miércoles, 20 de mayo de 2015

La espeluznante escalera del Pailón del Diablo



No sé por qué no tiene la fama que merece un sitio tan espectacular como este rincón de Ecuador; quizá sea debido a que a este país aún le falta dar ese salto final para convertirse en un destino de gran demanda. Pero belleza no le falta y éste lugar del que vamos a hablar es un buen ejemplo: el Pailón del Diablo, junto a la Cascada de Río Verde.
Está en la provincia de Tungurahua, a dieciocho kilómetros de una ciudad llamada Baños de Agua Santa, y constituye su principal atractivo turístico. Se trata de una zona de gran belleza natural, caracterizada por la confluencia de dos parque nacionales: el de los Llanganates, donde se ubica la cordillera homónima, y el Sangay, cuyo elemento más destacado es el conocido volcán homónimo.
Espeluznante escalera Pailon Diablo 2
Por allí, serpenteando entre peñascos, fluye el Río Verde, una corriente turbulenta que de vez en cuando se ve obligada a salvar los abruptos desniveles montañosos y lo hace en forma de vistosas cascadas, origen de toda una ruta temática para viajeros con ganas de aire libre. Se realiza a través de una serie demiradores conectados por puentes y escaleras, siendo el Pailón del Diablo la estrella de todo el conjunto.
Es un imponente salto de agua de un centenar de metros de altura que, como otros de su estilo, lanza esa combinación de efectos visuales (neblina, vapor, espuma, el tono turquesa de la superficie), sonoros (el ensordecedor romper del torrente al caer sucesivamente sobre tres plataformas rocosas) y táctiles (la mojadura está garantizada, sólo a base de la humedad ambiental, pero sin problema porque la temperatura del agua ronda los veintitrés grados) que tanto nos atraen.
Espeluznante escalera Pailon Diablo
Pero, siendo impresionante de por sí, la cosa aún mejora con las escalofriantesescaleras que suben por el risco para poder contemplarlo todo desde lo alto. Tallados en la piedra y extremadamente resbaladizos por el agua que los riega saltando desde la cascada, algo que no asusta a los montones de visitantes que se atreven a ascender por ellos, constituyen un camino inaudito y un espectáculo de postal único. Además hay un puente colgante, así que imaginen la experiencia.
Por cierto, un pailón es una hondonada; en este caso se refiere a la que forma la cascada al caer. Lo del Diablo tiene una explicación menos prosaica y es que, según las gentes locales, a veces se adivina la faz del demonio perfilada por la conjunción del agua sobre las rocas.
LaBrújulaVerde.com

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