El comienzo de un nuevo año les provee un ímpetu para trazarse aspiraciones en distintos aspectos de su vida.
Las campanadas de la medianoche del 1ro de enero, para muchas personas, representa el disparo de salida de una carrera hacia una meta llena de nuevas resoluciones.
El comienzo de un nuevo año les provee un ímpetu para trazarse aspiraciones en distintos aspectos de su vida.
Bajar de peso, ahorrar, dejar de fumar, pasar más tiempo con la familia y organizarse mejor son algunas de las determinaciones más comunes que asumen miles de personas.
Sin embargo, según pasa el tiempo ese impulso inicial se va desvaneciendo y la rutina y trajín diario van imponiéndose ante las resoluciones. La psicóloga clínica Grisell Rodríguez señala la indisciplina como una de las principales razones para fracasar en las metas propuestas.
“Los puertorriqueños en general somos altamente indisciplinados, eso es algo cultural. Y no es el puertorriqueño nada más, el latino tiende a ser indisciplinado. Otras culturas, como las orientales, por ejemplo, toman una sola cosa a la vez, no agarran montón de cosas y tienden a ser más conservadores al tomar una decisión. Ellos lo piensan, meditan para luego ejecutarlo. Aquí no, aquí suenan las campanas a las 12:00 de la noche y me propuse que voy a rebajar”, aseguró Rodríguez.
Tomar esas decisiones apresuradas sin evaluar la posibilidad real de llevarlas a cabo, tiene más probabilidades de fracasar, según señala la experta, porque de esa manera no se está tomando en cuenta la forma en que se logrará la meta, pues no se está asumiendo como un plan.
“Te propusiste que vas a rebajar, perfecto. Ya buscaste el gimnasio, pensaste que acabaron las Fiestas de la Calle San Sebastián, que es donde último te vas a hartar de ron y de porquerías que te hagan daño. Tienes el equipo de ejercicios en tu casa o pusiste la fecha de inicio para comenzar, ¿qué plan tienes? Escríbelo. Ese tipo de cosas sale de la boca para afuera porque está el deseo y la inteligencia para poder hacerlo, pero está la indisciplina porque ni siquiera lo escribiste”, señaló Rodríguez.
El escribir la meta ayuda a concretar el deseo y desarrollar la idea de cómo se va a conseguir, según destaca la psicóloga.
Al igual que Rodríguez, su colega Michelle Ortiz recomienda no proponerse tantas metas para así poder enfocarse en una o pocas a la vez, pues de esa manera hay más posibilidad de obtener resultados positivos.
“Todo va a depender de las expectativas y cuán fuerte sea la meta, Por ejemplo, en la pérdida de peso las personas lo deciden pero se ponen metas muy extensas. Dicen ‘voy a perder 50 libras’ en vez de empezar con cinco, y allí llega el proceso de la frustración. Cuando la persona se frustra y ve que no logra alcanzarlo, es más fácil quitarse que darle un mayor ímpetu a poderlo alcanzar. Por eso es mejor asumir pocas metas e ir paso a paso”, afirmó Ortiz.
La biología también tiene que ver en el asunto, según destaca Rodríguez, pues hacer cualquier cambio en la rutina es cuestión de hábito.
"Si la persona empieza en una semana y va bien, en la segunda semana falla un día y a eso se le añade que no se diseñó una estructura y hay indisciplina, pues no hay manera de crear el hábito. El hábito lo determina la biología y con eso no se puede pelear, porque viene determinada, así que hay que tener disciplina y estructura para crear el hábito”, aseguró Rodríguez.
Realizar el plan con alguien también es de gran ayuda, pues entra el factor motivación, según plantea Ortiz.
Dos personas pueden delinear un plan y el constante intercambio de información e informes de progreso ayudarán a perseguir la meta común.
“Es mejor hacer con otra persona porque entre los dos se pueden motivar. Si lo haces sola no hay otra persona que te esté motivando, no hay ese espíritu de competitividad. Si tú llegas, yo llego. Por eso hay personas que cuando se ponen esas metas tienen una determinación mayor. Porque se puede decir, pero realmente, ¿estás preparado para hacerlo, a asumir los sacrificios que conlleva, a abandonar cosas que causan placer?”, afirmó Oritz.
Premiarse cuando se obtinenen logros y no penalizarse en el caso de fallar, es importante para poder cumplir la meta, porque de otra manera puede predominar la frustración.
“Eso también pasa si no se está preparado. Está el deseo, pero no estás listo y allí es cuando las personas abandonan. Al tercer mes se empieza un proceso más a largo plazo y allí entonces la gente típicamente empieza a abandonar. Normalmente, se empiezan con metas de tres meses, que es un período corto, pero ya cuando se va extendiendo a seis meses, entonces se empiezan con los pretextos”, destacó Ortiz.
De ese modo, hay que intentar mantener factores que motiven a continuar y los pensamientos positivos, para no dar paso a aquellos de derrota o frustración.
“Hay que mantener metas a corto plazo y no muchas a la vez. Si por ejemplo, fumas cinco cigarrillos en una semana, proponte fumar cuatro y ve bajando gradualmente. Un cambio radical el mismo cuerpo no lo va aceptar porque no está preparado”, concluyó Ortiz.
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