Según la Biblia, Dios nos dijo: “Creced y llenad la tierra, enseñoreaos de ella y principad a los peces del mar y a los volátiles del cielo, y a todo ganado, y a toda la tierra y los reptiles que reptan sobre la tierra”. Lo que no dijo es que todo esto era finito y que si nos multiplicábamos como conejos llegaría el día en que el planeta no podría sustentar a toda la raza humana. Otra razón por la que Dios no es real y no va a salvarnos de nada. Entérate ya.
La Madre Naturaleza sí es real, y es capaz de quitarse al homo sapiens de encima como quien se sacude la caspa de los hombros. Pronto, si las cosas siguen como hasta ahora (y eso parece), las plantas que nos dan semillas morirán, casi todos moriremos congelados y los caníbales albinos mutantes recorrerán la tierra devorando a los que queden.
Como una forma de reconocer este terrible desenlace, nuestras oficinas internacionales se pusieron el sombrero de investigador para averiguar los recursos que más rápido se van a agotar. Ya sabemos que sólo tiras de la cadena cuando vacías el vientre y que trabajas en una oficina verde y todo eso, pero los problemas que se detallan no tienen ahora mismo solución. Solo queda sentarse y ver cómo se desarrolla la larga agonía de este pedrusco flotante al que llamamos hogar.
ESTADOS UNIDOS
EE.UU tiene recursos en abundancia, pero corre peligro de quedarse sin sus doradas olas de grano. Según Steven Stoll, profesor de historia ambiental en la Universidad de Fordham, la tierra cultivables Norteamérica está menguando. Parte del problema es que a los agricultores les resulta más rentable vender sus tierras para desarrollo urbano. El American Farmland Trust estima que entre 1982 y 2007 se perdieron 41 millones de hectáreas de espacio rural por esta razón. La erosión del suelo es otra amenaza: un estudio de la Universidad de Cornell señala que Kansas pierde cada año 650 toneladas de capa cultivable (la capa fértil de medio metro que contiene los nutrientes necesarios para cultivar casi cualquier cosa). Aunque anualmente se exportan más de 130 mil millones de dólares en productos agrícolas, cada vez se exporta menos soja y grano. La industria agrícola estadounidense se mantiene, en parte, porque el precio de los alimentos básicos que se producen sigue siendo alto.
BULGARIA
El principal problema en Bulgaria es que se están quedando sin búlgaros. Según los datos del Centro para Políticas Demográficas de Bulgaria, su población disminuye a una tasa de entre 70 mil y 80 mil personas al año, o seis personas cada hora. ¿Por qué? Nacen cada vez menos bebés, el índice de mortalidad va en aumento, y los jóvenes, con limitadas oportunidades de crecimiento profesional, quieren salir corriendo del país. La fuga de cerebros, de hecho, es evidente desde mediados de los 80. Es probable que estos tres factores sigan existiendo en un futuro cercano: según el Instituto de Estadística Nacional de Bulgaria la población pasó de nueve millones en 1989 a 7,3 millones en 2011. Hacia 2060 la cifra estará por debajo de los seis millones, y en 2134 no quedará un solo búlgaro en el país.
ALEMANIA
Aunque Alemania es uno de los países más influyentes del mundo, no cuenta con bienes tan importantes para la economía como el hierro, el petróleo o el oro. Alemania depende de otros países, y gasta cientos de millones de euros cada año en importar recursos naturales de Europa Occidental, Australia, China y Canadá. La única excepción es el carbón: las minas fueron el motor de su revolución industrial en el siglo XIX y crearon miles de empleos en la cuenca del Ruhr y en el Sarre. Empleos ya no existen, ya que en 2007 el gobierno empezó a eliminar los subsidios para la extracción de carbón mineral. Según Bernd Lehmann, profesor de geociencia en la Universidad Tecnológica de Clausthal, la extracción se había vuelto demasiado costosa, por no mencionar que el país quiere hacer una transición a combustibles que no llenen el aire de humos tóxicos, contribuyendo al cambio climático. “Alemania está en medio de una transición y necesita, de manera urgente, alejarse de los combustibles fósiles”, dice Bernd, aunque apunta que el carbón será una fuente valiosa de energía durante al menos cien años y que la extracción va a la alza en el resto del mundo. Y aunque quizá ya no existirán minas de carbón negro en Alemania, las excavaciones de carbón marrón (lignito, un carbón más contaminante) sigue igual, pues esa industria no depende del gobierno.
