A juzgar por mediciones hechas sistemáticamente en parcelas boscosas experimentales de Centroeuropa desde 1870 hasta el presente, se ha confirmado que los árboles han estado creciendo bastante más rápido desde la década de 1960. Las fases habituales de desarrollo de árboles y arboledas apenas han cambiado su estructura, pero se han acelerado, hasta en un 70 por ciento. Este ha sido el llamativo resultado de un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) en Alemania.
Hace tres décadas, en bastantes partes de Europa y otros lugares se temía que las condiciones ambientales, perturbadas por actividades humanas, estuvieran matando poco a poco a los bosques, y se ponía en duda la supervivencia de grandes ecosistemas forestales en las décadas futuras. Sin embargo, en vez de la muerte de bosques, lo que estamos viendo en muchos de esos sitios, y que ahora confirman y cuantifican los últimos estudios, es que los bosques han estado en realidad creciendo a un ritmo más rápido. Cómo y por qué los bosques han cambiado sus patrones de crecimiento a lo largo del pasado siglo, e incluso si dichos cambios son engañosos, siguen siendo preguntas con respuestas muy disputadas.
Esta última investigación, llevada a cabo por el equipo del profesor Hans Pretzsch, confirma este inesperado crecimiento acelerado. Para ello ha sido vital el poder contar con las citadas parcelas de bosque experimentales que han sido observadas de forma sistemática desde 1870. Esto las ha colocado entre los lugares de estudio forestal continuado más antiguos del mundo.
Estas áreas forestales son también representativas de las condiciones climáticas y medioambientales típicas de Centroeuropa.
Cynthia Schäfer, en primer plano, y Eric Thurm, del equipo de investigación, haciendo trabajo de campo en una de las parcelas experimentales boscosas. (Foto: L. Steinacker / TUM)
En los casos de la picea y la haya, especies dominantes de coníferas y caducifolios en Centroeuropa, respectivamente, los autores del nuevo estudio observaron un crecimiento de los árboles notablemente acelerado. Las hayas exhibieron un ritmo de crecimiento que era un 77 por ciento más rápido que en 1960, mientras que la cifra para las piceas era un 32 por ciento más rápido. El crecimiento en volumen de las arboledas de hayas ha resultado ser de un 30 por ciento, mientras que para las arboledas de piceas ha sido de un 10 por ciento. Las arboledas como un todo tuvieron un ritmo de crecimiento más lento que los árboles individuales, esencialmente porque los árboles más grandes necesitan un mayor espacio.
Los científicos atribuyen la aceleración en el crecimiento forestal a las temperaturas más altas y a una temporada de crecimiento más larga. El dióxido de carbono (CO2) y el nitrógeno son otros factores que contribuyen a un crecimiento más rápido. Las concentraciones de estos gases en la atmósfera han estado aumentando constantemente a lo largo del pasado siglo.
Dado que los árboles crecen más deprisa pero también se hacen viejos más deprisa, la apariencia global del bosque como conjunto de árboles en etapas distintas de crecimiento no cambia significativamente como resultado de ello. Sin embargo, el hecho de que los mismos tamaños tradicionales de árboles y de arboledas se alcancen ahora bastante más temprano que en el pasado, podría beneficiar a la industria maderera.
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