Momo fue uno de los primeros perros clonados del mundo. Su dueño decidió clonar su mascota cuando murió para superar la profunda depresión que atravesaba. Este fue el resultado, una perra según él, idéntica a la había perdido. Pagó cien mil dólares a esta empresa surcoreana que ya ha clonado a más de 600 perros. Una empresa que ha sabido cómo rentabilizar el sentimientos de pérdida de esos dueños que no pueden vivir sin sus mascotas.
«No sólo clonamos perros, también curamos corazones rotos», aseguran en su página web, donde ofrecen conservar el ADN en perfecto estado.
Uno de sus principales logros según ellos es el de clonar perros con una genética especial. De este laboratorio salió el perro que encontró al último superviviente del 11-S y muchos de los perros que trabajan con los cuerpos de seguridad.
Por su parte, los expertos aseguran que los mascotas clonadas van a sufrir problemas de salud y que su personalidad no será la misma que la del perro donante. También cuestionan el porcentaje de éxito de este tipo de gestaciones y se preguntan si es ético crear una vida artificialmente, habiendo tantos perros que necesitan un hogar.
ABC
«Cuando su perro haya muerto, siga estos pasos para clonar a su mascota: envuelva el cuerpo en toallas húmedas y colóquelo en el frigorífico para conservarlo frío. Tenga en cuenta que tiene aproximadamente cinco días para extraer de forma segura las células vivas». Éstas son las sencillas instrucciones que da la página web del laboratorio surcoreano Sooam Biotech Research Foundation para clonar perros, una actividad que llevan practicando de manera comercial desde 2009, cuando nació 'Lancelot Encore', un clon de un labrador que murió a los 11 años.
Entre los responsables del laboratorio se encuentra el polémico científico Woo-Suk Hwang, que en 2004 cayó en desgracia por engañar a la comunidad internacional con una falsa clonación de embriones humanos y extracción de células madre. Un tribunal de Seúl le condenó a prisión, aunque no llegó a pisar la cárcel por tratarse de una condena de dos años. Fue precisamente Hwang quien sí logró clonar aSnuppy, un galgo afgano que se convirtió en el primer perro concebido mediante la misma técnica con la que se creó a la oveja Dolly.
Sooam volvió a ser noticia a finales de diciembre cuando se conoció el caso de Dylan, un bóxer que falleció de manera repentina a los ocho años por un tumor cerebral. Lo llamativo en esta ocasión es que las células se obtuvieron doce días después del fallecimiento del perro y con ellas consiguieron dos cachorros clonados, a los que los dueños han llamado Shadow y Chance y por los que pagaron casi 80.000 euros. Esto supone un gran avance en las técnicas de clonación, ya que hasta ahora no se podían sobrepasar los cinco días en el caso de animales muertos. Sooam es toda una institución en la clonación de perros; sostienen que ya han nacido más de 200 cachorros clonados en sus instalaciones. Afirman que entre sus clientes hay uno procedente de España al que está asesorando, pero que el proceso aún no ha comenzado.
«No solo clonamos perros, también curamos corazones rotos», reza la presentación del centro en su página web. Con una biopsia de tejido del perro, vivo o muerto, que obtiene un veterinario, se extraen las células para proceder al proceso de clonación. Se recogen óvulos de una perra donante a los que se les extrae el núcleo, que contiene el material genético, y se fusiona con el ADN del perro que se quiera clonar. Después, el embrión resultante se implanta en el útero de una hembra, que hace de madre de alquiler y en 60 días alumbra a los cachorros clónicos.
David Kim, investigador de Sooam Biotech, afirma que su tasa de éxito de gestación es del 40%. «Los cachorros clonados son físicamente idénticos a los perros donantes pero si el donante tiene un patrón del pelaje particular, puede que difiera». En cuanto a la personalidad del perro, destaca que la genética juega un papel importante en el carácter, pero también el ambiente y las experiencias. «Igual que dos gemelos idénticos humanos comparten el mismo ADN, pero si crecen en entornos distintos su personalidad también diferirá».
Javier Cañón, catedrático de genética de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense, explica que los caracteres morfológicos están determinados por muy pocos genes, por lo que se conservan sin modificación. Pero hay otros más difíciles de clonar, como la resistencia a enfermedades. «El procedimiento de clonado es una especie de reprogramación de la genética de la célula, pero la técnica aún no está lograda del todo», sostiene. Hay una serie de reguladores epigenéticos en el proceso que hacen que un animal obtenido en esas condiciones no sea exactamente igual.
Respecto a la salud del animal clonado, muchas son las voces que indican que es más frágil que la de un animal nacido de «forma natural». Aunque desde Sooam afirman que sus perros clonados no tienen ningún tipo de problema de salud ocasionado por el hecho de ser clonados -sí pueden sufrir enfermedades genéticas que tuviera el perro original-, Cañón opina lo contrario. «Uno debe esperar que un animal clonado tenga más problemas. A veces son cosas que se aprecian bien, como una displasia, alteraciones digestivas, malformaciones de desarrollo, muerte súbita... Pero también podrían ser otras más sutiles como una falta de resistencia a parasitosis o enfermedades infecciosas».
Aunque la clonación existe desde hace muchos años, hay una serie de cuestiones no resueltas que hacen que nazcan animales disminuidos. «Si estuviese bien desarrollada, podría tratarse de una técnica más para obtener animales saludables, pero hoy en día, no». En Sooam afirman que la esperanza de vida de sus perros clonados no difiere de la de un perro normal.
El portavoz de Igualdad Animal, Javier Moreno, cree que solamente se trata de una vía de negocio más en el que se va a explotar a animales para su venta y recuerda que es más interesante fomentar la adopción responsable. «Sabemos el duro golpe que supone para una familia la pérdida de un animal con el que ha convivido mucho tiempo, pero lo que muchos hacen una vez superado el período de duelo es darle una oportunidad a otro animal adoptándolo». También pone de manifiesto la cuestión de la personalidad del perro: «aunque en apariencia son iguales, es un consuelo ficticio».
ElMundo
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