Varios velocistas y saltadores de vallas que competirán por medallas olímpicas en Río de Janeiro (Brasil) han estado utilizando una nueva herramienta de entrenamiento para prepararse: unos estilosos cascos que cumplen la función de estimulador cerebral.
El dispositivo tiene el aspecto de unos auriculares convencionales y funciona como tal, pero está diseñado para entregar con precisión leves impulsos eléctricos a la corteza motora, una área del cerebro que coordina los movimientos.
El cofundador y CEO de Halo Neuroscience, Dan Chao, cuya empresa desarrolló el dispositivo y lleva varios meses ofreciéndolo comercialmente, dice que los datos demuestran que si los atletas de élite llevan el estimulador mientras entrenan, mejora su rendimiento en determinadas tareas deportivas, como acelerar desde los bloques de arranque durante una carrera corta o de obstáculos.
La empresa ha estado trabajando con cinco atletas que se preparan para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro: Hafsatu Kamara, una velocista de Sierra Leona; Michael Tinsley, un saltador de vallas de Estados Unidos que ganó una medalla de plata en 2012; Mike Rodgers, un velocista de relevo de Estados Unidos; Mikel Thomas, un saltador de vallas de Trinidad y Tobago; y Natasha Hastings, una velocista de relevo de Estados Unidos que ganó una medalla de oro olímpica en 2008.
La técnica, llamada estimulación transcraneal con corriente directa, representa un tema de investigación en neurociencia muy popular actualmente. Los científicos han demostrado que entregar una pequeña cantidad de electricidad puede hacer que las neuronas estén más o menos predispuestas a activarse. Y durante los últimos 15 años un aluvión de estudios ha sugerido que el enfoque puede ser empleado para muchas cosas, desde mejorar la cognición hasta ayudar a los pacientes de derrame cerebral a recobrar el movimiento.
La mayoría de los estudios han sido pequeños, sin embargo, y para muchas aplicaciones en potencia aún no existen suficientes datos para poder confirmar si la estimulación realmente surte efecto. Halo Neuroscience eligió centrarse en la corteza motora porque es la región cerebral para la que existen más pruebas que demuestran que la técnica sí mejora el aprendizaje, explica Chao. Puesto que no está diseñado para fines médicos, el dispositivo, llamado Halo Sport, no está regulado por la Administracion de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). Y los atletas que lo emplean no infringen ninguna regla existente de los Juegos Olímpicos.
Pero algunos investigadores mantienen que no es apropiado comercializar la tecnología directamente a los consumidores porque aún no se sabe lo suficiente acerca de lo que le hace al cerebro. Aunque amplias pruebas sugieren que la estimulación transcraneal por corriente directa es segura siempre que se respeten unos protocolos establecidos, podría conllevar desventajas que aún no estén claras, sugiere la directora del grupo de neuroimagenes psiológicas del Departamento de Neurociencias Clínicas de la Universidad de Oxford (Reino Unido), Charlotte Stagg.
En cuanto a la afirmación de que la tecnología puede mejorar el rendimiento deportivo, Stagg afirma: "Creo que es improbable que entendamos lo suficiente como para poder emplearla con éxito para ese tipo de cosas en estos momentos". Eso se debe a que los científicos todavía solo entienden sus efectos sobre la corteza motora en el contexto de ensayos de laboratorio que incluyen unas tareas relativamente sencillas. El entrenamiento deportivo es más complejo, involucra más músculos y muchas más regiones cerebrales, señala Stagg.
Chao asegura que los resultados del trabajo de Halo Neuroscience con atletas de élite sugieren lo contrario. Chao asevera: "Para nosotros, nuestros resultados son prueba suficiente", y añade que la empresa tiene planes de someter parte de estos datos a la revisión científica por pares en un futuro próximo.
Fuente: technologyreview.es
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