Si hay una visita imprescindible en el norte de Tailandia esa es la del Templo Blanco de Chiang Rai, también conocido como el Wat Rong Khun, un monumento que te hará dejar atrás la idea de que todos los templos de Tailandia son iguales y que dejará a quien lo visite con la boca abierta. Y es que este monumento, situado a tan solo 14 km al sur de Chiang Rai, atrae cada año a cerca de un millón de visitantes y no solo turistas ya que son muchos los budistas que cada día presentan allí sus ofrendas o que incluyen la visita de este complejo dentro de sus viajes de peregrinación.
Lo cierto es que el templo blanco de Chiang Rai comenzó a construirse en 1997, y hoy está todavía inacabado. Si ya impresiona lo construido hasta ahora, el proyecto, que según su autor, Chalermchai Kositpipat, estará terminado dentro de unos 60 años, será una pasada.
El templo blanco de Chiang Rai toma este nombre ya que está construido totalmente en materiales blancos que simbolizan, según su autor, la pureza del budismo. Además las figuras están decoradas, algunas casi en su totalidad, con incrustaciones de cristal simbolizando la sabiduría de Buda que brilla en todos los rincones, por lo que todavía es más impresionante cuando el sol potencia el brillo de los materiales.
Nada más llegar y para acceder al ubosot o sala de reuniones del templo hay que pasar un puente que se levanta sobre cientos de manos que salen agónicamente del suelo. Con ello se representa el paso de la muerte a la vida por eso se trata del puente de la reencarnación y en el proceso hay que dejar atrás las angustias, sin las cuales no hay paraíso, y las tentaciones materiales del ser humano.
Antes de entrar en el templo gigantescos guardianes custodian la entrada. Sin duda se trata de una de las partes más impresionantes del complejo.
En la sala central del templo, como en todos, hay varias imágenes de Buda pero en las paredes la decoración no nos cuenta, como en otros templos, las hazañas del dios budista sino que encontramos figuras poco convencionales como las de Hello Kitty, Kung Fu Panda o Michael Jackson y aunque puedan confundir al visitante no se trata de ninguna broma o de una antojo kitsch del peculiar autor ya que en la simbología del complejo nada está dejado al azar. Estas pinturas y decoraciones están plagadas de símbolos reconocibles por los visitantes ya que representan los falsos ídolos que distraen a la humanidad de su misión divina. Además se representan saliendo de las fauces de Mara, el demonio que quiso impedir que Buda alcanzase la iluminación.
En realidad, y según el autor, el templo blanco de Chiang Rai está construido de forma que el visitante que cruza el puente de la agonía deja atrás sus demonios para salir completamente en paz. Además en el jardín que rodea el complejo y donde se ubicarán el resto de edificios hay un montón de esculturas de nagas, dragones y animales de la mitología budista.
A la salida puede visitarse una galería de arte con obras del autor. Eso sí, las fotos en el interior tanto del ubosot como del de la galería están prohibidísimas y es muy difícil escabullirse para sacar alguna. La entrada es gratuita y el templo se puede visitar todos los días de 6:30 a 18:00.
La visita del Templo Blanco puede realizarse de varias formas. Mucha gente opta por hacer un tour organizado de un día desde Chiang Mai. Una buena opción si vais a establecer en esa ciudad vuestra base de operaciones y vais a dedicar algún día a otras actividades.
Nosotros nos desplazamos hasta Chiang Rai por nuestra cuenta e hicimos noche allí coincidiendo con el final denuestra ruta por el norte de Tailandia. Si es este tu caso basta con acercarse a la estación de autobuses de Chiang Rai, donde encontraréis autobuses o tuk-tuk compartidos que por unos 20 THB por persona, no más, os llevarán en muy poco tiempo hasta el Templo Blanco. Para volver a la ciudad no hay más que volver a salir a la carretera y parar algún tuk-tuk o algún autobús azul dirección a Chiang Rai y volver a pactar el mismo precio.
Una vez en Chiang Rai se puede aprovechar para hacer algo de turismo por la ciudad. Si os habéis quedado con ganas de más, la torre del reloj de Chiang Rai es también obra de Don Chalermai Kositpitpat y el mercado nocturno de Chiang Rai es un lugar ideal para cenar y aprovechar para hacer algunas compras.
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