sábado, 21 de marzo de 2015

Diez inventos que mataron a sus creadores


Inventar algo siempre conlleva un riesgo para la vida de su creador. La impresora 'asesina' o el tren volador son solo algunos ejemplos en los cuales las creaciones extinguieron la existencia de quienes las concibieron.
"La actividad de los inventores se parece al trabajo de los zapadores: cada paso puede ser el último", escribe el columnista del diario 'Rossíyskaya Gazeta' Timur Alímov al hacer una selección de inventos que acabaron con la vida de sus creadores.

EL TREN VOLADOR


No es cierto que la idea de inventar un coche (o un tren) volador haya surgido el siglo XXI. Hace casi 100 años un joven chófer de la ciudad rusa de Tambov, Valerian Abakovski, creó el primer 'aerovagón' del país. El ingeniero aficionado conectó un motor y una hélice a una dresina de madera. Pese a consumir muy poco combustible, el invento alcanzó resultados fantásticos para la época: fue capaz de desarrollar una velocidad de hasta 140 kilómetros por hora.
El 23 de julio de 1921, Abakovski llevó en su vagón aéreo a un grupo de delegados del III Congreso mundial de la Internacional Comunista, que se celebraba aquellas fechas en Moscú, a visitar una mina de carbón en los alrededores de la ciudad de Tula. En su camino de vuelta, la dresina descarriló. Siete de las 22 personas que iban a bordo murieron, incluido el joven inventor. Tenía solo 25 años. Según mostró la investigación posterior, la culpa fue del estado del ferrocarril: las vías de entonces no tenían capacidad para llevar trenes que viajaran a alta velocidad.

LA 'IMPRESORA ASESINA'


 En 1847, el estadounidense Richard March Hoe patentó una impresora rotativa: las imágenes que iban a imprimirse eran curvadas sobre un cilindro. En 1963, William Bullock se propuso perfeccionar la obra: le añadió eficiencia y velocidad, lo que hizo revolucionar la industria tipográfica.
Al comenzar el mes de abril de 1867 Bullock estaba reparando una de sus nuevas prensas instalada en la redacción del diario 'Philadelphia Public Ledger'. Intentaba ajustar con la pierna la correa de transmisión en una polea cuando su extremidad quedó atrapada en la máquina. Unos días más tarde desarrolló una gangrena en la la zona dañada. El día 12 Bullock moriría en el curso de una operación para amputarle la pierna.

LA MOTO DE VAPOR


 Sylvester H. Roper creó entre 1867 y 1869 uno de los primeros prototipos de moto. Colocó bajo el asiento de una bicicleta convencional un motor de vapor que hacía mover la rueda trasera. En el volante situó un regulador especial que debía controlar la velocidad. El 1 de junio de 1896, mientras montaba uno de sus últimos modelos en los alrededores de la ciudad de Cambridge (Estado de Massachusetts, EE.UU.), cayó al suelo sufriendo una lesión grave en la cabeza. Murió de inmediato. La autopsia reveló un ataque cardiaco, pero no quedó claro si fue causa o consecuencia de la caída.

EL AEROPLANO ALIMENTADO

 En junio de 1910 el ingeniero rumano Aurel Vlaicu voló en un aeroplano metálico que funcionaba con motor que había diseñado él mismo. Lo bautizó como Vlaicu I. En abril de 1911, se elevó sobe la superficie su segundo modelo, Vlaicu II. El ingeniero murió el 13 de septiembre de 1913, cuando trataba de ser la primera persona en volar a través de las montañas de los Cárpatos en el ya desgastado Vlaicu II. El aeropuerto internacional de Bucarest lleva hoy su nombre.

