El incremento desmesurado del volumen de residuos que generamos diariamente, sumado a la ineficacia de las alternativas planteadas para disponerlos, se ha convertido en un grave problema ambiental para la mayor parte de las ciudades. Pero el problema se acrecenta en aquellos lugares del mundo donde se amontona clandestinamente todo lo que se desecha sin tener en cuenta las posibles consecuencias que puedan ocasionar tanto para el medio ambiente como para la salud de las personas que allí viven. ¿Cómo gestionar la basura? ¿Cuánto tarda la naturaleza en degradar la basura que generamos?
Desde el principio de los tiempos, la naturaleza ha sabido degradar con relativa facilidad los compuestos naturales generados. Pero con la revolución industrial, en Occidente se inició una era de confianza en la capacidad creadora y transformadora del hombre que evolucionó hacia una sociedad urbana, industrialy diversificada.
Con el progreso llegó también una nueva generación de desechos y materialespara descomponer, y los microorganismos empezaron a tener serias dificultades para poder degradar la basura generada por la mano del hombre. En la actualidad, el incremento del volumen de basura y la diversificación de los desechos generados, ha derivado en una situación de insostenibilidad donde los ciclos de descomposición son cada vez más complejos y prolongados en el tiempo.
La generación de basura es alarmante y gran parte de ella acaba acumulándose sin control en vertederos o en el fondo de los océanos. ¿Dónde meter tanta basura? Esta cuestión lleva años sin tener una respuesta concreta que ayude a paliar esta situación , por eso los expertos apelan a la educación medioambiental de la sociedad para que consuma de forma responsable y deseche de forma selectiva los residuos generados para su reciclaje.
De la basura que desechamos a diario, quizá la menos problemática de todas sea el papel. Compuesto básicamente de celulosa, apenas requiere 1 año para degradarse. Sin embargo, se apela a su consumo responsable y su reciclaje para reducir el impacto generado por la tala indiscriminada de nuevos árboles para fabricar papel.
El problema lo encontramos en envases como las latas de refresco o cerveza. 10 años es lo que tarda la naturaleza en transformar en óxido de hierro los 210 micrones de espesor de acero del envase, recubierto de barniz y estaño. Los envases desechables de polipropileno, los vasos de plástico comunes, también tardan una media de 10 años en quedar reducidos a moléculas sintéticas por la acción de la naturaleza.
Pero la cosa empeora en el caso de los denominados teta-bricks, que a pesar de no ser tan tóxicos como los envases de polipropileno o el poliestireno empleado para fabricar las cajas de huevos, necesita hasta 30 años para degradarse gracias en parte a su contenido en aluminio. En este grupo incluimos las chapas metálicas de las botellas, que a pesar de su insignificante espesor, requieren una oxidación previa para su degradación que puede prolongarse hasta en 30 años.
Los botes de laca y espuma son otro hueso duro de roer para la naturaleza, y además por partida doble. Por un lado tenemos el inconveniente de los aerosoles, por su contenido en clorofluorocarbonos, y por otro lado, tenemos la estructura metálica del envase, cuyo paso previo a la degradación es la oxidación. Unos 30 años como mínimo.
El plástico es otro de los grandes desafíos de la naturaleza por su contenido entereftalato de polietileno, también conocido como envases PET. Expuestas a la intemperie y a la acción directa del sol pierden tonicidad, se agrietan y tras 50 años empiezan a separarse y dispersarse. Enterradas, duran mucho más ya que los microorganismos no tienen mecanismos para atacarlos y pueden llegar a tardar de100 a 1.000 años en desintegrarse.
Las polémicas bolsas de plástico, hechas de polietileno de baja densidad, pueden llegar a tardar hasta 150 años en desaparecer. En el caso de las zapatillasdeportivas, compuestas por cuero, tela, goma y espumas sintéticas, la cosa no mejora y se toman hasta 200 años en desintegrarse por completo.
Lo mismo ocurre con objetos tan inofensivos como las muñecas de plástico, los rayos ultravioleta pueden llegar a desintegrar el material en moléculas más pequeñas, pero requieren hasta 300 años en desaparecer por completo. También tenemos las pilas desechables con más de 1.000 años, con independencia de su oxicidad por la presencia de mercurio. Pero el récord lo ostentan las botellas de vidrio, en cualquiera de sus formatos, con 4.000 años.
Podemos inventar nuevas tecnologías para acelerar el proceso de degradación de la basura, pero los expertos aseguran que la lucha más efectiva contra este grave problema ambiental es la apuesta por el reciclaje, la educación ambiental y el consumo responsable.
Miguel A. Pérez http://blogthinkbig.com/
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