Sistema de radar gay. Captura de pantalla de Futurama, Fox/Matt Groening.
La palabra "gaydar" (o radar gay) se ha utilizado al menos desde los años 90 y ha evitado que utilicemos un extraño acrónimo médico como RSMA y PAS. Nadie pretende hablar con autoridad médica cuando dice algo como "ese tipo activó mi gaydar".
Pero aunque pueda sonar un poco extraño dar por hecho que tenemos dispositivos en el cerebro que detectan algún tipo de ondas gay que emanan de otras personas, el gaydar es un fenómeno muy estudiado. Por desgracia, los resultados de todo ese estudio parecen estar cada vez más lejos de crear una teoría unificada de la detección gay.
El libro Gay, Straight, and the Reason Why (Gay, hetero y sus razones), contiene la que probablemente es la definición más útil de gaydar: "la habilidad de saber quién es gay sin la ayuda de información explícita sobre su orientación sexual". El autor del libro, Simon LeVay, es un neurólogo que estudia las estructuras cerebrales, la orientación sexual y la conexión entre ambas. Dice que, científicamente, el gaydar consiste básicamente en detectar características propias de otro sexo.
El gaydar parece tratarse de la detección de características normalmente vinculadas con un género en general: rasgos que distinguen a los hombres y las mujeres y que son importantes en la vida social de cualquier animal. Lo que convierte el radar de género en el gaydar es principalmente la no concordancia entre algunas de estas reconocibles características propias de un sexo y el género físico de la persona.
En 2012, los sicólogos Joshua Tabak y Vivian Zayas llevaron a cabo un experimento sobre el gaydar basado en la identificación de rostros. La gente era capaz de distinguir si una persona era gay solo en el 60 por ciento de los casos (merece la pena apuntar que, en los experimentos, los gays parecían tener mejor gaydar que los hetero, pero las cifras son escasas y parece que este es un campo de estudio que debería ampliarse).
En otros campos, los estudios muestran que el gaydar está por debajo del 60 por ciento en términos de precisión. Encontré uno que indicaba un 73 por ciento de precisión en el experimento, pero nada por encima de eso.
Los resultados científicos, apenas mejores que la simple casualidad, podrían parecerle incorrectos a alguien que asegure tener un poderoso gaydar, especialmente aquellos que disfrutan destapando a los famosos. Los rumores sobre Jim Parsons o Neil Patrick Harris los sacaron de sus respectivos armarios, dando validez a la fábrica de rumores que los colocó en dicha situación. Estas confirmaciones no deben confundirse con una señal de que el colectivo social del "¡Ya lo sabíamos!" proviene de un mecanismo lo suficientemente preciso como para exigir a esas personas que se pronuncien públicamente sobre su vida personal. Al fin y al cabo, Arnold Schwarzenegger ha sido objeto de rumores de homosexualidad desde que era casi un niño, rumores que se mantuvieron bien entrada su vida adulta, pero a menos que esté jugando a un juego muy largo, probablemente Arnie no sea gay.
Sin embargo, según Simon LeVay, no solo los falsos positivos están poniendo en entredicho la fiabilidad del gaydar. Los falsos negativos abundan cada vez más. "Los estudios con los que estoy familiarizado suelen concluir que muchos gays son diagnosticados erróneamente como hetero", afirma.
A un nivel básico, parece haber dos componentes elementales del gaydar: el físico y el lingüístico, habiendo sido ambos parcialmente comprobados por los científicos. Desafortunadamente, estos indicadores se encuentran a menudo en estudios con hombres. También por desgracia, intentar utilizar estos indicadores para dirigir tu gaydar en una u otra dirección a menudo es tan poco práctico como intentar practicar la frenología en una cita a ciegas.
Por ejemplo, teóricamente, según el genetista Amar J.S. Klar, se puede decir si alguien es gay mirándole la coronilla. El 29.8 por ciento de las veces, el "remolino" del pelo de un gay va en sentido contrario a las agujas del reloj, frente al 8,4% de los hetero. También se ha demostrado que los hombres gay tienen una longitud de los dedos índice y anular más propia del género femenino y una proporción 2D:4D de los dedos, característica que también se asocia con ser un imán para las mujeres entre los hombres hetero.
Un estudio más prometedor realizado por la Universidad de Tufts concluyó que, tan solo observando imágenes inmóviles de rostros en un entorno de laboratorio, la gente sabía distinguir los rostros gays de los hetero con un nivel de precisión por encima de lo aleatorio.
