domingo, 10 de enero de 2016

El científico que estudia cómo se propaga la ignorancia

Robert Proctor ha inventado un término que define la propagación deliberada de desinformación
En su último vídeo electoral, Donald Trump vuelve a recordar que quiere construir un muro en la frontera con México.
Para justificarse, utiliza unas imágenes nocturnas en las que se observa un grupo de inmigrantes corriendo hacia una valla.
El problema es que dichas imágenes no corresponden a la frontera Sur de los Estados Unidos, sino a la frontera de España con Marruecos en Melilla.
El responsable de la campaña de Trump ya ha reconocido que, en efecto, lo que se ve en las imágenes no es la frontera mexicana. También ha explicado que se han utilizado para demostrar lo que podría ocurrir en caso de no construirse el muro.
Es decir, no se trató de una equivocación o un despiste. Es fruto de lavoluntad de generar confusión entre los potenciales votantes estadounidenses.
Ellos saben que la ignorancia no es felicidad, sino poder.
I. El poder de la confusión
El profesor de Stanford Robert Proctor lleva muchos años estudiando la propagación deliberada de ignorancia.
Empezó a interesarse por ello tras descubrir las prácticas que utilizaban las tabacaleras para confundir sobre los perjuicios para la salud de los cigarrillos. En 1995, tras muchos años estudiando el fenómeno, le puso un nombre: agnotología.
La palabra deriva de agnosis, el término del griego clásico para “desconocimiento”.
A grandes rasgos, la agnotología estudia aquellos actos que difunden la confusión y el engaño con el objetivo de vender un producto o imponer una creencia.
Y es que, como explica el propio Proctor, cuando la sociedad no sabe alguna cosa, a menudo es porque determinados intereses trabajan para crear confusión.
La agnotología estudia la difusión deliberada de confusión y engaño
La industria del tabaco fue pionera en este tipo de prácticas. Su objetivo era el de erosionar la aceptación social de las pruebas científicas que ligaban el consumo de tabaco y el cáncer.
En 1979, un documento secreto de la industria tabacalera fue revelado al público. En él se referían muchas de las tácticas utilizadas para contrarrestar el movimiento anti-tabaco.
 Nuestro producto es la duda, ya que es la mejor manera de competir con el 'conjunto de hechos' que existe en la mente del público general. También es la manera de establecer una controversia”, rezaba uno de los fragmentos más reveladores del texto.
Y es que, tal y como explica Proctor a BBC Future, la propagación de la ignorancia a menudo se disfraza de debate. Esta es la estrategia que utiliza, por ejemplo, el movimiento que niega la existencia del cambio climático.
“La lucha no se limita a la existencia del cambio climático, sino también a si Dios ha creado la Tierra para que nosotros la explotemos, a si el gobierno tiene el derecho a regular la industria, a si los defensores del medio ambiente deberían ser empoderados, etc. No trata únicamente de los hechos, sino de lo que se imagina que fluye desde y hacia dichos hechos”, dice Proctor.
II. La era de la desinformación
Los negacionistas del cambio climático demuestran que la agnotología sigue siendo tan importante como cuando las tabacaleras intentaban negar que fumar provocase cáncer.
Pero no es el único ejemplo. En los últimos tiempos, la agnotología se ha utilizado con todo tipo de fines, especialmente de carácter político.
Un caso célebre es de los Republicanos que, durante años, aseguraron que Barack Obama era musulmán y ponían en duda que hubiese nacido en los Estados Unidos. La controversia hizo que la Casa Blanca llegase a publicar la partida de nacimiento del Presidente en abril de 2011, demostrando que había nacido en Hawai. Pero los impulsores de la teoría de la conspiración ya habían logrado su objetivo: sembrar la duda.
Cuando siembras dudas, a menudo la gente deja de preocuparse sobre qué es verdad y qué no
“La gente siempre asume que, si alguien no sabe algo, es porque no le han prestado atención o aún no se han dado cuenta de ello. Pero la ignorancia también viene del hecho de que haya gente que omita la verdad, la ahogue o intente que sea tan confusa que a la gente le deje de importar qué es verdad y qué no”, dice Proctor.
Cuando levantas polvareda, todo acaba cubierto de una capa de neblina que hace más difícil distinguir la realidad. Y una sociedad que no sabe es más fácil de manipular.
Tal y como escribía Clive Thompson en esta pieza de Wired, tras años celebrando la revolución de la información, ahora es necesario prestar atención a sus efectos, centrarse en su contrapeso: la revolución de la desinformación.
“Vivimos en un mundo de ignorancia radical, y lo realmente asombroso es que algún tipo de verdad pueda colarse a través del ruido”, dice Proctor.
La información es más accesible que nunca, pero ello no significa que accedamos a ella.
“El mito de la 'sociedad de la información' es que nadamos en conocimiento. Pero es más fácil propagar la ignorancia”, decía el propio Proctor al LA Times.
El mito de la sociedad de la información es que nadamos en conocimiento, pero a menudo nos ahoga la ignorancia
Internet juega un papel esencial en ello.
Para David Dunning, profesor de la Universidad de Cornell, la red es un lugar donde todo el mundo tiene la oportunidad de ser su propio experto,convirtiéndose en una presa fácil para intereses poderosos que buscan diseminar la ignorancia.
“Mi preocupación no es que estemos perdiendo la habilidad de pensar por nosotros mismos, sino que ello se esté volviendo tan fácil. Deberíamos contrastar con los demás mucho más de lo que imaginamos. Puede que las otras personas también sean imperfectas, pero, a menudo, sus opiniones nos ayudan a corregir nuestras propias imperfecciones, así como nuestra propia experiencia imperfecta ayuda a corregir sus errores”, dice Dunning a la BBC.
Un buen ejemplo de ello es Wikipedia, una plataforma que incita a crear el conocimiento a través del consenso.
Puede que Internet sea un edén para lo mentirosos, pero también lo es por los cazadores de mentiras.
PlayGroundMag / BBCFuture

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