“Ti amo”, “Ich liebe dich”, “Eu te amo”, “Mina rakastan”… el amor habla un lenguaje universal. No tiene etiquetas ni hace distinciones. Resulta difícil de creer que pueda existir un núcleo urbano habitado donde el calendario no se tiña de rojo una vez al año para adorar al Dios Eros, Cupido o San Valentín.
En nuestro cerebro tenemos asociado para el día de San Valentín el 14 de febrero como Día de los Enamorados, aunque en otras partes del planeta sea, por ejemplo, en enero o marzo. La misma fiesta, pero con diferentes tradiciones.
En algunas, San Valentín se traduce en forma de cartas con acertijos para adivinar quién es el remitente, en otras son las mujeres las que deben regalar chocolates a los hombres y hasta existen culturas en las que comen fideos negros para lamentar la soltería.
Costumbres antiguas o modernas. Curiosas o creativas. No importa, porque todo es factible para darle alas al amor.
Con permiso de París, Verona también puede considerarse la ciudad del amor gracias a Romeo y Julieta, los amantes universales y eternos. Podríamos decir que William Shakespeare condenó de por vida a esta localidad italiana cuando situó en sus calles uno de los romances más trágicos de la literatura.
Rica en palacios renacentistas, maravillosas iglesias, vestigios romanos o animadas plazas en las que deleitarse con un buen plato de pasta, la historia de los Montesco y los Capuleto está presente en cada recoveco.Mucho más si se trata de San Valentín, que es cuando la ciudad rezuma cariño por los cuatro costados: tenderetes dispuestos en forma de corazón, un concurso de cartas en las que se premia la más bonita, flores y globos de rojo pasión…
Menos almibarado, pero no por ello menos romántico, es el mirador de la planta 86 del Empire State de Nueva York. La increíble panorámica de 360 grados que desde allí se tiene de Manhattan ha servido en incontables ocasiones como escenario de amores de película con happy end. Tal vez por eso, algunos lo consideran el lugar perfecto para casarse y durante el día más tontorrón del año unos pocos afortunados tienen la oportunidad de jurarse amor eterno rodeados de unas vistas que dejan sin aliento.
A otros niveles, pero también espectaculares, están las instantáneas de bodorrios multitudinarios que cada año regala Filipinas por esta fecha. Un evento que no para de ganar adeptos, hasta el punto de que muchas parejas esperan para contraer matrimonio todas a la vez.
Cuando ya has localizado a tu alma gemela, lo mejor es no perderla. Así lo creen los nipones enamorados que suben al monte Fuji para tañer tres veces la Campana del Amor mientras pronuncian el nombre de su pareja. Según la creencia popular, de esta manera se consigue que la relación sea más duradera. Sin embargo, llama la atención que en Japón, país de civilizaciones milenarias, sean las mujeres las que el 14 de febrero deben comprar chocolates a los hombres. Por su parte, ellos les devuelven el gesto un mes más tarde, durante el denominado Día Blanco.
La costumbre se sigue de manera similar en otras regiones asiáticas, pero enCorea del Sur van más allá al incorporar el Día Negro (14 de abril), en el que los solteros que no han recibido regalos se lamentan deglutiendo fideos negros.
Manzanas con clavos en Irak. Comida y romanticismo también van de la mano en Irak, donde los kurdos regalan una manzana roja, el fruto prohibido, como símbolo de amor y prosperidad.
Las decoran con clavos de olor (hierba aromática de Indonesia) en alusión a la historia de Adán y Eva en el Jardín del Edén. Jugar al admirador secreto resulta divertido entre los daneses, denominados los ‘mediterráneos del norte’ por su carácter afable, que envían a las mujeres unas jocosas cartas anónimas con rimas (gaekkebrev). El remitente pone un punto por cada letra de su nombre y si la chica descubre la identidad de su Don Juan le toca obsequiar a este con un huevo de pascua.
Otra costumbre en Dinamarca es mandar a los seres queridos flores blancas prensadas que se conocen como gotas de nieve.
Festejar esta fecha con familiares y amigos tampoco es extraño en Guatemala, donde el marketing del amor no es exclusivo para las parejas de novios. El tributo al Dios Eros se conoce por esos lares como el Día del Cariño y, al margen del intercambio de regalitos edulcorados, lugareños y turistas aprovechan la festividad para vestirse con máscaras de plumas y ropa de inspiración maya.No falta tampoco el Festival del Amor Añejo, un colorido desfile protagonizado por personas de la tercera edad.
Sabías que… … El Día de los Enamorados se celebra en Gales el 25 de enero, coincidiendo con Santa Dwynwen. Siglos atrás, los jóvenes tallaban a partir de una sola pieza de madera una cuchara que decoraban con símbolos románticos. Luego se la entregaban a la chica a la que estaban cortejando para así llamar su atención.
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