Un divertido experimento mental aventura que, de no haber tenido lugar la extinción masiva de casi todos los grupos de dinosaurios hace 66 millones de años, el mundo habría continuado progresando con los reptiles como especies dominantes. Entre todos los dinosaurios, el paleontólogo canadiense Dale Russell eligió al troodón como ancestro de una línea que podía haber llevado al desarrollo de una especie inteligente, ya que este animal tenía una alta encefalización, dedos hábiles y visión binocular.
Recreación de un dinosauroide en el Museo de los Dinosaurios de Dorchester (Reino Unido). Imagen de Wikipedia. |
La hipótesis de Russell ha sido repetidamente criticada por antropocéntrica. Pero hay al menos otras dos objeciones. En primer lugar, asumir que era obligatoria la aparición de una especie suprema inteligente como culminación de la evolución es una línea de pensamiento biológicamente obsoleta.Así, hoy todos los humanos seríamos lo que ha venido en llamarse dinosauroides;o para entendernos, reptilianos. (Nota: pero no por ello seríamos menos humanos, ya que la etimología dehumano no tiene nada que ver con los primates o los mamíferos en general; humano viene de humus, del suelo).
Como ya expliqué aquí, esa necesidad de que en todo planeta habitado (si es que hay más) tenga que surgir lo que Carl Sagan llamaba “el equivalente funcional del ser humano” es lo que el científico planetario Charley Lineweaverha denominado “la falacia del planeta de los simios”. Como argumentaba Lineweaver, ese experimento de evolución separada ya tuvo lugar aquí mismo, en la Tierra; y no surgieron humanos, sino canguros.
Además hay otro problema. Y es que no está nada claro que la evolución de los mamíferos necesitara realmente de la extinción de los dinosaurios. Tradicionalmente se asumía que así era: hasta el día D de hace 66 millones de años, cuando cayó aquel asteroide en Yucatán, los dinosaurios vivían pletóricos y felices a sus cosas, pero aquella roca lo cambió todo. Los mamíferos, hasta entonces unos seres pequeños, inmundos y rastreros que se escondían bajo el suelo, se encontraron de repente con todo un mundo virgen por conquistar.
Si embargo, no parece que fuera así. Como ya conté hace unos días, los dinosaurios sufrían una lenta decadencia desde millones de años antes del impacto. Las especies se destruían más deprisa de lo que aparecían otras nuevas, lo que es signo del declive de un taxón o grupo biológico. Si es que realmente fue el asteroide el que les dio el golpe de gracia, lo cierto es que su destino ya era incierto por entonces.
Pero es que la idea de los mamíferos acechando en las sombras a la espera de su momento de gloria tal vez sea errónea. En años recientes, el descubrimiento de nuevos fósiles de mamíferos del Mesozoico (la era de los dinosaurios) ha revelado que por entonces ya se estaban sentando las bases de lo que sería la posterior explosión biológica de este grupo. Mucho antes de la extinción de los dinosaurios, los mamíferos se estaban diversificando en grupos que colonizaban hábitats numerosos, y estaban adquiriendo especializaciones anatómicas muy variadas. Y lo cierto es que habían tenido tiempo de sobra para ello: los terápsidos, el grupo de reptiles que dio origen a los mamíferos, se remonta a hace más de 270 millones de años.
Es más: la extinción K-Pg, la que puso fin al reinado de los dinosaurios, no fue menos letal para los mamíferos. Una revisión del registro fósil publicada en junio de este año descubre que el asteroide acabó con el 93% de las especies de mamíferos presentes entonces. Simplemente, los pocos supervivientes supieron adaptarse mejor que otros grupos a las nuevas condiciones, lo que explica su rápido e intenso rebote: solo 300.000 años después del asteroide, ya duplicaban la diversidad que tenían antes de la extinción.Algunas de aquellas especies de mamíferos han podido perdurar casi intactas hasta hoy. El pasado abril se publicó la secuencia del genoma mitocondrial (el que se transmite solo por línea materna) del solenodón, solenodonte o almiquí, un pequeño mamífero venenoso único en su familia que vive en las islas de Cuba y La Española (República Dominicana y Haití). La datación genética muestra que ya existía hace 78 millones de años, compartiendo este planeta con los dinosaurios, y que fue uno de los supervivientes al gran cataclismo.
Un solenodonte de La Española |
Es más: la extinción K-Pg, la que puso fin al reinado de los dinosaurios, no fue menos letal para los mamíferos. Una revisión del registro fósil publicada en junio de este año descubre que el asteroide acabó con el 93% de las especies de mamíferos presentes entonces. Simplemente, los pocos supervivientes supieron adaptarse mejor que otros grupos a las nuevas condiciones, lo que explica su rápido e intenso rebote: solo 300.000 años después del asteroide, ya duplicaban la diversidad que tenían antes de la extinción.Algunas de aquellas especies de mamíferos han podido perdurar casi intactas hasta hoy. El pasado abril se publicó la secuencia del genoma mitocondrial (el que se transmite solo por línea materna) del solenodón, solenodonte o almiquí, un pequeño mamífero venenoso único en su familia que vive en las islas de Cuba y La Española (República Dominicana y Haití). La datación genética muestra que ya existía hace 78 millones de años, compartiendo este planeta con los dinosaurios, y que fue uno de los supervivientes al gran cataclismo.
En resumen, y por muy atractiva que nos resulte la hipótesis del dinosauroide, la realidad es que no sabemos cuáles habrían sido los caminos de la evolución si aquella roca hubiera pasado de largo. Pero a medida que el conocimiento aumenta y las herramientas informáticas progresan, cada vez es posible elaborar simulaciones evolutivas más complejas. Tal vez algún día tengamos una respuesta, aunque sea teórica.
Claro que todo lo anterior es, como ya he explicado, provisional. De hecho, otro estudioreciente publicado en la revista Systematic Biology ha reanalizado datos de secuencias de ADN de distintos grupos de mamíferos calibrándolos con el registro fósil para establecer su antigüedad, llegando a la conclusión de que la diversificación comenzó con el fin de los dinosaurios, y no antes. Pero el autor del estudio, Matthew Phillips, de la Universidad de Tecnología de Queensland (Australia), eligió un grupo concreto de fósiles para la calibración, así que otros deberán confirmar el resultado, o tal vez rebatirlo. Nadie dijo que fuera fácil saber lo que ocurrió cuando no estábamos allí para verlo.
Javier Yanses / Ciencias Mixtas Blogs.20minutos