introducir dos ácidos nucleicos, ADN y ARNip (ARN pequeño de interferencia, o siRNA por sus siglas en inglés) en células humanas, bajo condiciones de laboratorio, usando las nanoagujas. Los investigadores también han demostrado la introducción de ácidos nucleicos en músculos de ratones. Después de siete días, la formación de nuevos vasos sanguíneos en dichos músculos se había multiplicado por seis, y se continuaron formando durante un período de más de 14 días. La técnica no ocasionó inflamación ni otros efectos secundarios dañinos.
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