El estudio indica que hay una forma específica de rostro gay, una idea que fue propuesta el año pasado en un estudio checo que aseguraba que los hombres gays tienen "rostros relativamente más anchos y cortos, narices más pequeñas y chatas y mentones bastante más grandes y redondeados", y que esto representa un "mosaico de las características masculinas y femeninas". El estudio pedía a los sujetos que midieran la masculinidad y feminidad de los rostros en una escala gradual, obteniendo resultados dispares en términos de orientación sexual en general. Pero los observadores sí valoraron la feminidad de los hombres gays en un 0.73 y su masculinidad en un 0.49.
"Sonar gay", por otra parte, es una noción tan común que tiene su propio campo lingüístico, conocido como "lingüística lavanda". Hay un documental titulado Do I Sound Gay? (¿Sueno gay?) que reúne entrevistas con gente como George Takei, David Sedaris y Margaret Cho. El director de esta grabación, David Thorpe, cuenta que la realizó porque "me preocupaba sonar demasiado afeminado para que algunos hombres se fijaran en mí. A veces, me sentía vulnerable en situaciones en las que pensaba que no sería bienvenido como una persona abiertamente gay pero, me gustara o no, mi voz me delataba".
La idea de que esto pudiera delatar a Thorpe sugiere que las características vocales tienen tanto peso que son innegables si el gaydar de alguien las percibe. Sin embargo, al igual que los atributos físicos, los rasgos vocales también parecen ser sutiles. Claro que se han aislado sonidos distintos en estudios y asociado a una voz gay (de nuevo, generalmente masculina), pero la gama de sonidos es muy extensa.
En un estudio pionero de 1994 sobre el tema, el antropólogo Rudolf Gaudio descubrió que los sujetos podrían identificar una voz gay, pero Gaudio no logró discernir lo que esperaba en términos de rango dinámico, o lo que podría llamarse una "voz cantarina". Según Janet B. Pierrehumbert y Tessa Bent de la Universidad de Northwestern, sin embargo, hay una amplia gama de sonidos vocales. "Los hombres gays realizaban pausas en las vocales con más dispersión que los hombres heterosexuales", escribían. Mayor "dispersión vocal" implica más vocales en el arsenal sonoro. Añadían que "también se asigna mayor coincidencia con el habla de las mujeres", como sucede a menudo en los estudios sobre el discurso masculino gay, que supuestamente se asemeja al discurso femenino, según Pierrehumbert y Bent.
En cuanto a las consonantes, ¿hay un "ceceo gay"? No, según Benjamin Munson, un lingüista de la Universidad de Minnesota. Éste sí percibe una "concentración de energía en las frecuencias más altas", pero añadió que "no hay nada que coincida con la definición de ceceo", cuando fue entrevistado para Lexicon Valley de la revista Slate. Un estudiorealizado por Ron Smyth de la Universidad de Toronto mostró frecuencias más altas en las letras S y Z entre los hombres gays y descubrió que estos utilizan el sonido L "oscuro"(este enlace lleva a un video de YouTube en el que se explica qué es un sonido L "oscuro").
Curiosamente, el profesor de lingüística de Stanford Robert J. Podesva encontró una tendencia generalizada hacia sonidos de los dialectos de California entre los hombres gays. En una entrevista con VICE, Benjamín Munson de la Universidad de Minnesota explicó que había observado también el uso del inglés de California en hablantes de Minnesota que eran gays. "Resultó que la variante nueva y moderna de Minnesota había recibido la influencia del reality de televisión del sur de California Kardashian milieu".
La referencia a las Kardashian llega a ser un problema de importancia cuando se trata de utilizar señales verbales para averiguar si alguien es gay: este tema está supeditado a las tendencias, y no sabemos cuáles van a ser permanentes. "Esto se lleva estudiando tan solo unos 15 o 20 años", comentaba Munson. Afirmaba también que había aprendido a reconocer un cierto conjunto de indicadores verbales en el pasado, pero que muchos de ellos habían desaparecido. "Yo solía tener un buen gaydar para mis estudiantes universitarios", añadía. "Hoy en día, todos suenan gays".
Como Henry Alford señalaba recientemente en The New York Times, el gaydar podría no ser tan útil de aquí a poco tiempo. Hubo un tiempo en el que ni siquiera se quería averiguar la orientación sexual de alguien por miedo a que la persona se pudiera sentir ofendida. Últimamente, sin embargo, si se quiere saber el sexo de la pareja de alguien o se quiere emparejar a alguien con un amigo, en lugar de escudriñar su cara o la forma en la que habla, la mejor manera de averiguar su orientación sexual seguramente es preguntarle.
Vice.com
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