EL IMPERMEABLE PARACAÍDAS

El sastre parisino Franz Reichelt diseñó un impermeable destinado a convertirse en un paracaídas. El 4 de febrero de 1912 Reichelt decidió mostrar su criatura ante una amplia audiencia. En un primer momento, quiso arrojar un maniquí desde la Torre de Eiffel, pero el último momento decidió saltar él mismo. Desafortunadamente se equivocó en sus cálculos y la capa de su traje resultó demasiado pequeña para su masa y tanta altura. El inventor murió rodeado de una enorme multitud curiosa y de la prensa.
ADVERTENCIA: LAS SIGUIENTES IMÁGENES PUEDEN HERIR SU SENSIBILIDAD


EL MOTOR MISILÍSTICO

A partir de 1928, el especialista austriaco Max Valier empieza a convertirse en uno de los padres de la futura industria espacial. Desarrolla varios vehículos propulsados por cohetes como trineos, patines y automóviles, algunos de los cuales alcanzaban 380 kilómetros por hora: una cifra increíble para la época.
Los primeros coches y aviones de Valier se apoyaban en motores de combustible sólido, pero a partir de enero de 1930 empieza a experimentar con motores propios de combustible líquido. El 17 de mayo de 1930, en una prueba de auto-cohete con base de propulsión de oxígeno líquido y alcohol en Berlín, Valier murió tras producirse una explosión. Tenía 35 años.

LA NAVE MINADORA


El oficial de la Marina rusa Vladímir Stepánov ideó el primer sistema automático para desplegar en marcha minas navales. Participó también en el diseño de una nave especializada, la Eniséi, que salió de los astilleros en 1901. En febrero de 1904, ya como capitán de segundo rango, Stepánov se puso al mando de la Eniséi en una de las primeras operaciones de la guerra ruso-japonesa.
Durante dos días la nave Eniséi depositó minas en el fondo marítimo para impedir el desembarco de las tropas japonesas en la península de Kwantung, en aquel entonces posesión del Imperio ruso. Una de las minas subió imprevistamente a la superficie y explotó antes de que los marineros pudieran hacer nada por evitarlo. La Eniséi quedó gravemente dañada y la tripulación fue evacuada en botes salvavidas, pero Stepánov prefirió quedarse y morir a bordo de su obra.

EL COCHE VOLADOR


En 1973, la empresa Advanced Vehicle Engineers, presidida por el ingeniero aeronáutico estadounidense Henry Smolinski, presentó un modelo de carro volador. La obra, bautizada como AVE Mizar, fue construida a partir de la combinación de la parte trasera de la avioneta ligera Cessna Skymaster con un automóvil Ford Pinto. Dos vuelos de prueba finalizaron con éxito y para 1974 estaba previsto lanzar la producción en serie.



En septiembre de 1973 Smolinski participó en el tercer vuelo de prueba. Una vez en el aire, el ala derecha se dobló. El vehículo se estrelló y tanto Smolinski como su compañero Harold Blake murieron.

EL TANQUE T-34

En marzo de 1940 el diseñador industrial Mijaíl Kóshkin presentó a Iósif Stalin los dos primeros tanques T-34. El líder soviético ordenó su producción en serie. Los tanques volvían a su fábrica productora en Járkov, pero en el camino uno de ellos volcó en un caudal abundante de agua. Kóshkin, a pesar de estar resfriado, se metió en el agua helada para rescatar su obra. Una vez de vuelta en Járkov, el diseñador industrial fue hospitalizado con neumonía. La enfermedad no pudo detenerse y los médicos le extirparon uno de los pulmones. Pero ello no fue de ayuda y el 26 de septiembre de 1940 el ingeniero moría. Hasta las últimas horas de su vida siguió trabajando para perfeccionar su creación.

EL SUBMARINO H.L. HUNLEY

El CSS H. L. Hunley –llamado así en honor a su constructor, Horacio Lawson Hunley– fue el primer submarino de combate que hizo hundir un buque de guerra enemigo. Salió de los astilleros en julio de 1863 para combatir contra las fuerzas navales del norte en la Guerra Civil estadounidense. El submarino se hundió en dos ocasiones: la primera vez murieron cinco tripulantes y la segunda vez, el 15 de octubre de 1863, se ahogó la tripulación entera (ocho personas), incluido el propio Hunley, que se encontraba a bordo. Ambas veces los confederados subieron el submarino a la superficie para ser utilizado de nuevo.
El propio CSS H. L. Hunley se perdió poco después en un ataque sufrido en febrero de 1864. El lugar donde se produjo el siniestro fue descubierto en 1995. En 2000 lo elevaron a la superficie y actualmente se exhibe en North Charleston (estado de Carolina del Sur).

No hay comentarios:

Publicar un comentario