El 11 de noviembre de 1954, Syuiti Mori apagó las luces para un pequeño grupo de moscas de la fruta. Más de 60 años después, los descendientes de esas moscas se han adaptado a la vida sin luz. Estas moscas, una variedad ahora referida como "mosca de la oscuridad ", superan a sus primas evolutivas acostumbradas a la luz cuando viven juntas en oscuridad constante, según los resultados de una nueva investigación realizada por el equipo de Naoyuki Fuse, de la Universidad de Kioto en Japón. Esta diferencia competitiva permitió a los investigadores reproducir la evolución de la mosca de la oscuridad e identificar las regiones genómicas que contribuyen a su éxito en ella.
Este proyecto es el ejemplo más duradero de un estudio experimental sobre evolución donde los científicos siguen a una población durante muchas generaciones. Es también el primero en analizar la evolución del genoma en un organismo multicelular complejo adaptado a una condición definida en el laboratorio.
El proyecto fue iniciado por Mori como parte de una serie de experimentos con los que investigar cómo se alteran los rasgos de las moscas de la fruta en respuesta a cambios en su entorno. La mosca de la fruta Drosophila melanogaster es un organismo modelo muy estudiado y usado a menudo para examinar cambios genéticos durante la evolución.
Cuando Mori se jubiló, pasó sus valiosas poblaciones de moscas a sus colegas de la Universidad de Kioto, quienes las han mantenido de forma continuada hasta hoy día. La población de moscas ha pasado ahora más de 1.500 generaciones sin luz. En términos humanos, eso sería como mantener secuestradas en la oscuridad generaciones de nuestros antepasados durante 30.000 años.
Imagen obtenida mediante microscopio electrónico en la que se muestra la cabeza de una mosca de la oscuridad, un linaje de Drosophila melanogaster criado durante 1.500 generaciones en un entorno oscuro. (Foto: Naoyuki Fuse, Universidad de Kioto)
Actualmente, la Mosca de la oscuridad parece casi idéntica a la D. melanogaster normal (tipo silvestre); las diferencias son sutiles pero relevantes. Por ejemplo, las moscas de la oscuridad son más sensibles a ciertos olores, y en su cabeza son más largos los pelos que ejercen de sensores de modo similar al bigote de un gato. La mosca de la oscuridad produce asimismo más descendientes cuando se la mantiene en oscuridad constante que si se halla alternativamente bajo luz y oscuridad.
Pero aunque la mosca de la oscuridad se desempeña mejor en la oscuridad que en la luz, ¿está mejor adaptada que el tipo silvestre a su entorno oscuro? El equipo probó esta hipótesis albergando juntos a los dos tipos de moscas de la fruta, permitiéndoles que se aparearan aleatoriamente y comprobando después el parentesco de las moscas que formaron las siguientes generaciones. Los resultados mostraron que la mosca de la oscuridad tiene una ventaja competitiva en la reproducción respecto al tipo silvestre cuando se cría a ambos en la oscuridad. Fuse sugiere que esto podría ser debido a diferencias en la señalización por feromonas cuando las moscas seleccionan a sus parejas, o a ritmos circadianos alterados que afectan a la somnolencia o a la conducta de apareamiento.
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