martes, 13 de enero de 2015

El moco como arma de destrucción masiva, y otras curiosidades un poco asquerosas

A muy pocas personas les gusta hablar acerca de los fluidos corporales y a muchas, hasta la simple lectura de estas palabras les hace fruncir el ceño, mirar al costado o hacer gestos de todo tipo con el rostro, debido a la sensación de asco y repulsión. Si eres uno de éstos últimos, quizás esta publicación no sea la más indicada para tí, pero ten presente que los fluidos y las secreciones corporales son parte natural de todos los de nuestra especie y de hecho, algunos son sumamente importantes en nuestra existencia.

Saliva, mocos, sudor, cera de oídos, pus, vómitos, flatulencias o semen, están presentes en nuestro cuerpo siempre y aunque no siempre sea con tu consentimiento, tu organismo los segrega, dejándote con pocas o ninguna opción para evitarlo. Si tienes un estómago sensible, aún estás a tiempo de arrepentirte...

Los mocos pueden volverse un arma de destrucción masiva


Las flemas y los mocos constituyen el grupo de fluidos conocidos como mucosidad nasal y aunque, por suerte, no siempre los puedes ver, en tu cuerpo hay una cantidad muchísimo mayor de la que crees. Estos fluidos se componen esencialmente de agua, proteínas, hidratos de carbono y varias células, encargándose de mantener protegido, hidratado y saludable nuestro sistema respiratorio. No obstante, un simple virus lo puede convertir en un terrible veneno corriendo dentro nuestro. Estas secreciones pueden albergar cientos de miles de bacterias, así como contaminarse por una alergia o un virus y teniendo en cuenta que un estornudo promedio viaja a 100 km/h., perfectamente puede convertirse en un arma de destrucción masiva.

En realidad, el sudor no tiene olor alguno

Aunque no lo creas, el sudor es 100% inodoro, osea, no tiene olor en absoluto. El sudor es secretado prácticamente en todo nuestro cuerpo a través de la transpiración y carece de olor debido a su composición química, la cual consiste mayoritariamente en agua y otros pocos elementos. Sin embargo, nuestro cuerpo esta repleto de todo tipo de bacterias y algunas de éstas se alimentan de nuestro sudor, así es, del mío y también del tuyo. En ese momento es cuando se forma el pestilente hedor agrio del sudor. Pero la naturaleza es muy sabia y solo hay 3 partes del cuerpo que no sudan: los labios, los pezones y los órganos sexuales externos. ¿Imaginas lo que sería un beso sin estas excepciones?

Existen personas que disfrutan de los vómitos

Quizás éste punto sea aún más difícil de creer, pero en este mundo tan diverso y también tan enfermizo existen personas que no solo disfrutan de los vómitos, sino que incluso se excitan. Éstas personas se provocan el vómito y disfrutan haciéndolo, ven vomitar a otras y despiertan su líbido o hasta pueden bañarse y revolcarse en vómito sintiendo placer sexual. Este fetiche, llamado emetofilia, es en realidad una parafilia y es comúnmente conocida como “ducha romana”. Al parecer, los emetofílicos encuentran esta secreción corporal visualmente atractiva y siniestramente burlesca.

La saliva contiene toneladas de anticuerpos

Mucho suele hablarse acerca de la saliva y sus inmensos contenidos bacteriológicos, sin embargo, no es la saliva la que tiene todas esas bacterias, sino la boca. Por ello es que producimos este fluido corporal todo el tiempo y sólo lo notamos cuando hay una superproducción. La saliva se compone casi completamente por agua, pero también tiene varias enzimas y anticuerpos que ayudan a mantener la boca saludable, combatiendo todas esas bacterias. En promedio, cada día producimos unos 1,5 lt de saliva, especialmente en la noche, cuando se da la mayor batalla contra las bacterias y microbios de la boca. El resultado al despertar es un aliento inmundo, como si grandes cantidades de basura se hubieran estancado y fermentado allí por un largo tiempo.