MÉXICO
El maíz es la sangre de México; puede que los paleoamericanos empezaran a cultivarlo hace diez mil años, y los mexicanos más pobres obtienen hoy en día la mitad de sus calorías de la tortilla de maíz. Sin embargo, el gobierno tiene que recurrir cada vez más al maíz de EE.UU. desde que el Tratado de Libre Comercio eliminara las barreras comerciales, obligando a los mexicanos a competir con el maíz estadounidense, más barato y con subvenciones del gobierno. La importación de maíz sigue en aumento (creció un 25% el año pasado), a pesar del alza en los precios por la expansión de la industria energética del etanol. Los activistas, con el eslogan “Sin maíz no hay país”, exigen una mayor producción local, pero esto llega a oídos sordos. La disminución de cultivos va más allá de factores políticos y económicos: Adolfo Jiménez, consultor de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), culpa al medio ambiente. “Hace 10 ó 15 años era posible predecir los tiempos de sequía y lluvias. Hoy esto es más difícil y eso afecta a la producción”, dice. Competir con la industria agrícola estadounidense se hace aún más difícil cuando la naturaleza no está de tu lado.
HOLANDA
Holanda es el octavo productor de gas natural en el mundo y el quinto exportador. Extrae el 30% del gas producido en la UE, gracias en parte al gigantesco campo de gas de Groningen, al noreste del país. Pero el fin de las vacas gordas está cerca, algo que hasta los partidarios de la industria admiten. “Holanda es ciento por ciento autosuficiente”, dice Aart Tacoma, especialista ambiental de NOGEPA, una asociación comercial de compañías energéticas holandesas. “La industria del gas en Holanda genera 12 mil millones de euros en fondos públicos cada año. Y ese número va en aumento. Pero el gas es cada vez más escaso, y eso implica que Holanda dependa más del gas importado”. Se estima que los campos de gas natural en el país se agotarán en 70 años, y cuando eso ocurra, su economía tendrá serios problemas. “Tendremos que importar de Rusia y Noruega, pero ellos tienen otro tipo de gas, lo que nos obligará a construir otro tipo de hornos”, dice Aart. “Los ingresos fiscales y la tasa de empleo también caerán”.
ESPAÑA
El carbón vive una agonía que, según Manuel Regueiro, profesor en el Departamento de Cristalografía y Mineralogía en la Complutense de Madrid y voz autorizada en el IGEM (Instituto Geológico y Minero de España), se debe a causas políticas y económicas. “En España hay reservas inmensas de carbón, lo que pasa es que es un mercado intervenido por el Estado”. Y el Estado debe acatar directrices de la CEE, como la de no otorgar más subsidios al sector, lo que se traduce en el cierre progresivo de las explotaciones menos rentables. En España, el carbón se utiliza en tres sectores, “el de la producción de electricidad, la siderurgia y la fabricación de cemento”, con un pequeño remanente para la calefacción doméstica. “En el sector térmico se consumen 14 millones de toneladas anuales; en la siderurgia, dos millones; en la industria del cemento, 780 mil toneladas, y medio millón en usos domésticos y otras industrias, con exportaciones, principalmente a Francia y Marruecos, que ascienden a unas 600 mil toneladas”,desglosa Regueiro. Entre 18 y 22 millones de toneladas se extraen al año. Su aporte al PIB español es residual, un 1%, pero sigue siendo importante para el mix enérgético. “El carbón representa el 7% de la producción de energía eléctrica. Teniendo en cuenta que la nuclear no se va a ampliar y que muchas centrales de ciclo combinado están paradas, la pérdida de ese 7% sería un problema para el país”. Carestía energética, desempleo, pérdida de competitividad... “Lo que no producimos lo tenemos que importar, y eso tiene un coste”.
