En los últimos tres años, unos 100.000 elefantes han sido cazados y muertos en Camerún. Tras extraerles los colmillos, los guerrilleros intercambian el marfil por armas y dinero para seguir aterrorizando a las aldeas.
El grupo guerrillero más activo en el tráfico de marfil en esa zona de Africa es Boko Haram. Quiere crear un estado islámico al norte de Nigeria. Su zona de actuación es Nigeria y Camerún.
La cifra de 100.000 elefantes muertos viene de un estudio realizado por George Wittemyer, de la Universidad de Colorado. Fue publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy os Sciences.
Los terroristas cercan a los elefantes y luego les lanzan granadas y los acribillan con fusiles de asalto como el AK-47, según este estudio que fue publicado también en National Geographic.
¿Adónde va ese marfil? Los principales compradores de marfil son miembros de las burguesías asiáticas, de China especialmente, que desde hace años viven un gran impulso económico. Allí hay talleres de talladores, que los convierten en figuritas, en palillos de comida o anillos. El precio del marfil ha pasado de seis dólares el kilo en los años 80, a 3.000 dólares hoy día, gracias a la voracidad china.
Se calcula que a escala mundial se trafica cada año con 400 toneladas de marfil procedentes de 50.000 elefantes según un estudio de C4ADS y Born Free Usa citado por New Scientist. Cuatro elefantes caen a la hora. El negocio mueve 1.000 millones de dólares al año en los destinos finales.
No todo ese marfil procede de las zonas controladas por Boko Haram. También hay cazadores furtivos y otros grupos terroristas en otros países africanos, como Al Shabah (rama de Al Qaeda) en Kenia y Somalia, que puede obtener entre 200.000 y 600.000 dólares de ingresos mensuales gracias al marfil, según Elephant Action League, citado por Washington Times.
También hay otro grupo terrorista en Africa Central: el Ejército de Resistencia del Señor (mezcla religiosa), que lidera el sanguinario Joseph Kony.
De seguir este ritmo de carnicerías, en menos de 10 años se acabarán con los restantes 400.000 elefantes que quedan en Africa. Se extinguirá esa especie.
Las organizaciones conservacionistas lograron convencer a la cineasta Katryn Bigelow, directora de En tierra hostil, para que realizara un documental sobre el tráfico de marfil. (Ver abajo). Se titula ‘Los últimos días’. Es dramático y dura pocos minutos.
Algo tan inocente como usar unos palillos chinos hechos de marfil para comer comida asiática esconde en realidad un negocio basado en la matanza de animales, y en la financiación ilegal de guerrillas que extorsionan a poblaciones en Africa, secuestran niños y niñas y asesinan a campesinos.
La organización humanitaria Médicos sin Fronteras ha llegado a publicar anuncios en las páginas principales de Google para pedir ayuda económicapara asistir médicamente a las personas atacadas por Boko Haram.
Una de las formas de detener las matanzas de animales, y, en consecuencia, la financiación de los grupos terroristas que atacan y diezman poblaciones, es negarse a comprar productos hechos de marfil.
El marfil más preciado es el del elefante, pero también procede de otros animales como hipopótamos o morsas.
A pesar de la Convención Internacional sobre el Tráfico de Especies en Peligro firmada en 1989, el comercio ilegal de marfil prosigue en países con escaso control y mucha corrupción. Se permite solo el tráfico legal y controlado, pero es muy difícil averiguar cuál es el origen. Por eso, el sitio de subastas por internet eBay prohíbe cualquier anuncio relacionado con venta de marfil.
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