martes, 25 de agosto de 2015

Bajó 99 kilos y te cuenta cómo lo hizo en 7 simples pasos

Su método es mundialmente famoso y no se enfoca en contar calorías, sino en adquirir hábitos más saludables.


Para Jon Gabriel, el atentado a las Torres Gemelas fue un antes y un después, y no por las mismas razones que puede tener cualquier otro estadounidense.

Gabriel pesaba más de 186 kilos y era un obeso mórbido, de esos que se ven frecuentemente por las calles de Estados Unidos.

Ese fatídico 11 de septiembre de 2001, tenía programado volar de Newark a San Francisco y, por esas casualidades del destino, perdió el vuelo 93 de United Airlines, que fue secuestrado por los terroristas.

"Sentí que el universo me había dado una segunda oportunidad", afirma Gabriel en este artículo en el que relata su conmovedora historia.

Hasta ese momento había seguido al pie de la letra cuanta dieta había conocido pero cuando lograba perder algo de peso, lo recuperaba en los días siguientes y con creces.

"Este patrón de perder 5 kilos y ganar diez comenzó en 1990 y en septiembre llegué a pesar 185 kilos".

Entonces decidió salirse de esta "montaña rusa" y nunca más hacer dieta. En cambio, se dedicó a descubrir porqué su cuerpo parecía no querer bajar de peso. Con sus básicos conocimientos en bioquímica adquiridos en la Universidad de Pensilvania, se puso a estudiar el asunto y aprendió que bajar de peso sostenidamente no se trata de contar calorías.

El resultado fue sorprendente: en 2 años y medio perdió 99 kilos, sin hacer dieta ni someterse a cirugías. "Como lo que quiero, cuando quiere", se jacta incluso.

Antes y después

Con esa historia, no sorprende que se haya convertido en una especie de celebridad, que ha fundado el Método Gabriel, da charlas por todo el mundo y es asesor de otras personas que quieren bajar de peso.

Aquí, los 7 secretos del Método Gabriel, contados en primera persona:

1. Dejé de hacer dieta y comencé a nutrir mi cuerpo
Investigando el tema aprendí que mi cuerpo estaba crónicamente necesitando ciertos nutrientes clave, como los ácidos grasos omega-3, los alimentos vivos y proteínas de alta calidad. Me aseguré de proveerme de cuanto nutriente de alta calidad pudiera. Si quería comida chatarra como caramelos, snacks o pizza, lo comía sin dudar. Eventualmente perdí el gusto por la comida chatarra a medida que mi cuerpo aprendió a preferir las comidas nutritivas.

2. Curé mi digestión
Descubrí que una de las razones por las que me faltaban nutrientes era porque mi sistema digestivo estaba comprometido, por lo que era incapaz de extraer los nutrientes de lo que comía. Los problema digestivos también pueden causar inflamación y las hormonas inflamatorias ponen nuestro cuerpo en un modo de "acumular grasa". Comencé a comer muchos alimentos fermentados y cultivados, y tomando probióticos y enzimas digestivas para normalizar mi digestión.

3. Curé mi apnea del sueño
La apnea del sueño es una condición que afecta a muchas personas con sobrepeso. La apnea alienta al cuerpo a ganar peso, al aumentar los niveles de cortisol. La apnea es muy fácil de curar con una máquina CPAP, que sopla aire en tu nariz y tu boca, para poder dormir sin problemas.

4. Empecé a usar técnicas mentales para reducir el estrés
Al igual que la apnea, el estrés causa elevados niveles de cortisol y de hormonas inflamatorias. Muchas personas no entienden lo importante que es aprender a reducir el estés. Comienzo meditando cada mañana y visualizando el día que está comenzando, lo que resultó ser una muy efectiva forma de reducir el estrés.

5. Comencé a vivir más sustentablemente
Bajé mis gastos, me mudé a una casa más económica y comencé a cultivar algunos de mis alimentos. Mi vida se volvió mucho más sustentable y comencé a sentirme más calmo y contenido. Me encantó saber que cada vez sentía hambre, podía ir a mi patio y comer algo fresco y sano.

6. Trabajé algunos temas emocionales que arrastraba
Algunas personas se sienten más seguras con algo de peso extra en sus cuerpos. Como si el cuerpo usase la grasa como una armadura frente al mundo exterior. Estaba en esa situación y sabía que tenía que encargarme de estos temas emocionales que hacían que mi cuerpo se sienta inseguro. Comencé a hacer prácticas de visualización que me ayudaron a resolver traumas del pasado y que hicieron sentir más seguro a mi cuerpo. Con los años, aprendí que 7 de cada 10 clientes con los que trabajé, usan el sobrepeso como una forma de protección. Lo llamo "obesidad emocional". Una vez resueltos estos temas del pasado y se rompe esa asosiación gordura=seguridad, el cuerpo está mucho más dispuesto a perder peso.

7. Desintoxiqué mi cuerpo
 Después de perder 80 kilos, comencé a investigar sobre toxinas y cómo el cuerpo metaboliza las toxinas químicas. Resulta que el cuerpo usa la grasa para almacenar el exceso de toxinas. Me di cuenta que los últimos 20 kilos que me sobraban eran un depósito de toxinas. Así que me desintoxiqué. Básicamente empecé lavando mi cuerpo con una gran cantidad de líquidos alcalinos, como el agua con jugo de limón o vinagre de sidra de manzana, jugos verdes, súper verdes y un montón de ensaladas y brotes. Funcionó, ya que he perdido los últimos 20 kilos mucho más rápidamente de lo que perdí los primeros 40, por lo que el ritmo de mi pérdida de peso continuó acelerándose hasta el final.

La manera más sensata y sostenible para bajar de peso es tener un enfoque mente-cuerpo que nutra el cuerpo y reduzca las tensiones físicas, mentales y emocionales. Mediante este enfoque he trabajado con decenas de miles de personas en 60 países y estamos obteniendo resultados sorprendentes.

¿Qué opinas? ¿Piensas que el Método Gabriel puede funcionar?

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