ITALIA
Cada año se pescan entre 50 mil y 80 mil toneladas de sardinas y anchoas en los mares de Italia, pero debido a prácticas poco respetuosas con el medio ambiente es cuestión de tiempo que el país se quede sin estas delicias saladas. Gran pare de la culpa la tiene la pesca de arrastre, consistente en arrastrar una red suspendida entre dos barcos por encima del lecho marino. Esta práctica es norma en zonas como Chioggia, Pila di Porto Tolle y el Estrecho de Sicilia, y el número de barcos de arrastre ha aumentado un 130% entre 1995 y 2012. Ni el gobierno ni la UE han realizado estudios para determinar los efectos de este tipo de pesca (la llaman “experimental”, aunque se utiliza desde hace más de 15 años), y muchos aseguran que ha tenido un impacto devastador. Según Allesandro Gianni, director de Greenpeace en Italia, las poblaciones de anchoa y sardina se han reducido más de 75% desde los años 90. Esto ha llevado a un aumento de los precios, lo que a su vez ha llevado pescar más: un círculo vicioso. Greenpeace advierte que la sobreexplotación provocará una escasez de anchoas y sardinas tan dramática que los pueblos que dependen de esta industria se colapsarán. Y los italianos se quedarán sin el ingrediente favorito de sus pizzas.
AUSTRALIA
En los últimos dos siglos Australia ha experimentado un mayor declive de su flora y fauna que los otros continentes, y en un futuro próximo esto pasará factura al ambiente y la economía. Nicholas Mikhailovich, del Instituto para Futuros Sostenibles de la Universidad de Tecnología en Sidney, dice que a medida que plantas y animales se extingan será más difícil para la naturaleza la polinización natural de los cultivos, y para los humanos cultivar las plantas que nos mantienen con vida. También está el turismo, una industria que aporta 35 mil millones de dólares anuales y representa el 2,5 por ciento del PIB australiano. Sólo el Parque de la Gran Barrera de Coral genera 5.400 millones de dólares al año, pero ten por seguro que cada vez menos gente visitará el lugar si los arrecifes y su fauna mueren por la acidificación del océano, lo que según Nicholas ocurrirá hacia 2050. La gran amenaza a la biodiversidad en Australia es la mayor industria del país, la minera. Los ecosistemas más frágiles, como el Desierto de Simpson, el Kimberley y Cairns, han sido señalados como futuros proyectos mineros. Por desgracia, la dependencia económica de Australia de sus minas (un 10% del PIB) garantiza que plantas y animales seguirán en ruta de extinción.
SUECIA
La industria maderera en Suecia se conoce como “la columna de la economía sueca”, pues la madera es una de las principales exportaciones del país y más del 60% de su territorio es boscoso. Esto no significa que los suecos vivan en un paraíso forestal; muchos bosques son de recuperación, están controlados por el gobierno y los taladores, siendo bosque primigenio apenas el 1%. Es un gran problema, porque aunque se plantan cien millones de hectáreas al año para reemplazar los 80 millones de hectáreas taladas, los bosques cultivados no producen esos viejos árboles conocidos como madera muerta, que da sustento a pequeños organismos y son vitales para el ecosistema forestal. Según el entomólogo Gunnar Isacsson de la Agencia Forestal Sueca, se necesitan miles de años para generar suficiente madera muerta para que ciertas criaturas puedan vivir, y debido a la desaparición casi absoluta de los bosques primigenios en Suecia a causa de la industrialización, varias especies (como el pájaro carpintero de lomo blanco y el escarabajo de antenas largas) han desaparecido o están en peligro de extinción.
