‘Hoy no cariño, me duele la cabeza”. Esta frase típica-tópica que hemos visto en películas y escuchado en chistes como excusa para rechazar el sexo, debería estar más actualizada. Apuesto lo que queráis, a que sabéis por qué expresión debería ser substituida, ¿verdad?. Yo lo tengo claro: ‘Ahora no, cariño, tengo dolor de espalda’.
En efecto, las dolencias de la espalda no respetan ni hombres ni a mujeres, afectan tanto a quienes llevan una vida sedentaria como a aquellos cuyo trabajo requiere el movimiento y la fuerza física. Por no hablar de edades; hoy en día los jóvenes están tan expuestos como las personas de más edad, debido al empleo abusivo de las nuevas tecnologías.
La Organización Mundial de la Salud anunciaba hace pocos meses que la lumbalgia es la principal causa de baja laboral. Y yo me pregunto ¿es, acaso, el motivo más común para abandonar la práctica frecuente del sexo?
No se tienen datos al respecto obtenidos de muestras sociológicas, pero personalmente sí he podido hablar con muchos de mis pacientes sobre este tema y, claro, la respuesta es afirmativa: ‘sí, he renunciado al sexo por problemas de espalda’.
De un lado está el dolor real, que nos impide practicar el sexo con la pasión con la que nos gustaría, o incluso a veces, nos mantiene inmóviles en cama. Del otro, el miedo, la prudencia, que nos susurra al oído: ‘mejor hoy no, no vaya a ser que te hagas daño, ahora que estás mejor…’
No puede ser. El sexo nos hace felices, y más allá de sus bondades fisiológicas, es salud. Así pues, prestad atención a los siguientes consejos, para que la espalda no se convierta nunca en un problema a la hora de hacer el amor.
- Antes: prepara tu cuerpo para el sexo. Al igual que en el deporte, no está de más calentar un poco la zona antes . Pensarás que esta actitud es un poco ‘fría y calculadora’, pero si tu problema es serio, tienes que cuidarte. Una ducha previa de agua caliente también te va a ayudar.
Cuando el sexo sea espontáneo y pierdas la cabeza, procura que el único pensamiento que te quede sea para controlar tus posturas.
- Durante: Infórmate de qué posturas son las mejores para tu problema específico. Si tienes hernia discal, nunca te pongas boca abajo o en la postura ‘del perrito’. Boca arriba y con un almohadón bajo las lumbares estarás más cómoda y te podrás olvidar de tu dolencia.La ‘cucharita’ tampoco te favorece puesto que todo el movimiento y el empuje se concentra en la zona.
Si las cervicales son tu punto débil, también te recomiendo que te tumbes boca arriba y con el cuello bien sujeto a la almohada. Nada de posturas tipo ‘perrito’, pero sí puedes sentarte a horcajadas sobre él, manteniendo recta tu espalda.
- Después: si has notado dolor, actúa de inmediato. No lo dejes pasar, para después entregarte a los analgésicos. Te he comentado ya en varias ocasiones que pueden producirte adición. Aplícate frío sobre la zona inflamada y estírala durante varios días hasta que pase la molestia. Recuerda: yoga, pilates y quiropráctica pueden ayudarte.
Que seáis muy felices y que no os falte el sexo esta semana,
Ata Pouramini es autor del libro “Tú eres tu medicina”. Es Doctor en Quiropráctica y posee en Valencia una de las consultas más importantes del mundo . Licenciado en Ciencias Humanas, es experto en nutrición y orientador en salud.
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