No es noticia que los rinocerontes están enfrentando un oscuro panorama como víctimas de la caza ilegal. De hecho se sabe que ahora incluso los rinocerontes pequeños son perseguidos por sus cuernos para venderlos en el mercado negro y ser utilizados en antiguos remedios de supuesta medicina tradicional u otros fines. Por lo mismo conservacionistas y guardaparques de todo el mundo están buscando nuevas formas de proteger a estos singulares animales con ideas tan alocadas como el proyecto de “los rinocerontes que vuelan“, hasta guardaespaldas personales y ahora, cuernos teñidos con tintas de color rosa.
Esta táctica, que ya ha ganado varias críticas desde que comenzó, se trata de inyectar en los cuernos de los rinocerontes una sustancia tóxica especial que los tiñe de color rosa para protegerlos de los cazadores. Su funcionamiento es simple: la tinta de color puede ser detectada en los escáner de aeropuertos, incluso si el cuerno ha sido reducido a polvo –como suele hacerse para ser utilizados como supuestas medicinas naturales–, y de esta forma volver el tráfico ilegal del producto mucho más arriesgado para los traficantes. Además esta tintura rosa contiene elementos tóxicos como parasiticidas que no afectan a los rinocerontes pero sí a aquellos humanos que lo consumen provocándoles efectos secundarios como náuseas, vómitos y diarrea –que irónicamente son los síntomas que la medicina tradicional con cuerno de rinoceronte supuestamente alivia.
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