REINO UNIDO
Los campos de gas natural en el Mar del Norte han generado mucha riqueza en las últimas décadas, pero eso está quedando en el olvido. La producción alcanzó su límite en 2000 y se ha registrado una marcada disminución desde entonces. GB se convirtió el año pasado en importador neto de gas natural, algo que nadie quería ver. El problema, en parte, es que el país usa este recurso para producir gran parte de su electricidad gracias al dash for gas de los 90, cuando se construyeron varias plantas energéticas de gas, un recurso que era accesible y barato. Es casi imposible predecir cuándo se acabará el gas en el Mar del Norte, porque las reservas y la facilidad de extracción afectan el precio, lo que cambia la demanda, pero si la producción sigue decayendo al ritmo actual, llegará a cero en 2015. Eso implica que el gobierno tendrá que comprar todo el gas a otros países (la principal fuente es ahora Qatar). Es fácil imaginar un futuro en el que GB dependa de distintos países para cubrir su demanda energética, y eso podría tener consecuencias como la escasez, un aumento de precios y, en el peor de los casos, guerras por los recursos.
AUSTRIA
Todos los expertos con los que hablamos están de acuerdo en que Austria no se quedará sin recursos naturales en un futuro próximo. El país es rico en petróleo, cobre, zinc, lignito, madera, hierro, minerales y magnesita, y varias industrias extraen 169 millones de toneladas al año. Robert Holnstiener, del Ministerio Federal de Economía, Familia y Juventud. dice que cualquier escasez que sufra el país se deberá a problemas geopolíticos y no a la falta de recursos. Sin embargo, la industria agrícola está en problemas, pues las pequeñas granjas son cada vez menos provechosas. A diferencia de Estados Unidos, estas granjas no están siendo reemplazadas con proyectos urbanos sino con bosques, los cuales no serán saqueados por taladores ya que Austria todavía importa madera. Al parecer, a los austríacos les va bien la idea de abandonar sus granjas y dejar que la naturaleza siga su curso.
POLONIA
Según el Instituto de Geología de Polonia, el país se quedará sin zinc y plomo antes que otros minerales. El plomo se utiliza para producir baterías, cables, ductos, pintura y esas enormes láminas que usas en el dentista cuando te sacan rayos X. El zinc se usa sobre todo como anticorrosivo, evitando que las cosas se oxiden y se rompan. Mirosław Rutkowski, portavoz del Instituto de Geología de Polonia, dice que es difícil predecir la condición de los recursos naturales de su país en el futuro, pues no sabemos dónde nos llevará la tecnología. Hace veinte años nadie se habría imaginado que buscaríamos litio, usado para las baterías de los teléfonos móviles. Lo que es seguro es que Polonia seguirá necesitando plomo y zinc mucho después de que sus reservas se hayan agotado.
BRASIL
El niobio es un metal gris, suave, brillante y poco conocido que vale más que el oro. Es tan maleable y flexible que se ha vuelto esencial para la industria espacial, la tecnología nuclear y de construcciones pesadas, así como para la producción de instrumental médico como prótesis y componentes para máquinas de resonancia magnética y escáneres de tomografía computerizada. El niobio es resistente a la corrosión y las altas temperaturas. Brasil tiene el 98% de las reservas, y casi el 75% del niobio que se usa en el mundo procede de una sola mina, en la ciudad de Araxá, al sudeste del país. Pero el niobio no estará ahí siempre.¿Qué hará el mundo cuando Brasil se quede sin este recurso? Algunos minerales que lo podrían reemplazar son el titanio, el tungsteno y el tantalio, pero son alternativas más costosas. Con suerte encontraremos otro metal mágico antes de que le digamos adiós al niobio. Pero esto podría ser dentro de cientos de años y para entonces ya estaremos muertos.
Vice.com
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