Las rectenas ópticas se inventaron en 1964, pero hasta ahora no hemos conseguido que sean prácticas. Con una eficiencia típica del 1%, sólo convierten una pequeña parte de la energía y desperdician el resto. Ahora, tras seis años de desarrollo, un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia promete elevar el límite de eficiencia hasta el 40%.
Se trata de una placa con miles de millones de nanotubos de carbono alineados sobre un sustrato conductor. Para aislar los nanotubos, se utiliza un proceso de deposición química de vapor que los recubre con una capa de óxido de aluminio. Sobre el aluminio se añade una capa transparente de calcio, por la que pasarán las ondas de luz. Las tres capas (metal - aislante - metal) sirven como elemento rectificador, que se enciende y apaga con la frecuencia de un petahercio (un millón de gigahercios). Y así es como se genera la pequeña corriente continua.
Como explican en el estudio, publicado en Nature, se puede aumentar drásticamente la eficiencia del dispositivo reduciendo la resistencia de los elementos que contiene la placa. Esto no deja a los paneles solares en buen lugar, porque en lugar de convertir la luz directamente lo hacen en un circuito con varios pasos.
“Esta tecnología puede llegar a ser dos veces más eficiente que los paneles solares con un coste diez veces menor” dice Baratunde Cola, uno de los autores del proyecto. [vía Phys]
Gizmodo.com
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