La cera de oídos es la mejor forma de mantenerlos limpios

Cuando eras pequeño, seguramente tu mamá te repetía hasta el cansancio que limpiaras bien tus oídos con un hisopo de algodón o con un cotonete, pero, ¿sabes qué? Eso no servía de nada, de hecho, hasta empeoraba las cosas. No hay nada mejor que la cera de oído para limpiar los oídos. En realidad, no es una cera en sí, se trata de una secretación natural del cuerpo que se forma con los fluidos de las glándulas sudoríparas de las orejas y el cabello, piel muerta y otros compuestos químicos. Todo eso se combina formando esta mezcla espesa de color anaranjado, recorriendo los canales del oído y arrastrando todo lo que allí no debe estar, luego se seca y sale.


Las lágrimas mantienen tus ojos limpios y saludables

El gran Robert Smith dijo una vez que los chicos no lloran, escribió una excelente canción y fue un verdadero hit, pero lo cierto es que no querrás tomarte esto en sentido literal. Las lágrimas están compuestas por agua y minerales que ayudan a mantener los ojos limpios e hidratados, protegiéndonos de las infecciones. Además de la compleja relación que tienen con las hormonas y lo que refiere a lo emocional, la secretación de las lágrimas es fundamental tanto para los ojos como para nuestro bienestar en general.

La pus de los granos te protege de infecciones

¡Ahora sí que mamá estaba en lo correcto! Seguramente te veía apretando esos asquerosos granos mutantes frente al espejo, saliendo de tu cara con colores rojizos y desagradablemente amarillentos, y te decía que no hicieras eso. Pues ella tenía razón, el fluido de la pus, de textura espesa y de color amarillo, es una secretación resultante del trabajo de tu sistema inmunológico, generado para proteger el cuerpo de infecciones. Compuesto por células blancas de la sangre, células muertas y tejidos grasos del cuerpo, este fluido protege la zona de posibles infecciones, por lo cual (a menos que tu médico así lo especifique) no debes apretar los granos con pus.

Puedes beber tu orina sin ningún problema

La verdad es que nunca pude llegar a entender a esas personas que beben su propia orina como parte de una terapia que supuestamente traería beneficios al organismo y escribo “supuestamente” pues se ha comprobado que no surte ningún efecto en el cuerpo. Quiero decir, ¿de qué manera beber algo que tu cuerpo expulsa naturalmente porque ya no le sirve de nada va a beneficiarte? Lo que esta comprobado es que uno puede beber su propia orina sin problemas, ni te ayudará ni te dañará, simplemente entrará en tu cuerpo y en poco tiempo se irá nuevamente. Si lo intentas, quizás hagas alguna que otra arcada y termines vomitando...así que... ¡asegúrate de que no haya ningún emetofílico cerca!

Tus flatulencias son inflamables

Todos tenemos gases, todos nos tiramos flatulencias y todas ellas apestan, así que por maś que escuches a esos pudorosos decir que “ellos no sueltan flatulencias” o que "las suyas no tienen mal olor", esto no es cierto. Lo que sí es cierto, además de ser tremendamente gracioso, es el carácter inflamable de los gases. El pedo, término que figura en la RAE para referirse a esa ventosidad que se expele del vientre por el ano, es una secretación gaseosa del vientre que pasa por los intestinos y sale por el recto. Entre otras cosas, este gas presenta dos componentes inflamables: metano e hidrógeno. Con esta composición química, tú o cualquier otro voluntario puede acercar una llama a su trasero en el momento sublime del estruendo y comprobar por su propia cuenta que los pedos son inflamables.

El semen esta lleno de proteínas

Entre los cosméticos que pueden encontrarse en el mercado, cualquiera puede adquirir en forma más económica una máscara de semen y aunque es cierto que aún hace falta más investigaciones para que también puedas comprarlas como píldoras multivitamínicas, el semen humano es un fluido repleto de proteínas. Se estima que unos pocos militros de semen contiene los mismo niveles proteícos que un huevo de gallina hervido, además de tener altos contenidos de vitamina C, calcio y más de otros 30 componentes que benefician la salud.

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