Vuelve a estar de moda una curiosa práctica que, aunque tenga un nombre raro, es relativamente fácil de hacer y absolutamente placentera. Si quieren un gran y excitante orgasmo, tomen nota de esta técnica sexual que los pondrá a mil por hora.
En el sexo siempre pedimos más: más placer, más tamaño, más intensidad, más posturas, más orgasmos… Y en esta época convulsa que vivimos, también sexualmente, a veces perdemos de vista lo más básico, lo que tenemos a nuestro alcance. Hoy te vamos a pedir que dejes a un lado, por un día, los juguetes, lubricantes y posturas imposibles, porque el beso de Singapur o pompoir hace del minimalismo una práctica sexual de lo más placentera. ¿Quieres saber cómo conseguir un orgasmo épico? No, no hace falta que te pongas en plan Cincuenta Sombras de Grey…
¿Qué es el beso de Singapur o pompoir?
El beso de Singapur, también llamado pompoir o kabazza (en su versión árabe) es una antiquísima técnica sexual, de la que ya hablaban algunos libros de historia, basada en que la mujer estimula el pene con la vagina una vez que este está dentro, realizando unos movimientos similares al de la succión. De hecho, pompoir, se traduce del francés como “chupadora” y el efecto que se produce sobre el pene es similar al del sexo oral.
Se trata de una técnica algo complicada de hacer para algunas mujeres, que requiere cierto entrenamiento del músculo pubocoxígeo, que es el encargado de estimular el pene en este caso. Otras mujeres, en cambio, son capaces de hacer este movimiento de forma natural, por ello, la mejor forma de saber si eres capaz, es practicándolo. Pero, ¿cómo se hace exactamente el beso de Singapur?
¿Cómo se realiza el beso de Singapur o pompoir?
Aunque puedes hacerlo de diferentes formas, aquí te dejamos un paso a paso de una postura en la que realizar esta técnica puede dar lugar a un gran orgasmo.
El chico permanece tumbado boca arriba y tu sentada sobre el a horcajadas, así la mujer puede controlar el ritmo. Él debe ser totalmente pasivo durante el sexo, dejando que ella sea la gran protagonista de la acción.
Introduce el pene en la vagina: a mayor grosor, más fácil será alcanzar placer con esta práctica.
Las caderas deben permanecer quietas, pero se pueden estimular con las manos o mediante el contacto visual.
Ahora es donde entra en acción el músculo pubocoxígeo cuyas contracciones son las que propiciarán el orgasmo. Las contracciones deben ser continuadas e intensas.
Para que te hagas una idea de lo que se puede conseguir, el nombre de beso de Singapur proviene de la leyenda de una prostituta capaz de introducir y sacar el pene de sus amantes con un solo movimiento de vagina. Y ahora viene la gran pregunta: ¿Cómo entrenar el músculo pubocoxígeo? O, mejor aún, ¿dónde narices está ese músculo?
Entrenar el músculo pubocoxígeo
Para poder practicar el beso de Singapur es necesario ejercitar este músculo. Hay mujeres que lo tienen entrenado de forma natural, pero en muchos otros casos requiere de cierta práctica. Para saber a qué músculo nos referimos, la próxima vez que vayas a orinar prueba a cortar el pis a la mitad durante un segundo: el músculo que permite hacer eso es el pubocoxígeo.
Para entrenarlo, puedes probar con algunos ejercicios propios para el suelo pélvico para mujeres embarazadas o mujeres que sufren pérdidas de orina. Son también llamados ejercicios de Kegel, y no solo te servirán para una técnica sexual infalible sino para evitar esas pérdidas en el futuro. Eso sí, ojo con esto, hay que tener cuidado, pues hacer los ejercicios mal puede ser contraproducente para tu salud. Si tienes alguna duda, siempre puedes consultar con tu ginecólogo.
Otras alternativas
Si el beso de Singapur no te convence o te parece demasiado complicado, siempre puedes innovar en otros ámbitos. Por ejemplo, puedes probar con algunos juguetes sexuales o, si eres más clásica, probar alargando los preliminares, practicando slow sex, realizando una perfecta masturbación, por el contrario, probando con el squirt, el nuevo reto de la masturbación femenina. ¡Deja volar tu imaginación!
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