Un estudio se centra en los dientes de una especie fósil con una forma y características curiosas
Imagen de microscopía de los dientes del priapúlido - o gusano pene - estudiadoCrédito: Tom Harvey
Un gusano con forma de pene, que vive enterrado en el fondo del mar y que tiene una boca llena de dientes afilados, preparados para atacar a cualquier animal que pase cerca, parece sacado de una película de terror o ciencia-ficción. Más si pensamos que pueden “sacar” - protruir, en realidad – su boca, dejando los dientes y parte de la garganta por fuera y utilizarlos para raspar cualquier superficie, o incluso para anclarse a la piel de un animal.
Animales así existen, y desde hace mucho tiempo. El nombre técnico es priapúlidos – que viene dePríapo, dios de la fertilidad en la mitología griega, con un enorme pene – y que en inglés se llaman, de manera bastante literal, penis worms. Esto es, gusanos pene.
Cuando decimos “desde hace mucho tiempo”, estamos hablando de millones de años. En concreto, de unos 580 millones de años, desde la explosión cámbrica. Es decir, existen desde el mismo momento en que los animales surgieron sobre la Tierra.
El problema con estos animales, y que es lo que quiere solucionar un artículo reciente, es que fosilizan mal. Sus cuerpos son blandos, sin un esqueleto – ni interno ni externo – que deje estructuras que se mantengan en el tiempo. Salvo sus poderosos dientes, que a pesar del pequeño tamaño eran, y siguen siendo, realmente eficientes.
Los científicos han estudiado con detalle los restos fósiles de las bocas de varios ejemplares de un género fósil. Y gracias a lo que han podido aprender de Ottoia, han compuesto lo que han llamado “un manual de dentista” de estos animales fósiles.
En realidad es una guía de identificación de especies en función de sus dientes, que es de lo poco que se conserva con el paso de los siglos. Hasta ahora, esta parte de los animales se malinterpretaba de manera común como parte de otros seres vivos, desde algas a partes menores de animales de otros grupos.
Pero no sólo sirven para esto. También ayudan a saber qué papel cumplían en los océanos cámbricos. Hoy en día los priapúlidos viven enterrados en el sustrato de zonas profundas de los mares, actuando como depredadores oportunistas.
No ocurría lo mismo hace 580 millones de años. Durante ese periodo, los “gusanos pene” eran temibles depredadores, habitando mares someros. Cuando un animal pasaba cerca, atacaban con sus poderosas mandíbulas y dientes.
O sacaban su garganta, y utilizaban sus dientes – que recordaban, según los investigadores, a ralladores de queso – para adherirse a la piel de otros animales, e ir raspando carne mientras se transportaban a otros lugares.
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