¿Cuántas veces habremos dicho eso de ‘si no lo veo, no lo creo’? Pues tengo malas noticias, nuestros ojos nos engañan continuamente. Creemos que nos podemos fiar de ellos, pero no podíamos estar más equivocados.
Aunque la vista es uno de los sentidos que más información nos proporciona del mundo exterior, es a su vez uno de los más fáciles de despistar. A las ilusiones ópticas ya conocidas por todos y las imágenes anamórficas, ahora se unen las fotografías tipo “lo tengo delante de mis ojos y no lo veo”.
Lo curioso de estas imágenes es que nos muestran algo en un primerísimo plano, sin ser capaces de verlo.
La imagen que os queremos mostrar es aparentemente normal. No ha sido retocada con ningún programa de edición fotográfica ni de ningún modo. El misterio reside en que creemos estar viendo algo que dista bastante de la realidad.
Esta es la fotografía
Parece una estampa normal y corriente. Unas montañas al fondo, un lago en segundo plano, unos matojos más cerca. Esto es, más o menos, lo que todos estáis viendo ¿no? Pues siendo deciros que vuestros ojos os engañan. Observad atentamente todos los elementos, a ver si encontráis algo que no cuadra.
Si tan solo seguís viendo unas montañas, un lago y unas cuantas plantas, bajad hasta el final de artículo. Seguro que os sorprende la solución a este enigma.
Baja un poco más…
Un pelín más….
Solución:
Creías ver un lago que en realidad no existe; es una pared de hormigón. La perspectiva, unida a las sombras, hace que parezca un lago de agua verdosa. ¡Si hasta podemos ver la orilla con la arena más clarita! Vuelve a mirar la foto original y verás como es inevitable que veas el muro.
La Voz del Muro
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