Las vacaciones, el relax, la mayor cantidad de tiempo libre llevan a las parejas a cumplir una de las fantasías que parece fácil de cumplir pero que una vez que se está intentando practicar trae algunos inconvenientes como la dificultad para la penetración.
Los experimentos sexuales en el agua conllevan algunos riesgos que es mejor prevenir para entonces si disfrutar de los juegos íntimos al aire libre, que quizás pueden ser una previa del acto sexual:
A continuación una lista de los problemas más frecuentes:
1. Infecciones bacterianas. En el agua del mar, los ríos o los pantanos hay numerosas bacterias que con un simple baño pueden resultar inocuas, pero que si nos demoramos en juegos sexuales nos pueden dar algunos disgustos. Las vaginitis (con ardores y picazón alrededor de la vulva) o las cistitis no son infrecuentes. También ellos pueden contraer una infección de orina por la invasión de microorganismos en el tracto urinario.
2. Hongos. Son la cara B de las infecciones bacterianas. Si las primeras son más propias de pantanos o ríos, los hongos vienen de la mano del agua de las piscinas en las que se ha usado demasiado cloro.
3. Preservativo y enfermedades de transmisión sexual. Uno de los mayores problemas que tiene el sexo en el agua es el preservativo: para empezar, es mucho más difícil de poner. Además, el látex es un material que se resiente en el agua y que podría no resultar tan eficaz como debería. Conviene preguntar a la marca cuál sería el modelo más adecuado. En realidad, lo que los expertos recomiendan es realizar la penetración fuera del agua y bañarse después si se quiere.
4. Embarazo. Existe el mito extendido en algunos medios de que en el agua es casi imposible quedarse embarazada, lo cual es mentira. Una mujer sana puede quedarse embarazada perfectamente en el agua. Un motivo más, junto con las enfermedades, para pensar en el método anticonceptivo.
5. No se lubrica bien. Otra creencia extendida es pensar que el agua facilita las relaciones sexuales, especialmente la penetración, cuando en realidad sucede lo contrario. El agua se lleva por delante toda la lubricación haciéndolo más difícil. En ocasiones puede resultar hasta doloroso. Existen algunas alternativas, como los lubricantes de silicona, que no son solubles en agua y pueden suplir la lubricación natural.
6. Cuidado con la arena. La escena es típica. Una pareja que después de fantasear durante un par de días se decide a llevar a cabo su sueño en la playa y a la luz de la luna. Todo es idílico. Pero solo en su mente. Cuando se ponen manos a la obra todo resulta complicado ya que la arena se mete en los huecos más insospechados.
7. No somos gimnastas. Es cierto que el agua facilita ciertos movimientos. O, más bien, parece más livianos. Gracias a eso podemos ensayar nuevos abrazos o juegos. Sin embargo, eso no quiere decir que practicar sexo vaya a resultar más fácil y hasta pueden aparecer dolores posteriores que en el agua parecieron disimulados.
8. Multas. La fantasía del sexo en el agua supone hacerlo en lugares públicos, o al aire libre, espacios en definitiva en los que siempre pueden tomar por sorpresa. No solo por la vergüenza de haber sido agarrado en una situación semejante, sino porque además en muchos municipios es una práctica perseguida y multada.
...y ahora la ventaja que hace que, tomando las debidas precauciones ¡compensa todos los riesgos!
9. La previa. está bueno innovar, así que a pesar de todos los riesgos y problemas que conlleva el sexo en el agua es bueno que las parejas prueben nuevas opciones más allá de la cama de todos los días. Si sale bien, será fantástico, sino compartes unas risas que también valen la pena. Y sino puede ser una buena previa.
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